La izquierda latinoamericana, junta pero no revuelta
A pesar de que la mayor¨ªa de los Gobiernos de la regi¨®n es de corte socialista, existen grandes diferencias entre los mandatarios
El pasado 1 de marzo, con las calles de Montevideo tomadas por cientos de miles de personas festejando el cambio de Gobierno, Tabar¨¦ V¨¢zquez juraba el cargo de presidente de Uruguay. En el mapa de Latinoam¨¦rica otro pa¨ªs pasaba a ser gobernado por un partido de izquierdas en lo que algunos llaman el "efecto domin¨®" de la nueva izquierda latinoamericana, aunque otros analistas advierten de que, a pesar de llevar la misma etiqueta, existen profundas diferencias entre los mandatarios de la regi¨®n. En las mismas jornadas, durante las reuniones bilaterales y actos p¨²blicos, fueron patentes las diferencias de estilo entre V¨¢zquez, moderado y apelando a la austeridad; el brasile?o Luiz In¨¢cio Lula da Silva, m¨¢s populista, o el venezolano Hugo Ch¨¢vez, con un estilo m¨¢s agresivo en su discurso.
"Los movimientos actuales responden a un descontento general", explica un experto
"Es que se llama a todo izquierda, pero cada fuerza es heterog¨¦nea", dice el profesor Bouzas
La afinidad ideol¨®gica de los Ejecutivos no garantiza el avance de los proyectos regionales
"Lo que se conoce como nueva izquierda en Latinoam¨¦rica no es el resultado de un proceso claro. Est¨¢ formada en gran parte por todos aquellos que se quedaron sin cobertura tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y ahora se han pasado a la socialdemocracia", opina Rodrigo Vega, del Centro Latinoamericano para las Relaciones con Europa, con sede en Santiago de Chile. La idea tradicional de izquierda en Am¨¦rica Latina se ha terminado, seg¨²n Vega, y lo que existe en la actualidad es m¨¢s bien una reacci¨®n a una situaci¨®n generada por la frustraci¨®n ante el fracaso econ¨®mico. "Los movimientos actuales responden m¨¢s bien a un descontento general, a la existencia de carencias y a la inseguridad social", subraya Vega. Dicho descontento, seg¨²n este analista, tiene su origen cuando, tras el fin del comunismo, Latinoam¨¦rica "sigue las recetas de Estados Unidos" con unos resultados "generalmente malos".
Los indicadores econ¨®micos avalan esta opini¨®n sobre el desarrollo econ¨®mico. Durante los a?os noventa, con casi todos los pa¨ªses de la regi¨®n disfrutando de reg¨ªmenes democr¨¢ticos m¨¢s o menos asentados, el producto interior bruto (PIB) de la regi¨®n se increment¨® en un 2,5% anual de media, mientras que en los setenta -en la ¨¦poca m¨¢s dura de las dictaduras militares- lo hizo en un 5,9%. Los ¨ªndices de pobreza se han disparado y casi ning¨²n pa¨ªs -con la excepci¨®n de Chile- ha sido capaz de reducirlos. En Argentina se sit¨²an cerca del 40%, lo mismo que en Brasil y en Venezuela en el 34%. Uruguay, con la tasa m¨¢s baja de la regi¨®n, tiene a un 15,4% de la poblaci¨®n bajo el umbral de pobreza. "Y es aqu¨ª donde surge la lucha contra la globalizaci¨®n neoliberal", explica Vega. "La apertura provoca reticencias, aunque la gente es consciente de que hay que buscar la apertura, pero el tema es c¨®mo combinar el crecimiento con la equidad".
Desde Argentina, Chile es puesto como ejemplo de Gobierno de izquierdas que garantiza estabilidad institucional, con lo que logra desarrollar un modelo de crecimiento sostenible que atrae a la inversi¨®n extranjera. Independientemente de su ideolog¨ªa, los Gobiernos chilenos no han roto con la econom¨ªa de mercado -o el capitalismo-, dejado como herencia econ¨®mica por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). "El presidente Lagos, que ya no es socialcristiano como sus antecesores, sino declaradamente socialista, ha confirmado este rasgo esencial de la democracia chilena. De triunfar en las pr¨®ximas elecciones su ex ministra, la socialista Michelle Bachelet, continuar¨¢ la obra de Lagos", destacaba en el diario La Naci¨®n el periodista y polit¨®logo Mariano Grondona, quien contrapone la izquierda "racional", encarnada en la regi¨®n por Lagos, a la izquierda "irracional", apegada a un discurso anticapitalista. Grondona no sabe d¨®nde situar la gesti¨®n de N¨¦stor Kirchner en Argentina.
La distancia de las izquierdas entre Chile y otros gobiernos de similar tendencia, en teor¨ªa, qued¨® plasmada en Montevideo el pasado 2 de marzo, apenas 24 horas despu¨¦s de que Tabar¨¦ V¨¢zquez jurara como presidente de Uruguay. En un c¨¦ntrico hotel de la capital se reun¨ªan el venezolano Ch¨¢vez, el brasile?o Lula y el argentino Kirchner. Lagos ni siquiera fue invitado a la cita. "Es que se le llama a todo izquierda, pero cada uno es una fuerza pol¨ªtica heterog¨¦nea", indica Roberto Bouzas, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad San Andr¨¦s de Buenos Aires, para quien la izquierda en Uruguay y Brasil viene de la oposici¨®n, en Argentina forma parte del mismo partido que ya estaba en el Gobierno y en Chile responde a un movimiento de car¨¢cter militarista y nacionalista. Para Bouzas, muchas veces son otros factores los que aglutinan a los mandatarios de la regi¨®n m¨¢s all¨¢ de una afinidad de ideolog¨ªa izquierdista. "Lo que acerca a Ch¨¢vez y a Kirchner es m¨¢s el nacionalismo que la derecha o la izquierda".
A pesar de las diferencias -y aunque con matices en el caso venezolano-, los nuevos gobiernos de izquierda en Latinoam¨¦rica tienen una serie de denominadores comunes: la llegada al poder por la v¨ªa de las urnas (Ch¨¢vez, en diciembre de 1998; Lagos, en diciembre de 1999; Lula, en octubre de 2002; Kirchner, en abril de 2003, y V¨¢zquez, en octubre de 2004); la toma de conciencia de que la uni¨®n en la acci¨®n exterior, tanto pol¨ªtica como econ¨®mica, es m¨¢s efectiva que la negociaci¨®n por separado (fortalecimiento del Mercosur, alianza de Brasil y Argentina con Venezuela), y la voluntad de buscar f¨®rmulas de financiaci¨®n y desarrollo alternativas (nuevos mercados de exportaci¨®n petrol¨ªfera para Venezuela o intentos de atraer la inversi¨®n china en Argentina, entre otros ejemplos).
?En qu¨¦ campo puede ser colocado Tabar¨¦ V¨¢zquez? Por formaci¨®n y trayectoria pol¨ªtica, est¨¢ m¨¢s cerca de un intelectual moderado como Lagos que de un sindicalista populista -pero moderado, con gran respeto por el equilibrio en las cuentas p¨²blicas y una fluida relaci¨®n con los organismos internacionales una vez llegado al poder- como Lula. Aunque la geograf¨ªa manda y puede decidir las actuaciones de gobierno del nuevo mandatario uruguayo. "Tabar¨¦ no es un populista, y eso explica su moderaci¨®n en su primer discurso como presidente", afirma Bouzas. "Para Uruguay es b¨¢sico recomponer un tipo de Mercosur que funcione mejor de lo que funciona, pero lo decisivo ser¨¢ c¨®mo funciona la relaci¨®n entre Brasil y Argentina, que est¨¢ oxidada". "Hay veces en que estos gobernantes tienen que emplear dos discursos", apunta Rodrigo Vega. "Por ejemplo, Lula tiene que mantener tranquilos a los mercados, pero tambi¨¦n tiene que contentar a sus bases y Kirchner tiene un discurso parecido".
Esta pol¨ªtica de equilibrio no le est¨¢ resultando f¨¢cil a Lula. Por una parte, tiene que realizar delicadas maniobras ante las presiones ejercidas por sus bases y un sector importante de su partido -el Partido de los Trabajadores (PT)-, para que las prometidas reformas sociales avancen r¨¢pidamente. Por otra, tiene que atender a las recomendaciones marcadas por un sector m¨¢s pragm¨¢tico que advierte de que sin desarrollo econ¨®mico -con todo lo que ello supone de inversiones extranjeras y pol¨ªticas coordinadas con el FMI- no hay progreso social. De hecho, en los ¨²ltimos meses han aparecido importantes tensiones en el interior del PT que, por ejemplo, el pasado febrero llevaron al partido a perder la presidencia del Parlamento, un puesto estrat¨¦gico que marca la agenda pol¨ªtica del pa¨ªs. Son numerosas las voces que hablan de dos partidos y dos maneras, antag¨®nicas, de entender lo que es la nueva izquierda latinoamericana.
Otra paradoja que se est¨¢ produciendo es que, aunque haya gobiernos de ideolog¨ªa af¨ªn, esto no garantiza que se puedan llevar a cabo con m¨¢s facilidad los proyectos comunes de la regi¨®n, como el Mercosur o la resoluci¨®n de problemas similares como las negociaciones con los organismos financieros internacionales. "Desde Chile se mira con escepticismo el tema del Mercosur. Las disputas son grandes y las reglas del juego no son ni estables ni serias. Hay que preguntarse si existe realmente una voluntad de integraci¨®n", dice el especialista chileno, para quien el liderazgo del Brasil de Lula no se puede poner en duda, "pero en Europa, Alemania puso dinero y aqu¨ª la cosa no est¨¢ clara".
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