Pa¨ªses Bajos retrasa la apertura del archivo digital de sospechosos de colaborar con los nazis para garantizar la privacidad
El registro de los expedientes de 425.000 neerlandeses que fueron se?alados por colaboracionismo deb¨ªa poder consultarse libremente a partir de este 2 de enero. De momento, solo podr¨¢ hacerse con cita previa y en persona para proteger los datos de los que a¨²n est¨¦n vivos
La apertura definitiva al p¨²blico del archivo digitalizado de los expedientes penales de los sospechosos de colaborar con los nazis en Pa¨ªses Bajos durante la II Guerra Mundial ha chocado con la Autoridad de Datos Personales neerlandesa. Prevista para este 2 de enero, 80 a?os despu¨¦s del final de la contienda, contiene informes y fotos de 425.000 personas investigadas de ayudar a los nazis, de las que solo una peque?a parte fueron juzgadas. Son 30 millones de documentos, diarios y cartas, y para no violar la intimidad de los que pudieran estar vivos, protegida por ley, el acceso no podr¨¢ ser ilimitado. Por ahora, la versi¨®n digital se restringir¨¢ a familiares y otras personas que puedan presentar una solicitud razonada para ver los datos, y la consulta deber¨¢ realizarse en persona.
El Archivo Central para la Jurisdicci¨®n Especial (CABR, en sus siglas en neerland¨¦s), que es el nombre oficial, est¨¢ incluido en la sede del Archivo Nacional, en La Haya. Es un registro excepcional en Europa y lo que s¨ª podr¨¢ hacerse a partir de este jueves es ¡°consultar en su web, a trav¨¦s de una direcci¨®n espec¨ªfica, un listado de nombres para comprobar si estos cuentan con un expediente¡±, explican fuentes de la instituci¨®n.
El CABR es considerado un ¡°testigo silencioso del Holocausto¡±, seg¨²n lo define el ministro de Educaci¨®n, Cultura y Ciencia, Eppo Bruins, pero el retraso en la apertura en l¨ªnea de la informaci¨®n que contiene muestra el eco social que un listado de esta ¨ªndole, de sospechosos de colaboracionismo, sigue teniendo 80 a?os despu¨¦s de la guerra. En estos momentos, el ministerio prepara una enmienda legislativa para que el archivo aparezca en l¨ªnea para todo el mundo. La soluci¨®n actual ¡°dista de ser ideal, pero este archivo tiene un valor incalculable para la investigaci¨®n hist¨®rica, la memoria de la II Guerra Mundial y para los familiares¡±, ha declarado a la agencia neerlandesa de noticias, ANP.
¡°Con la digitalizaci¨®n, no solo podr¨¢ buscarse el nombre de una persona, ya fuera condenada o sospechosa¡±, ya que podr¨¢n cruzarse los datos y ver su relaci¨®n ¡°con otros ciudadanos y las v¨ªctimas a lo largo de todo el pa¨ªs¡±, explica al tel¨¦fono, el historiador Kees Ribbens. Especializado en la cultura de la memoria de la II Guerra Mundial, sostiene que la consulta digital ¡°permitir¨¢ por primera vez a los familiares de las v¨ªctimas encontrar informaci¨®n sobre su destino gracias a las conexiones que pueden establecerse¡± a partir de los nombres de los sospechosos de denunciar, por ejemplo, a vecinos jud¨ªos. Al mismo tiempo, ¡°existe el temor de que la gente busque por curiosidad el apellido de sus vecinos o de otros residentes en sus poblaciones¡±. ¡°Y hay m¨¢s de 400.000 personas en este archivo¡±, recuerda.
Los ficheros del CABR incluyen los nombres e historial judicial de 425.000 sospechosos. Esta condici¨®n pod¨ªa darse por colaboracionismo o por haber pertenecido al Movimiento Nacional Socialista en Pa¨ªses Bajos (NSB, que funcionaba como una filial del partido nazi alem¨¢n), por traici¨®n y por alistarse en el Ej¨¦rcito alem¨¢n. Pero en los expedientes judiciales hay tambi¨¦n cartas de exculpaci¨®n y de los intentos de familiares y amigos de liberar a los sospechosos. La gran mayor¨ªa no lleg¨® a ser inculpada en un proceso. ¡°De la cifra total, 66.000 fueron juzgados, hubo 140 penas de muerte y 40 ejecuciones¡±, dicen portavoces del archivo. El resto de estos procesados recibieron penas de c¨¢rcel.
El proceso de digitalizaci¨®n continua ¨Del plan es que est¨¦ lista hacia 2027¨D y protege la identidad de los que no se tiene la prueba de su fallecimiento. A pesar del frenazo a su apertura total para todo el p¨²blico, y de que no se podr¨¢n hacer copias o fotos y distribuirlas, se est¨¢ creando una instalaci¨®n temporal en la sala de lectura del Archivo Nacional que permitir¨¢ a familiares supervivientes e investigadores b¨²squedas en el entorno ya digitalizado. ¡°La petici¨®n para poder entrar puede estar resuelta en el plazo de unas seis semanas¡±, indican las mismas fuentes del archivo. Adem¨¢s del acceso al expediente, se prepara un programa para facilitar la lectura de las cartas enviadas a la c¨¢rcel y ¡°facilitar su traducci¨®n a otras lenguas¡±.
Los documentos son todos de ¨ªndole legal y relativos a las investigaciones y a los juicios, y esta informaci¨®n se ha presentado en el contexto hist¨®rico de una guerra en la que tambi¨¦n pudo haber acusaciones falsas, aclara Ribbens. ¡°Es el problema de las fuentes, conocido por los historiadores, y hay que ser cr¨ªtico con lo que pretenden decir¡±. ¡°Dado el entorno digital, est¨¢ bien que se haya contextualizado¡±, a?ade. Frente a la posibilidad actual de una consulta del expediente en papel, con la versi¨®n en l¨ªnea se podr¨¢ ampliar la b¨²squeda de datos al entorno de los denunciados, ¡°sus redes de contacto, origen social o trayectoria¡±. En su opini¨®n, a medida que m¨¢s gente acceda a este tipo de archivos, se ¡°ver¨¢ que la guerra est¨¢ llena de grises¡±.
Ribbens dice que la contienda ¡°se suele ver en blanco y negro, y hubo oportunismo, y no se puede excusar¡±. ¡°Pero la ocupaci¨®n fue compleja¡±. En este punto, recuerda un sondeo efectuado entre 2023 y 2024 por el Centro Nacional sobre Psicotrauma, acerca de si persisten los recelos para trabajar, hoy en d¨ªa, con descendientes de miembros del NSB. ¡°Una quinta parte de la sociedad no se siente c¨®moda con la idea de que los hijos de esos padres ocupen cargos p¨²blicos, como pol¨ªticos o alcaldes¡±. Eso muestra la pervivencia del trauma de la guerra, ¡°y que pasar¨¢ m¨¢s tiempo hasta que la sociedad en su conjunto sienta que ya no lo es tanto¡±, concluye.
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