El Unabomber italiano
La justicia veneciana persigue a un criminal que coloca minibombas
No reivindica sus acciones ni env¨ªa mensajes a nadie; hiere gravemente, pero no mata, y hoy, casi 11 a?os despu¨¦s de su primer atentado, la polic¨ªa italiana permanece tan lejos de ¨¦l como en 1994. El misterioso personaje que coloca bombas de peque?a potencia en juguetes, golosinas, iglesias, productos alimenticios, jardines p¨²blicos y playas ha vuelto a actuar la pasada semana en su territorio del noreste veneciano hiriendo a una ni?a que encend¨ªa una vela en misa y, probablemente por casualidad, uno de sus artefactos ha llegado a Rumania. La prensa le llama Unabomber, el nombre que eligi¨® para s¨ª el ecoterrorista estadounidense Ted Kaczynsky.
Un elemento pol¨¦mico se ha a?adido al caso Unabomber. Una serie policial llamada RIS, delitos imperfectos, emitida por Canale 5, el canal principal de Silvio Berlusconi, hizo del desconocido criminal el hilo conductor de sus episodios. Y, tras varios cap¨ªtulos en los que reprodujo atentados cometidos por el Unabomber, en la emisi¨®n del 12 de enero invent¨® una nueva acci¨®n: el sacrist¨¢n de una iglesia encend¨ªa un cirio que le estallaba en las manos, desfigur¨¢ndole el rostro y haci¨¦ndole perder medio brazo. En la ficci¨®n, el Unabomber hab¨ªa ocultado en el cirio una de sus bombas.
Ha vuelto a actuar el misterioso personaje que inserta explosivos en juguetes, cirios de iglesias y golosinas
El Unabomber real deb¨ªa seguir con gran atenci¨®n la serie que homenajeaba sus ataques, porque el pasado d¨ªa 13, en una iglesia cercana a Venecia, reprodujo la idea de los guionistas. La misa de las once estaba terminando cuando una ni?a de seis a?os, Greta, coloc¨® una vela en un orificio de la consola votiva. En ese momento se produjo una explosi¨®n que arranc¨® a la ni?a tres dedos, posteriormente reimplantados con ¨¦xito.
"Esa serie exalta a un criminal que ama la publicidad y le empuja a seguir actuando. Su anterior atentado fue cometido en enero, justamente el d¨ªa en que se emit¨ªa el segundo episodio, y esto no es casualidad", coment¨® irritado Vittorio Borracetti, el fiscal de Venecia que coordina la gigantesca, y hasta hoy infructuosa, investigaci¨®n. El propio Borracetti admiti¨® que las noticias en la prensa supon¨ªan tambi¨¦n un est¨ªmulo para el desconocido: "Cuando lee que tenemos sospechosos y que nos estamos acercando a ¨¦l, intensifica el ritmo de los ataques, como para decirnos que seguimos la pista equivocada".
El Unabomber suele actuar en d¨ªas de fiesta y en lugares muy p¨²blicos. Ocasionalmente se burla de la polic¨ªa, como en marzo pasado, cuando coloc¨® un artefacto en un ba?o del Palacio de Justicia de Pordenone. Su t¨¦cnica se ha refinado con el tiempo: empez¨® rellenando de explosivo dom¨¦stico (una mezcla de fertilizantes y herbicidas) un tubo met¨¢lico; luego aprendi¨® a introducir miniartefactos en huevos, tubos de salsa y latas, y m¨¢s recientemente apunt¨® hacia los ni?os colocando bombas en huevos de Pascua, pistolitas de pompas de jab¨®n y rotuladores. El jueves, unas monjas de Bacau (Rumania) descubrieron una minibomba en una lata de caballa, parte de un env¨ªo de una organizaci¨®n caritativa italiana. La pila del artefacto hab¨ªa caducado y no hubo explosi¨®n.
La Fiscal¨ªa de Venecia trabaja con un perfil psicol¨®gico del criminal realizado con la ayuda del Departamento de Ciencias del Comportamiento de Quantico (Virginia), popularizado por El silencio de los corderos. Se trata de un hombre de entre 35 y 55 a?os que vive solo o con sus padres, con un empleo del que se siente insatisfecho, una gran habilidad manual y afici¨®n por la qu¨ªmica y las armas. Es l¨²cido y prudente. A¨²n m¨¢s inciertos son los motivos que le empujan a atentar, siempre con la intenci¨®n de hacer el m¨¢ximo da?o posible, pero sin causar la muerte. S¨®lo ¨¦l lo sabe.
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