La Ley de Bono / 1
Bajo las encinas de Galapagar, en la escuela de verano Jaime Vera a la altura de julio de 2003, el entonces candidato a la presidencia del Gobierno por el Partido Socialista, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, respondi¨® que, si resultara elegido presidente, en materia de Defensa partir¨ªa de cero. Eran apreciaciones nacidas de la espontaneidad, cuando estas materias todav¨ªa permanec¨ªan ajenas a la perspectiva que a?aden las responsabilidades del poder sobrevenidas, asumidas apenas un a?o despu¨¦s.
Tenemos averiguado que los pa¨ªses serios renuncian al adanismo y nunca parten de cero. Por eso, convendr¨ªa entrar en detalle para observar tanto las novedades como las continuidades reflejadas en el texto del proyecto de Ley Org¨¢nica de la Defensa Nacional, aprobado el pasado viernes en el Consejo de Ministros, mediante su comparaci¨®n con aquel del que trae causa, es decir, el de la Ley Org¨¢nica 6/1980 por la que se regulaban los Criterios B¨¢sicos de la Defensa Nacional y la Organizaci¨®n Militar. Ley derivada de la Constituci¨®n e impulsada en esas fechas por el vicepresidente Manuel Guti¨¦rrez Mellado y por el ministro Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n, miembros del ¨²ltimo Gobierno ucedista de Adolfo Su¨¢rez. Recordemos que pocos meses despu¨¦s tuvimos el golpe del 23-F y que bajo esos escarmientos otra Ley Org¨¢nica, la 1/1984, a iniciativa esta vez del ministro Narc¨ªs Serra, durante el primer Gobierno socialista de Felipe Gonz¨¢lez, incorpor¨® algunas modificaciones aconsejables.
Hasta entonces, se hab¨ªa procedido primero a eliminar los tres ministerios militares, el del Ej¨¦rcito, el de la Marina y el del Aire, para crear un Ministerio de Defensa, encabezado en su inicio por el general Guti¨¦rrez Mellado, a quien hab¨ªan sucedido, en nombramientos sin precedentes desde antes de la guerra, dos civiles: Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n y Alberto Oliart. Pero fue Narc¨ªs Serra el primero en cobrar autonom¨ªa y disponer de una sede propia al apoderarse de la que ocupaba el Ministerio de Cultura en el Paseo de la Castellana. Enseguida, se aplic¨® tambi¨¦n a modificar las leyes que heredaba, todas ellas lastradas por la prevenci¨®n castrense para el caso temido de que un civil asumiera esa cartera. De ah¨ª que todas las normas legales establecieran una muy cuidadosa distinci¨®n entre la et¨¦rea rama pol¨ªtico-adminsitrativa, donde aparcaban a los paisanos, y la decisiva cadena de mando militar, que se reservaban los del uniforme.
Volvamos a la cuesti¨®n, pendientes como estamos de la publicaci¨®n del texto en el Bolet¨ªn Oficial de las Cortes Generales, para que pueda iniciarse su tramitaci¨®n como proyecto de Ley en el Congreso de los Diputados. Se?alemos que las breves consideraciones formuladas en esta columna tendr¨¢n que atenerse a la versi¨®n del anteproyecto facilitada a los portavoces de los distintos grupos parlamentarios en la Comisi¨®n de Defensa. Tambi¨¦n seguir¨¢n las l¨ªneas de las que ha dado cuenta la prensa, a prop¨®sito de las modificaciones introducidas para transar en la mesa del Consejo de Ministros las diferencias afloradas entre los titulares de las carteras de Defensa, Jos¨¦ Bono, y de Interior, Jos¨¦ Antonio Alonso, e incorporar matices sugeridos por los de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, y de Justicia, Juan Fernando L¨®pez Aguilar, estos dos ¨²ltimos en torno a los requisitos de las misiones de las Fuerzas Armadas en operaciones militares fuera de Espa?a y al c¨®digo de conducta enunciado para los profesionales de la carrera castrense.
En las informaciones de estos d¨ªas y en los comentarios editoriales todo han sido salvas de elogio al ministro Bono y felicitaciones por su triunfo en las diferencias que le separaban de su colega de Interior. Pero la nueva Ley, que refuerza el perfil del titular de Defensa, requiere una atenci¨®n que no se le ha prestado. Que nos digan, hasta la exaltaci¨®n pueril, que en adelante las misiones militares en el exterior requerir¨¢n la aprobaci¨®n del Congreso de los Diputados, es insuficiente para justificar una ley del calado que ¨¦sta deber¨ªa tener. Tampoco ahora vamos a sorprendernos por la naturaleza militar del cuerpo de la Guardia Civil, ni nos han explicado la transcendencia del cambio de la denominaci¨®n de Junta por la de Consejo de Defensa. De momento, sabemos que el presidente Zapatero y su talante decidir¨¢n en la pugna ministerial y tambi¨¦n que el consenso sigue pendiente. Continuar¨¢.
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