De la "atenci¨®n digna" al "caos organizativo" en tres a?os

Las consecuencias de las denuncias de supuesto abuso de calmantes en enfermos terminales en el hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s han sido muy diferentes. La primera vez que se puso en entredicho la actuaci¨®n del centro fue a finales de 2002. La investigaci¨®n realizada por la Consejer¨ªa de Sanidad, cuyo titular era Jos¨¦ Ignacio Ech¨¢niz, concluy¨® que la atenci¨®n en urgencias era "muy digna" y que el uso de t¨¦cnicas de sedaci¨®n terminal no ten¨ªa otro objetivo que "evitar sufrimientos al paciente".

Las denuncias del d¨ªa 8 de marzo de 2005 han corrido una suerte diferente. Se justific¨® su tramitaci¨®n en la diferencia de mortalidad en urgencias entre el hospital de Legan¨¦s y otros similares de la comunidad de Madrid (Getafe, Alcal¨¢ y M¨®stoles). Los datos de la Consejer¨ªa demostraban que si se ajustaban los datos en funci¨®n del n¨²mero de urgencias, exist¨ªa una mortalidad un 144% superior en Legan¨¦s. Pero esta diferencia se compensaba cuando se med¨ªan las muertes en planta, que eran un 21,8% menos. El balance era que el hospital de Legan¨¦s tiene una mortalidad inferior a la media de los otros centros. [El Severo Ochoa fue considerado uno de los 20 mejores de Espa?a en el estudio realizado en 2003 por Asist].

En las denuncias de este a?o que hicieron p¨²blicas las asociaciones El Defensor del Paciente (Adepa, no confundir con el cargo del mismo nombre) y la de V¨ªctimas de Negligencias Sanitarias (Avinesa) se apuntaba que podr¨ªa haber hasta 400 muertos de m¨¢s en urgencias en Legan¨¦s. El informe de la Comunidad ha rebajado esta cifra a 25 casos en los que el uso de sedaci¨®n terminal no est¨¢ justificada

documentalmente. Este aspecto, junto a la falta de unidad en la aplicaci¨®n de protocolos, son muestra del "caos organizativo" del centro, seg¨²n el consejero de Sanidad, Manuel Lamela.