Los que menos tienen
El autor recuerda la labor de los abogados que
defienden los derechos de los m¨¢s desprotegidos.
Treinta millones de euros, 250 fincas en la costa, 2 aeronaves, 42 veh¨ªculos de lujo incautados. Parece que la Operaci¨®n Ballena Blanca, siendo espectacular, podr¨ªa confundirse con algo relativamente normal en los c¨ªrculos de la abogac¨ªa.
Nada m¨¢s lejos de la realidad. Estos mismos d¨ªas, reci¨¦n estrenado el caso del supuesto blanqueo de dinero, mi realidad se acercaba mucho m¨¢s a aquellos que, digamos, no tienen tanto. No hay yates, ni suculentas cuentas bancarias por medio. No hay lujo, s¨®lo angustia, desesperanza, incertidumbre. Pero sobre todo, una acuciante necesidad de buscar soluciones a problemas, simple y llanamente, de los que depende su propia existencia. Hablo de mucha gente, entre ellos, de las v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, y de los menores que, cruelmente, la padecen. Y tambi¨¦n de los inmigrantes, que no necesitan ostentaci¨®n, s¨®lo saber, simplemente, si hay futuro para ellos. Y de las personas mayores, tan olvidadas, pero tan necesitadas de consejo, de ayuda. Y de los discapacitados, que no exhiben yates ni coches de alta gama, tan s¨®lo aspiran a poder utilizar el transporte p¨²blico y llevar una vida normal como cualquier ciudadano.
Acabo de firmar en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales un convenio con objeto de optimizar el servicio de teleasistencia m¨®vil para v¨ªctimas de violencia de g¨¦nero, as¨ª como de asistencia jur¨ªdica para personas mayores. Cuando pens¨¢bamos, con orgullo, que hab¨ªamos aportado nuestro granito de arena para ayudar a los m¨¢s desprotegidos, la Operaci¨®n Ballena Blanca ocupaba la primera p¨¢gina de todos los peri¨®dicos de nuestro pa¨ªs.
Los miles de abogados que llevamos muchos a?os trabajando por todos los derechos fundamentales, de cualquier persona que pueda leer estas l¨ªneas, esperamos que esta noticia no afecte ni a su criterio sobre la abogac¨ªa, ni mucho menos a su criterio sobre sus abogados. Cualquier ciudadano, y especialmente aquel m¨¢s desprotegido, debe confiar en nuestro bien ganado Estado de derecho, y saber que existen soluciones a sus problemas, y que los abogados trabajamos por resolverlos. La abogac¨ªa ha prestado tradicionalmente el servicio de asistencia jur¨ªdica gratuita a aquellos que no tienen recursos econ¨®micos, para asegurar que todos los ciudadanos reciban igual asesoramiento jur¨ªdico y defensa.
El Consejo General de la Abogac¨ªa Espa?ola, ¨®rgano m¨¢ximo de representaci¨®n de los Colegios de Abogados, ha impulsado una red de servicios jur¨ªdicos sociales en los colegios que hoy no tienen parang¨®n en ninguna parte del mundo. En los a?os noventa, la abogac¨ªa detect¨® el grave problema del maltrato y comenz¨® el Servicio de Atenci¨®n a las Mujeres Agredidas, gracias a la colaboraci¨®n sin contraprestaci¨®n econ¨®mica de cientos de abogados. Hasta hoy en d¨ªa, donde, por fin, se ha logrado reconocer por ley.
En Extranjer¨ªa, los Colegios de Abogados se ocupan de formar a los letrados en el turno de oficio especializado, con el ¨²nico fin de defender el ¨²nico patrimonio de los que no tienen nada, o sea, sus derechos. Hemos colaborado con el proyecto Foro, Justicia y Discapacidad para solucionar los problemas de las personas con discapacidad. Y recientemente hemos creado la Fundaci¨®n del Consejo para canalizar y promover m¨¢s eficazmente la defensa de los derechos fundamentales de la persona, especialmente los colectivos m¨¢s d¨¦biles. Con igual dignidad, la abogac¨ªa tambi¨¦n presta consejo jur¨ªdico y defensa al mundo empresarial, al de la econom¨ªa y las finanzas. Con igual dignidad porque la seguridad jur¨ªdica, la libertad profesional, y el respeto a la propiedad privada son valores de la sociedad democr¨¢tica que, igualmente, hay que tutelar. Por ello, tambi¨¦n a ellos hay que aplicar el derecho fundamental a la presunci¨®n de inocencia y a la no autoinculpaci¨®n. Todos tenemos derecho a la defensa y a un proceso justo con todas las garant¨ªas y en plazo razonables.
Muchas veces me han preguntado qu¨¦ tienen en com¨²n el abogado que asiste gratuitamente a un inmigrante y el que redacta un contrato multimillonario en un moderno rascacielos. Independientemente de las formas y del decorado, ambos desempe?an la misma funci¨®n social: asistir jur¨ªdicamente a quienes ostentan igual condici¨®n de ciudadanos. Pero, sobre todo, sirven al Estado de derecho que s¨®lo puede sustentarse en las leyes, en la legalidad. Y su eficacia, la de la ley y la del Estado de derecho, depende, fundamentalmente, de contar con una abogac¨ªa con formaci¨®n adecuada para desempe?ar su funci¨®n social, aconsejar y defender.
Pero tambi¨¦n les une su condici¨®n de ciudadanos y, por tanto, de justiciables, que deber¨¢n responder, como cualquier otro ciudadano de cualquier transgresi¨®n legal. No podemos imaginar que los m¨¢s de cien mil abogados espa?oles seamos seres puros. Lo que s¨ª puedo avalar, y garantizar, es que cada d¨ªa miles de abogados se esfuerzan en defender, con pasi¨®n, los derechos de las personas, tengan o no tengan yates, aeronaves o casas de lujo. Y sin pretenderlos.
Carlos Carnicer es presidente del Consejo General de la Abogac¨ªa Espa?ola (CGAE).
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