Javi Navarro como s¨ªntoma
Las estremecedoras im¨¢genes de la lesi¨®n de Arango, jugador del Mallorca abatido por una violenta entrada del defensa sevillista Javi Navarro, han activado un debate sobre la violencia en el f¨²tbol, las f¨®rmulas adecuadas para protegerlo de los excesos y el amparo que encuentra en algunos ¨¢mbitos, en unos casos por la frecuente incompetencia de los ¨¢rbitros y en otros por la ineficacia de la justicia deportiva, cuya relaci¨®n con la justicia recuerda la de la m¨²sica militar con la m¨²sica.
Seg¨²n los m¨¦dicos que le atendieron, la vida de Arango corri¨® peligro por el codazo que le propin¨® Navarro en la cara. A la evidencia de la brutalidad se opuso la decisi¨®n del ¨¢rbitro Pino Zamorano, que consider¨® la entrada como un simple derribo. Resulta decepcionante el grado de ineptitud de muchos ¨¢rbitros cuyo extravagante comportamiento permite que un jugador -De los Santos- sea expulsado por una inocua protesta y otro salga impune de una de las entradas m¨¢s atroces que se recuerdan. Todo en un mismo partido.
El caso tiene un car¨¢cter ejemplar. Por lo que se refiere al protagonista de la entrada, Javi Navarro se ha destacado en los ¨²ltimos a?os por un grado de dureza superlativo, en la misma sinton¨ªa que su compa?ero de equipo Pablo Alfaro. Ambos han encontrado una justificaci¨®n constante por parte de los dirigentes del Sevilla, dispuestos a defender un modelo intimidatorio que recuerda a algunos equipos de triste memoria, como aquel artero Estudiantes de la Plata que se coron¨® tres veces campe¨®n de la Copa Intercontinental. El Sevilla no puede refugiarse en el victimismo ni en el agravio comparativo para defender lo indefendible.
El debate vuelve a situar en una posici¨®n muy delicada a la federaci¨®n y sus mecanismos de actuaci¨®n. O de no actuaci¨®n, porque en su inter¨¦s por esquivar los problemas, en lugar de afrontarlos, se ha llegado al descr¨¦dito y la par¨¢lisis. La ineficacia es constante en todos los ¨¢mbitos federativos. Los dirigentes tienden al silencio m¨¢s espeso o se animan a sostener las posturas m¨¢s inapropiadas, como sucedi¨® en el caso del seleccionador y sus comentarios racistas. Los ¨¢rbitros est¨¢n a punto de destruir el principio de confianza en la equidad de los jueces, para sustituirlo por la afici¨®n a lo atrabiliario.
De los comit¨¦s sancionadores se sabe que, bajo coartadas garantistas, se han distinguido por la demora en la resoluci¨®n de los casos -algunos de los cuales corren el riesgo de eternizarse, como el caso Gurpegui o el cierre del Camp Nou- o la toma de medidas contradictorias para hechos similares, lo que ha generado un clima de confusi¨®n al que ahora pretende acogerse el Sevilla cuando se remite a otros precedentes. En estas circunstancias, que no parecen las mejores, el caso Navarro examinar¨¢ todos los resortes de actuaci¨®n del f¨²tbol espa?ol, donde generalmente la insensatez ha prevalecido sobre la justicia. Ser¨ªa conveniente que esta vez ocurriera lo contrario.
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