Los ¨²ltimos vestigios del franquismo
La arqueolog¨ªa de la dictadura casi ha desaparecido de Catalu?a y s¨®lo quedan por retirar placas del Instituto de la Vivienda
Catalu?a no tard¨® demasiado en lavarse la cara tras la muerte del dictador Francisco Franco. Asociaciones de vecinos, partidos pol¨ªticos y las primeras instituciones democr¨¢ticas retiraron de forma casi inmediata los centenares de s¨ªmbolos franquistas que a finales de la d¨¦cada de 1970 a¨²n presid¨ªan fachadas, parques y calles. Salvo alguna excepci¨®n, los ayuntamientos catalanes no dudaron en cambiar nombres del callejero o retirar bustos y monumentos que exaltaban la figura de los ca¨ªdos en el bando franquista. Aun as¨ª, algunos rincones de Catalu?a siguen exhibiendo hoy los ¨²ltimos vestigios del r¨¦gimen dictatorial; entre ellos, las placas del antiguo Instituto Nacional de la Vivienda, con el yugo y las flechas grabados, que a¨²n conservan cientos de edificios.
Barcelona reemplazar¨¢ el Monumento a los Ca¨ªdos por una plaza dedicada a la paz
En las calles de Bot a¨²n se leen pintadas efectuadas por los soldados franquistas
En el callejero de Barcelona ya no constan nombres de dirigentes franquistas o fechas se?aladas para el r¨¦gimen. En 1979, por ejemplo, la plaza de Calvo Sotelo adquiri¨® el nombre del ex presidente de la Generalitat Francesc Maci¨¤ y la avenida del General¨ªsimo Franco pas¨® a conocerse de forma oficial como la Diagonal.
La presi¨®n popular tuvo mucho que ver en el cambio de esta nomenclatura. En muchas ocasiones, los vecinos se anticiparon a las modificaciones oficiales. "En el barrio barcelon¨¦s de Sant Mart¨ª, por ejemplo, hab¨ªa la calle del Movimiento Nacional, que antes de la guerra se llamaba calle de la Democracia. En 1976, los vecinos pegaron encima de la placa otra que recuperaba el nombre que ten¨ªa durante la Rep¨²blica. La acci¨®n tuvo tal ¨¦xito que cualquier cartero que leyera calle de la Democracia ya sab¨ªa d¨®nde ten¨ªa que hacer la entrega", explica el historiador Joan B. Culla. "Hay otro caso", ejemplifica Culla: "Un comerciante pidi¨® que se catalanizara en su correspondencia el nombre de su plaza, llamada del Caudillo. A partir de entonces las cartas le llegaban con la direcci¨®n pla?a del Capitost".
Pr¨¢cticamente han desaparecido de la capital catalana los monumentos a los dirigentes franquistas. La ¨²ltima figura de Franco que quedaba en Barcelona presidi¨® hasta 1986 el castillo de Montju?c. La estatua ecuestre, encargada al escultor Josep Viladomat -que se neg¨® a firmar la obra-, fue guardada entonces en el museo del castillo.
El proceso de retirada de estas piezas culmin¨® en 2003. Entonces, se sac¨® de su emplazamiento el Monumento a los Ca¨ªdos de la Diagonal, que el escultor Josep Clar¨¤ termin¨® en 1951. Cuando se proyect¨® su sustituci¨®n, ya estaba medio destrozado. El arquitecto Helio Pi?¨®n se encarga de idear el contenido que tendr¨¢ el espacio que ha dejado libre la columnata del monumento, situada frente a la entrada del Palacio de Pedralbes. Fuentes del Ayuntamiento de Barcelona se?alan que este a?o se aprobar¨¢ el proyecto de reforma, que consistir¨¢ en una plaza dedicada a la paz.
En el monumento conocido como el l¨¢piz, en la plaza de Joan Carles I, junto a los Jardinets de Gr¨¤cia, se retir¨® la placa dedicada a los soldados del bando franquista, a pesar de que no se han eliminado las modificaciones sobre el monumento original que se efectuaron tras la Guerra Civil. En 1939, el escultor Frederic Mar¨¨s erigi¨® el monumento a la Victoria, que sustituy¨® al que antes se dedicaba a la Rep¨²blica.
Quedan pocos s¨ªmbolos visibles de la dictadura en los edificios oficiales. En las fachadas de Capitan¨ªa General, el Gobierno Militar y los cuarteles del Bruc a¨²n se mantiene el escudo con el ¨¢guila franquista, que popularmente se ha conocido como la gallina. El s¨ªmbolo tambi¨¦n preside uno de los antiguos inmuebles de viviendas militares de la calle de Wellington. A pesar de que el edificio est¨¢ muy degradado, a¨²n se puede leer la inscripci¨®n Una, grande y libre.
En el resto del territorio catal¨¢n casi no queda rastro de la arqueolog¨ªa franquista. "La falta de estos s¨ªmbolos es bastante sintom¨¢tica del poco arraigo que el r¨¦gimen tuvo en Catalu?a como visi¨®n del mundo, lo cual no significa que no haya quien se apunt¨® a ¨¦l cuando le convino", considera Culla. Uno de los vestigios que m¨¢s pol¨¦mica ha suscitado en las ¨²ltimas semanas es la cruz de Sant Adjutori, situada en Olost de Llu?an¨¨s (Osona), en la que antes colgaba una placa dedicada a los militares del bando franquista que murieron durante la Guerra Civil. Hace dos semanas, los habitantes del municipio se encontraron con la cruz tumbada en el suelo. Tres d¨ªas despu¨¦s, el s¨ªmbolo volv¨ªa a estar en su lugar, despu¨¦s de que la parroquia ordenara su restituci¨®n.
El Ayuntamiento de Olost aprob¨® en 2003, con los votos a favor de ERC y la abstenci¨®n de CiU, una moci¨®n para que se retirara la cruz de Sant Adjutori y se restituyera la antigua cruz del Padr¨®, que estaba en este lugar antes de la guerra. El alcalde del municipio, Josep Maria Freixanet, asegura que el consistorio traslad¨® la moci¨®n al Arzobispado de Vic, propietario del terreno.
"Entendemos que este s¨ªmbolo a¨²n hiere la sensibilidad de mucha gente del pueblo. Pero el arzobispado consider¨® que s¨®lo es una cruz cat¨®lica. Despu¨¦s de enterarnos de que alguien la arranc¨® de su sitio, hablamos con el rector porque era el momento adecuado para cambiarla. Nos dijo que cuando se retir¨® la placa ya se compens¨® el agravio", sostiene Freixanet. "Creo que hemos actuado como deb¨ªamos, ahora es el arzobispado el que debe decidir", a?ade.
Un portavoz del arzobispado de Vic asegur¨®: "No consideramos que la cruz sea un s¨ªmbolo franquista". La instituci¨®n cat¨®lica reconoci¨® que la cruz antes llevaba una placa en la que figuraba "a los ca¨ªdos por Dios y por Espa?a", pero se apunt¨® que "las generaciones j¨®venes ya no la conocen", por lo cual el posible agravio ya est¨¢ solventado. "El di¨¢logo tendr¨ªa que atenuarse porque aqu¨ª hay algunas posturas bastante radicales. No queremos romper la convivencia", asegur¨® este portavoz.
La herencia franquista a¨²n luce en algunas zonas de las comarcas del Ebro. En Tortosa (Baix Ebre) se alza todav¨ªa el monumento que inaugur¨® Franco en la d¨¦cada de 1960 en el r¨ªo Ebro en homenaje a los soldados "que hallaron la gloria en la batalla". Este monumento, que hoy ya recuerda a todos los ca¨ªdos en la Guerra Civil, mantiene el ¨¢guila imperial original, informa Oriol Aym¨ª.
Los restos de la batalla del Ebro son visibles en la comarca de la Terra Alta. Las calles de Bot, por ejemplo, conservan numerosas pintadas efectuadas por los soldados franquistas, as¨ª como la imagen de Franco o vivas a la victoria. En Gandesa, la capital comarcal, no fue hasta hace un a?o y medio que el pleno municipal decidi¨® retirar por una mayor¨ªa m¨ªnima el nombre de la calle de Ram¨®n Serrano Su?er, una de las personas m¨¢s oscuras del r¨¦gimen y que varios autores se?alan como art¨ªfice de la detenci¨®n del presidente Llu¨ªs Companys. Hoy es la calle de Miravet, como antes de la Guerra Civil.
Durante los mandatos del socialista Joaquim Nadal se retiraron todos los s¨ªmbolos que hab¨ªa en Girona. El escudo del ¨¢guila del mercado municipal de la ciudad es uno de los pocos vestigios del franquismo que no fueron reemplazados de la ciudad con la llegada de la democracia. La decisi¨®n de mantener el escudo, incluso despu¨¦s de una completa reforma del edificio realizada en la d¨¦cada de 1990, se tom¨® porque est¨¢ esculpido sobre la piedra y porque se opt¨® por darle una funci¨®n museol¨®gica y educativa. Se coloc¨® ante el ¨¢guila, que es objeto de frecuentes pintadas, una pieza de metacrilato transparente en la que se hace constar que se trata de un escudo derogado, perteneciente al r¨¦gimen franquista, y que en la construcci¨®n del edificio intervinieron prisioneros de guerra, informa Gerard Bagu¨¦.
Permanecen tambi¨¦n cuatro obeliscos, con s¨ªmbolos de la dictadura franquista, en el puente sobre el Ter del barrio del Pont Major, tambi¨¦n conocido como el Pont de l'Aigua. La destrucci¨®n de este puente por los republicanos en retirada fue uno de los ¨²ltimos episodios de la Guerra Civil en Girona. Despu¨¦s, en 1940, los prisioneros republicanos fueron obligados a reconstruirlo.
Otros monumentos en memoria de los ca¨ªdos, como el que hoy permanece en la Placeta de la Diputaci¨®, perdieron sus s¨ªmbolos franquistas y cambiaron su dedicatoria a los ca¨ªdos por la Patria, por otra m¨¢s amplia en la que se incluye a todos los gerundenses fallecidos como consecuencia del conflicto b¨¦lico.
Los ¨²nicos restos de la dictadura franquista en espacios p¨²blicos son hoy los centenares de placas con el yugo y las flechas del antiguo Instituto Nacional de la Vivienda. El Departamento de Relaciones Institucionales, que encabeza el ecosocialista Joan Saura, ha puesto en marcha un plan para retirarlas.Relaciones Institucionales ha proyectado el Memorial Democr¨¢tico para recuperar la cultura antifranquista y borrar del mapa de viviendas protegidas el s¨ªmbolo falangista.
No hay un inventario del total de placas existentes, pero ya son varios los ayuntamientos que han informado de su intenci¨®n de retirar las que a¨²n persisten en sus calles. Lo han solicitado, por ejemplo, entidades y consistorios de La Garriga, Matar¨®, Vilafranca del Pened¨¨s, Sant Feliu de Llobregat y Barcelona, por ejemplo. En algunos casos, se ha empezado a quitarlas.
El Departamento de Medio Ambiente y Vivienda se encargar¨¢ de sustituir estos carteles por otros que indiquen que son viviendas de protecci¨®n oficial. El departamento ha explicado que la empresa p¨²blica Adigsa se encargar¨¢ de esta tarea. "Ya tienen las placas, y a medida que lleguen las peticiones de los ayuntamientos y las comunidades de vecinos ir¨¢n reemplaz¨¢ndolas", a?adi¨® la portavoz.
Con el Memorial Democr¨¢tico se registrar¨¢n los lugares, espacios, monumentos y paisajes para guardar la memoria hist¨®rica de los a?os de dictadura. Se elaborar¨¢ un trabajo audiovisual con testimonios de ciudadanos que conozcan cada una de estas piezas. Luego se se?alizar¨¢n estos emplazamientos, sobre todo los que sirvieron para fusilar y encarcelar a los que mantuvieron su posici¨®n a favor de la democracia. Con todo ello, se espera cerrar definitivamente una tarea que se empredi¨® hace 27 a?os.
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