El poder chino en Espa?a
Hong Guang Yugao es un joven empresario chino. Tiene 34 a?os y un rostro afable propenso a la sonrisa, as¨ª que, cuando afirma que no hay chinos en los cementerios espa?oles, parece que va a contar un chiste. "Bueno", rectifica entre risas, "creo que hay 30 tumbas en un cementerio de Getafe". Hong Guang sabe que ¨¦se es uno de tantos estereotipos sobre la comunidad china en Espa?a, seg¨²n el cual oscuras mafias hacen desaparecer el cuerpo de un fallecido, pero no su pasaporte, que es inmediatamente utilizado por los vivos. As¨ª que esa anormalidad demogr¨¢fica (los chinos no mueren) tiene una sencilla explicaci¨®n. De ah¨ª su sonrisa: "Los chinos, cuando envejecen o enferman, regresan a China. Aqu¨ª s¨®lo quedan los j¨®venes".
Los mayores de 65 a?os apenas suponen un 2% del total de miembros de la comunidad china en Espa?a. Este dato explica por s¨ª mismo por qu¨¦ hay tan pocas defunciones en este colectivo
Un tercio de estos inmigrantes asi¨¢ticos est¨¢n dados de alta en la Seguridad Social como aut¨®nomos. 13.000 chinos son empresarios y punta de lanza de una comunidad cada vez m¨¢s importante
No le falta raz¨®n. Las ¨²ltimas estad¨ªsticas se?alan que residen legalmente 66.486 chinos en Espa?a, a quienes hay que sumar otros cerca de 5.000 que poseen la nacionalidad espa?ola. Habr¨¢ entre 80.000 y 100.000 chinos incluyendo los ilegales, concuerdan diversos autores. La estructura de esta poblaci¨®n es muy curiosa: la proporci¨®n de menores de 15 a?os es semejante al promedio espa?ol (17%), pero los mayores de 65 a?os apenas suponen un 2% del total. Este dato explica por qu¨¦ sufren tan pocas defunciones en Espa?a.
La comunidad china quiz¨¢ no tenga el peso demogr¨¢fico de otras nacionalidades. Sus cifras est¨¢n lejos de los casi 350.000 marroqu¨ªes legales y los m¨¢s de 200.000 ecuatorianos, por poner dos ejemplos, pero su peso econ¨®mico empieza a ser m¨¢s que interesante. La poblaci¨®n china dej¨® de ser una minor¨ªa invisible por un aspecto que la diferencia del resto de migraciones: un tercio de los inmigrantes chinos est¨¢n dados de alta en la Seguridad Social como trabajadores por cuenta propia, es decir, como aut¨®nomos. Y puede afirmarse que unos 13.000 son empresarios y, adem¨¢s, especialmente din¨¢micos.
Cocinero antes que empresario
El propio Hong Guang Yugao es un prototipo de emigrante chino en Espa?a: tras haber llegado al pa¨ªs para trabajar como camarero, es ahora propietario de dos restaurantes en sendas poblaciones de la sierra madrile?a. Ahorr¨® lo suficiente durante tres a?os para montar su negocio: sin apenas descanso, cada d¨ªa se levantaba a las seis de la ma?ana para recibir clases de espa?ol. Luego, le esperaba una jornada completa en el restaurante. Y eso para un chino significan m¨¢s de 12 horas de trabajo al d¨ªa y muy pocos d¨ªas de descanso al mes.
Hong Guang Yugao domina el castellano, y eso le permite servir de int¨¦rprete con Song Hua Xu, presidente de la Asociaci¨®n de Chinos en Espa?a, empresario de 56 a?os, due?o de restaurantes, agencias de viajes y tiendas de productos alimenticios. Song Hua tambi¨¦n fue cocinero en un restaurante. Se expresa en chino. Antes de hablar escribe unos n¨²meros sobre un papel para asegurarse de que su memoria no le falle: "Hay 4.000 restaurantes chinos en Espa?a, 3.200 tiendas de todo a cien, 1.500 establecimientos de frutos secos, 600 almacenes mayoristas, 80 tiendas donde se vende exclusivamente comida china, 200 talleres textiles y 120 establecimientos de revelado de fotos. Tambi¨¦n hay un n¨²mero menor de establecimientos como peluquer¨ªas o tiendas de ordenadores.En total habr¨¢ m¨¢s de 10.000 empresas. No tenemos paro. Buena parte de las empresas est¨¢n formadas por dos personas. Tenemos muchos empleados espa?oles".
Song Hua describe con esos n¨²meros una realidad socioecon¨®mica que se ha consolidado en poco tiempo, puesto que Espa?a y China fueron dos reg¨ªmenes pol¨ªticamente antag¨®nicos durante los 40 a?os de dictadura franquista, periodo en el que apenas hubo intercambio comercial entre ambos pa¨ªses. La poblaci¨®n china se multiplic¨® por seis en Espa?a entre 1991 y 2001. En tres a?os m¨¢s se ha doblado: ahora hay 10 veces m¨¢s chinos que hace 13 a?os. Casi la mitad se reparte entre Madrid y Barcelona. Otra caracter¨ªstica es que casi el 80% procede de la misma comarca, Qingtian, perteneciente a la provincia de Zhejiang, situada al sureste de China, donde dicen que nueve de cada diez partes son monta?as.
La inmigraci¨®n china creci¨® de forma muy discreta durante unos a?os. Los restaurantes empezaron a proliferar en muchas provincias espa?olas y, con ellos, cambiaron algunos h¨¢bitos de consumo: las familias espa?olas encontraron en el rollito primavera y en el arroz tres delicias una f¨®rmula de comida barata. La comunidad china no demandaba servicios de los hospitales p¨²blicos, sindicatos o departamentos sociales, ni interpon¨ªa denuncias ante la polic¨ªa o solicitaba cr¨¦ditos en los bancos, porque el dinero para sus inversiones proced¨ªa de pr¨¦stamos familiares que se hacen sin inter¨¦s y se convierten en una especie de deuda de honor. "En los programas sociales destinados a la inmigraci¨®n extranjera promovidos por el Estado espa?ol, los inmigrantes chinos son los grandes ausentes", escribe Gladys Nieto, experta en la inmigraci¨®n asi¨¢tica.
"Los chinos forman un colectivo cerrado, donde la familia es el eje: la familia te protege y te presta el dinero. Son muy emprendedores y llegan con la obsesi¨®n de establecer un negocio, por lo que quedan en un segundo plano otros elementos de integraci¨®n o formativos", explica Llu¨ªs Torrent, experto en migraciones de Comisiones Obreras. "Dedican muchas horas al trabajo y apenas tienen tiempo para comunicarse o hacer vida social. Eso a veces facilita la actividad de los mafiosos, los casos de explotaci¨®n y que impere en ese colectivo cierto miedo al exterior".
"El restaurante fue el icono de la presencia china en Espa?a", sostiene Joaqu¨ªn Beltr¨¢n, profesor de estudios de Asia Oriental en la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. "El restaurante satisfac¨ªa su ideal de empresa familiar: la familia era la propietaria y utilizaba a sus miembros como fuerza de trabajo b¨¢sica. Una vez alcanzado el punto de saturaci¨®n, ante la llegada de nuevos inmigrantes, fue necesario invertir en otros sectores. Llegaron los talleres textiles y las empresas de importaci¨®n-exportaci¨®n. Finalmente, se ha observado el r¨¢pido aumento de mano de obra en la construcci¨®n o en la industria agroalimentaria. Es decir, hemos llegado al punto en el que empiezan a emplearse en el mercado laboral general".
Leyendas y estereotipos
De su silencio se desprendi¨® una imagen amable, sin¨®nimo de comunidad cerrada pero poco conflictiva. De su escasa integraci¨®n naci¨® una leyenda repleta de estereotipos: se daba por supuesto que eran explotados por mafias, que fomentaban peque?os negocios para el blanqueo del capital, que se aprovechaban de la pirater¨ªa y la falsificaci¨®n. A primeros de los noventa, la prensa public¨® varias noticias sobre cr¨ªmenes y secuestros en la comunidad china. M¨¢s tarde han sido frecuentes las informaciones sobre talleres clandestinos y delitos de pirater¨ªa industrial. Esas informaciones comenzaron a da?ar su prestigio.
Y se produjo una reacci¨®n. Algunos empresarios empezaron a movilizarse y fomentaron la fundaci¨®n de asociaciones. "Comenzaron una labor pol¨ªtica de acercamiento a las administraciones p¨²blicas con el objetivo de atender al da?o de la imagen de su colectivo. Hubo una relaci¨®n m¨¢s estrecha con la polic¨ªa, profundizaron sus contactos con periodistas locales, aumentaron su participaci¨®n en foros p¨²blicos", escribe Gladys Nieto, quien se?ala que en poco tiempo surgieron 32 asociaciones de chinos en Espa?a. Pero ten¨ªan otra finalidad, seg¨²n Nieto: "Son m¨¢s un veh¨ªculo de incremento del prestigio para sus l¨ªderes y miembros que instrumentos de asistencia para los sectores m¨¢s desfavorecidos entre estos inmigrantes".
Nieto apunta una relaci¨®n estrat¨¦gica entre dichas asociaciones y la Embajada china: "Las asociaciones que tienen actualmente una mayor visibilidad entre las administraciones p¨²blicas espa?olas son aquellas que han sido apoyadas por la Embajada y adoptan una l¨ªnea prooficialista. Lo que buscan es incitar a los empresarios a invertir en la madre patria".
El perfil de la comunidad china cambi¨® como consecuencia de su progreso. Aparecieron comercios para consumo interno. Se produjo una concentraci¨®n de establecimientos en barrios de Madrid y Barcelona, como es el caso de Lavapi¨¦s y El Fondo, en Santa Coloma de Gramanet. Aument¨® su presencia en pol¨ªgonos industriales como el Cobo Calleja, en Fuenlabrada (Madrid), o el del calzado en Elche. Hoy d¨ªa circulan cuatro peri¨®dicos, dos en Madrid y dos en Barcelona, para su distribuci¨®n entre la propia comunidad. "En ellos se ofrecen noticias de China junto a informaciones que afectan a su vida en Espa?a, tales como los tr¨¢mites para obtener el carn¨¦ de conducir, regularizar su residencia, legislaci¨®n del peque?o comercio, etc¨¦tera", explica Mar¨ªa Jes¨²s Alonso, relaciones p¨²blicas de la empresa China International Media, SL, editora de dos peri¨®dicos chinos en Espa?a: La Voz de China y Chinalia Times.
Esta expansi¨®n ha tenido un doble efecto. Por un lado, su presencia se ha hecho visible. Por el otro, ciertos sectores del empresariado espa?ol critican que el progreso de los chinos est¨¢ relacionado con el comercio pirata y un trato poco escrupuloso de la legislaci¨®n laboral y mercantil. Reflejo de este sentimiento fue el brote racista sucedido el pasado mes de septiembre, cuando fueron quemadas varias naves de calzado en Elche.
"Podr¨ªamos hablar de tres fases en el comportamiento de la emigraci¨®n china", dice el experto Sean Golden. "Una primera es la llegada de familias chinas y la instalaci¨®n de sus peque?os negocios. En una segunda fase, ciertos negocios se saturan y buscan otra inversi¨®n: como tienen capital, compran empresas locales. En la tercera fase empiezan a hacer negocios con China".
Joaqu¨ªn Beltr¨¢n es de la misma opini¨®n: "Son muy din¨¢micos. Han evitado la desaparici¨®n del peque?o comercio en algunos barrios de las grandes ciudades donde los espa?oles no ten¨ªamos recambio generacional para hacerlo. En ese sentido, ya est¨¢n creando riqueza para Espa?a. Las fases se han acortado y ahora tienen capacidad para grandes inversiones. Una parte del capital se reinvierte en Espa?a y la otra va a China, en el sector inmobiliario o en el de la Bolsa. Los chinos de ultramar se han convertido en el gran sector que invierte en China".
Es el caso de Chen Diguang, due?o de la mayor cadena de restaurantes chinos en Espa?a: su padre y su t¨ªo viajaron con el Circo Chino por Espa?a durante los a?os setenta. Dos de sus cinco hijos han nacido y se han formado en Espa?a. Dos veces al a?o visita China, donde tiene intereses inmobiliarios. Reconoce que el Gobierno de Pek¨ªn se preocupa por sus emigrantes y les pide invertir en su propio pa¨ªs. Diguang est¨¢ orgulloso de que el primer ministro conozca su nombre. "Mao dijo que la felicidad verdadera es la que te ganas con tu mano. Esa frase me grab¨® de peque?o", sostiene.
Intercambio de negocios
La comunidad china, por tanto, ya no es tan discreta, y comienza a ser influyente. Por ese motivo, los sucesos de Elche preocuparon especialmente a las autoridades econ¨®micas espa?olas: no era una buena tarjeta de visita para hacer negocios en China, convertida en el cliente favorito de Occidente. "El papel de estos empresarios en el comercio exterior espa?ol deber¨ªa ser reconocido", sostiene Joaqu¨ªn Beltr¨¢n, "al mismo tiempo que se podr¨ªan explotar mucho m¨¢s las posibilidades que ofrecer¨ªa su intermediaci¨®n ahora que estamos tan interesados en el mercado chino". Esta intermediaci¨®n ya la ejercen algunas asociaciones. "El mes pasado organizamos un viaje a China con seis empresarios espa?oles de sectores como el textil, la tecnolog¨ªa solar y el mantenimiento de carreteras", dice el presidente de la Asociaci¨®n de Chinos en Espa?a. "Fue un viaje muy provechoso, porque estaban decepcionados de anteriores visitas. Con nosotros han podido concretar sus aspiraciones".
La importancia de este empresariado es evidente para ?lvaro Alamillo, socio fundador y director de la oficina de China Global Services en Shanghai, empresa espa?ola dedicada a la consultor¨ªa de compa?¨ªas extranjeras en el mercado chino. "Nuestra idea era ofrecer servicios a empresas espa?olas para su implantaci¨®n en China, pero en los ¨²ltimos meses hemos comenzado a trabajar con nuestros primeros clientes chinos cuando consider¨¢bamos que ese momento llegar¨ªa m¨¢s tarde. El chino es enormemente emprendedor y se ha dado cuenta de que, si tiene presencia en los mercados exteriores, puede tener una enorme ventaja competitiva porque los m¨¢rgenes comerciales se incrementan a medida que el producto se aleja de la f¨¢brica y se acerca al consumidor final".
Los expertos sostienen que el empresariado chino en Espa?a es una punta de lanza de la econom¨ªa de su pa¨ªs en el exterior, pero no tienen tan claro cu¨¢l ser¨¢ su comportamiento futuro. Hay expertos que auguran una fuga de estos empresarios y quienes sostienen que habr¨¢ quienes inviertan en China para luego vender sus productos en Espa?a, por lo cual su presencia aqu¨ª seguir¨¢ creciendo y haci¨¦ndose m¨¢s importante.
"Ahora que se han asentado y disponen de capital observamos fen¨®menos nuevos", concluye Beltr¨¢n, "como su preocupaci¨®n por la educaci¨®n de sus hijos y la necesidad de profesionales para crear empresas de mayor calado. Hay m¨¢s de un centenar de chinos en universidades espa?olas estudiando para empresarios o abogados".
Estos universitarios son los hijos de aquellos empresarios que abrieron su primer restaurante en Espa?a. En algo m¨¢s de una d¨¦cada, la comunidad china ha dejado de ser una minor¨ªa silenciosa. Ahora tienen poder.
Los sucesos de Elche todav¨ªa escuecen
EL EMPRESARIADO CHINO en Espa?a ha abandonado su tradicional silencio. Su reacci¨®n ante una agresi¨®n externa ya no es tan t¨ªmida como hace una d¨¦cada. As¨ª sucedi¨® tras los sucesos de Elche del pasado mes de septiembre. El caso todav¨ªa escuece.
"Nuestra gente propuso una huelga o el cierre de comercios en se?al de protesta. La Embajada se moviliz¨® como no lo hab¨ªa hecho en otros tiempos", comentaba la hija de un empresario. "Por entonces nos llamaban de China muy preocupados por la noticia. All¨ª la gente dec¨ªa: 'Mira los espa?oles, aqu¨ª comprando y all¨ª quemando".
El disgusto se advierte todav¨ªa en las palabras de empresarios como Guang Xin, joven propietario de una nave que vende anualmente m¨¢s de 200.000 bolsos. Su empresa tiene 15 empleados. "Quiero contratar trabajadores espa?oles, pero no quieren responsabilidades. El chino s¨ª es responsable. Al espa?ol le gusta poco el trabajo", afirma. Guang Xin pide mejores condiciones para las empresas extranjeras en Espa?a. "Ayudamos a mejorar el pa¨ªs, pero Espa?a progresa muy lentamente y China va m¨¢s r¨¢pido. Yo tengo amigos de mi pueblo que ahora est¨¢n mejor que yo. Quiero entrar en el mercado espa?ol, pero reconozco que tengo miedo despu¨¦s de lo de Elche".
Aquel caso puso en evidencia el peso del empresariado chino sobre ciertas econom¨ªas locales. Un ejemplo es el pol¨ªgono Cobo Calleja de Fuenlabrada (Madrid). Su gerente, Andr¨¦s Alas, explica c¨®mo las empresas chinas se est¨¢n asentando. "En 1993 hab¨ªa instaladas 800 empresas. Las chinas apenas alcanzaban el 1%. Ahora superan el 10%. Tenemos 89 empresas dedicadas a la venta mayorista. Por efecto de los chinos, el precio del suelo se ha encarecido, de 240 euros el metro cuadrado a 1.200 euros en poco tiempo. Pagan al contado. Hay empresas espa?olas que les venden sus naves a buen precio y se marchan a otro pol¨ªgono. Los chinos pagan sus impuestos y est¨¢n bien asesorados".
La Embajada de China ha renunciado a una entrevista para este reportaje y se ha limitado a enviar un escueto comunicado en el que expone que "los chinos residentes en Espa?a son trabajadores unidos y con iniciativa, por lo cual su poder econ¨®mico se ha desarrollado con rapidez. Y (...) no se olvidan de dar su apoyo y atenci¨®n al desarrollo socioecon¨®mico de Espa?a".
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