?A d¨®nde van nuestras cajas?
En los ¨²ltimos meses nuestras entidades financieras m¨¢s emblem¨¢ticas han aparecido en diversas ocasiones en los medios de comunicaci¨®n con un tono muy alejado de la placidez tradicional con que se ha envuelto el devenir de las cajas de ahorro. Algo pasa en las cajas valencianas, y esa agitaci¨®n medi¨¢tica no deja de ser el reflejo de que algo se mueve, aunque para el profano a¨²n resulte dif¨ªcil se?alar hacia d¨®nde.
Una cuesti¨®n importante para entender qu¨¦ ocurre es el hecho de que las cajas hace tiempo que dejaron de ser entidades financiero-ben¨¦ficas, mitad hucha, mitad obra social, y se han convertido en entidades financieras con may¨²sculas, capaces de competir por tama?o de negocio con los mayores bancos de Espa?a. Es cierto que mantienen una obra social, cada vez m¨¢s cultural, que se financia con un porcentaje en torno al veinticinco por ciento de sus beneficios anuales, lo que supone una nada despreciable suma gastada en mejorar nuestro bienestar. Pero la pervivencia de la obra social dif¨ªcilmente puede servir, por s¨ª sola, para justificar la existencia de unas entidades que se crearon con la finalidad de acabar con la usura y fomentar el ahorro popular. Dado que estas finalidades est¨¢n hoy lejos del negocio principal de las cajas ser¨¢ preciso analizar cu¨¢les son las razones que justificar¨ªan el perfil social y semip¨²blico que se les supone.
Una primera idea que me gustar¨ªa exponer es que las cajas de ahorros manejan hoy un volumen de recursos financieros tan importante que sus decisiones resultan trascendentales para el futuro de la econom¨ªa valenciana. Por tanto, una clave para valorar la actuaci¨®n social de las cajas es analizar hacia qu¨¦ actividades y sectores se dirigen sus intereses y cu¨¢les son los efectos de estas actividades. Lo primero que llama la atenci¨®n es que una buena parte del negocio de las cajas se dirige hacia el sector inmobiliario. De forma directa o indirecta, como promotores, adquirentes de terrenos, urbanizadores, mediante la participaci¨®n o el cr¨¦dito a empresas de la construcci¨®n o a trav¨¦s de su posicionamiento en el mercado hipotecario, las cajas han centrado su actividad en el sector en que se han producido los m¨¢s espectaculares beneficios especulativos en los ¨²ltimos a?os. Si se analizan con detenimiento los activos de las cajas es posible comprobar que detentan el poder en buena parte de nuestro mercado inmobiliario, y ¨¦sta es una situaci¨®n que no tiende a remitir, sino que, por el contrario, se consolida como una alternativa de futuro.
Naturalmente, esto ha provocado que los ¨²ltimos a?os hayan sido los mejores para las cajas en t¨¦rminos de beneficios, y que, a su vez, estos beneficios sirvan como justificaci¨®n de la estrategia seguida. Pero que los directivos se ufanen de los resultados no despeja las dudas de si, desde un punto de vista social, esta estrategia resulta justificable ni sostenible, primero, porque la actividad de las cajas ha contribuido sin duda al poco ordenado crecimiento del sector inmobiliario y al desarrollo de un modelo econ¨®mico cuestionable, basado en la sobreexplotaci¨®n del suelo y de los recursos naturales y, segundo, porque los beneficios o perjuicios sociales que se derivan de esta estrategia empresarial nunca pueden ser compensados por los beneficios puramente contables que obtienen las cajas.
Tampoco resulta muy justificable desde un punto de vista social la contribuci¨®n de las cajas a la deslocalizaci¨®n de determinadas actividades econ¨®micas. La realizaci¨®n de inversiones millonarias de nuestras entidades financieras en destinos tur¨ªsticos emergentes en otras latitudes pueden tener una justificaci¨®n impecable desde el punto de vista de la rentabilidad empresarial, pero ante los ciudadanos valencianos resulta poco justificable cuando estos destinos son competidores directos de nuestra oferta tur¨ªstica y cuando nuestro sector tur¨ªstico precisa de cuantiosas inversiones para su diversificaci¨®n y para dotarlo de elementos de calidad que refuercen su posici¨®n en los mercados mundiales. ?ste es, por tanto, un nuevo caso en el que la l¨®gica empresarial se antepone a consideraciones sociales o simplemente de priorizaci¨®n de nuestros intereses como colectividad.
Por el contrario, aquellas actuaciones que, sin perder de vista el r¨¦dito empresarial, dotar¨ªan de contenido social a las cajas y colaborar¨ªan a mantener su imagen de instituciones pr¨®ximas a la ciudadan¨ªa se encuentran poco favorecidas en su estrategia actual. Una amplia actuaci¨®n de estas entidades financieras en el mercado de las viviendas protegidas, con objeto de facilitar el acceso de nuestros j¨®venes a viviendas dignas, o una apuesta por reforzar los sectores estrat¨¦gicos de nuestra industria, apostando no s¨®lo por los sectores hist¨®ricos, sino por nuevos sectores de alto contenido tecnol¨®gico, con objeto de asegurar nuestro desarrollo econ¨®mico futuro y la creaci¨®n de puestos de trabajo, supondr¨ªan aunar negocio financiero con rentabilidad social, m¨¢s all¨¢ de los estrechos l¨ªmites de la obra social.
Se trata, por tanto, de introducir estos elementos en la agenda estrat¨¦gica de las cajas en el menor plazo posible. Sin embargo, ¨¦ste es un objetivo dif¨ªcilmente alcanzable dada la din¨¢mica interna en que las cajas se encuentran actualmente, con unos equipos directivos que gozan de gran autonom¨ªa, pero cuya justificaci¨®n de grupo y personal descansa sobre todo en la cifra de resultados que cada a?o puedan presentar, y unos ¨®rganos de gobierno poco profesionalizados y alejados en la pr¨¢ctica de la elaboraci¨®n estrat¨¦gica de las entidades, cuando no enzarzados en disputas pol¨ªticas que trascienden el ¨¢mbito de la entidad financiera. Y ¨¦ste es un asunto en el que, como en tantos otros, no parece haber ninguna decisi¨®n pol¨ªtica por parte del Gobierno auton¨®mico para orientar la actuaci¨®n de un sector econ¨®mico que resulta clave para nuestro futuro.
Enrique Villarreal es secretario de Econom¨ªa, Hacienda y Empleo del PSPV-PSOE.
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