Mis primeras vacaciones en el mar
Cinco viajeros recuerdan sus experiencias como 'cruceristas'
Para toda una generaci¨®n de televidentes, los cruceros fueron sin¨®nimo del encanto kitsch y setentero de Gopher, el capit¨¢n Merrill Stubbing y su hija Vicky y el camarero Isaac Washington y su pelo afro. Tripulantes empe?ados en que brotase el amor en el barco de Vacaciones en el mar. Lo que entonces era la encarnaci¨®n del lujo (la serie se emiti¨® entre 1977 y 1986) se ha convertido hoy en una opci¨®n m¨¢s de vacaciones.
No en vano el n¨²mero de sus usuarios se ha multiplicado por 25 desde los setenta, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de Turismo. S¨®lo en Espa?a, 300.000 viajeros se embarcaron en 2004 en un crucero. Un plan para disfrutar solo, en pareja, con ni?os y, ?por qu¨¦ no?... hasta desnudos.
Traves¨ªa entre gigantes
Casi 300 metros de eslora y capacidad para unos 1.900 pasajeros. El transatl¨¢ntico Queen Elizabeth 2 tiene fama de ser una ciudad flotante. Un gigante ideal para emprender una traves¨ªa entre colosos: los fiordos noruegos. Mar¨ªa Garc¨ªa, de 65 a?os, y su marido Ram¨®n, de 71, celebraron las bodas de plata a bordo de un crucero de lujo. "Diez d¨ªas en un mundo de casinos, suntuosos comedores y tripulantes muy atentos", recuerda Mar¨ªa.
Una limusina los condujo desde el aeropuerto de Heathrow, en Londres, al puerto de Southampton, donde fonde¨® el Queen Elizabeth, que llegaba medio cargado de pasajeros procedentes de Nueva York. De all¨ª emprendieron rumbo a las aguas del mar del Norte y los puertos de Oslo y Copenhague. "Lo m¨¢s impresionante eran las cascadas, esplendorosas con el deshielo de junio, y aquel d¨ªa en el que alcanzamos la latitud suficiente como para vivir una noche de sol".
Naturismo flotante
No lo habr¨ªa hecho de haber sido el cl¨¢sico crucero. Su experiencia, siete d¨ªas a bordo de un barco nudista, desde luego, no es del mont¨®n de folletos tur¨ªsticos. Miguel ?ngel Fern¨¢ndez, de 35 a?os, embarc¨® en el New Flamingo con Toni, su pareja, el pasado mes de junio con un plan: visitar, partiendo desde Barcelona, seis ciudades del Mediterr¨¢neo en una semana. Ibiza, C¨®rcega, Roma, Cerde?a, Montecarlo, Niza, y vuelta a Barcelona.
Desconectar de su trabajo como secretario general de la Federaci¨®n Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales, y, de paso, difundir el naturismo, una opci¨®n que en Espa?a practican habitualmente unas 30.000 personas. "Sirvi¨® para darnos cuenta de que no est¨¢ tan extendido como cre¨ªamos en Europa. En los d¨ªas de traves¨ªa por alta mar lo practic¨¢bamos sin problemas. Pero al llegar a los puertos, salvo en Ibiza, nos ten¨ªamos que vestir. Nos lo iban avisando por los altavoces", recuerda.
Pese a todo, disfrut¨® de la experiencia. "Lo mejor era el ambiente que hab¨ªa entre los pasajeros. Familias, parejas j¨®venes, gente con cr¨ªos. Todos muy abiertos", dice. "Un crucero te da la oportunidad de visitar muchos sitios de una sola vez". Por haber, hubo tiempo hasta para celebrar una boda, la de una pareja con ilusi¨®n por casarse en una ceremonia naturista en la que participaron las dos familias. "Nos pareci¨® muy divertido. Y tiene una cosa positiva: no te tienes que comer la cabeza con lo que te vas a poner".
El Mare Nostrum con amigas
"Lo mejor es apuntarse a todas las actividades que te ofrecen porque si no puede llegar a ser aburrido", aconseja Maite Bailador, de 55 a?os. Aquel a?o, el incentivo del viaje de empresa fue un crucero por el Mediterr¨¢neo a bordo del barco Costa Marina. Adem¨¢s de para motivarse, le sirvi¨® para debutar en el tiro con arco, participar en concursos de baile y buscar tesoros cubierta arriba y abajo. "La ¨²nica pega es que hab¨ªa que madrugar much¨ªsimo. Cada d¨ªa tocaban diana a las 4.30 para aprovechar bien la jornada", recuerda.
Lo primero, la lectura del peri¨®dico de a bordo que les deslizaban cada ma?ana bajo la puerta del camarote. Despu¨¦s, dise?ar el programa del d¨ªa. Actividades sobre la cubierta o desembarco en cada una de las cuatro ciudades en las que fondearon en una semana: N¨¢poles, Ajaccio (Malta), T¨²nez y Capri. ?Repetir¨ªa crucero? "No lo s¨¦. Ya lo he hecho una vez y ya conozco lo que es. Quiz¨¢ repita cuando sea m¨¢s mayor".
De Venecia a Dubrovnik
"Lo que es alucinante de un viaje de ¨¦stos es que te permite visitar varios pa¨ªses sin deshacer la maleta". Antonio Ortega regal¨® a su mujer, Diana, un pasaje al Mediterr¨¢neo por su 35? cumplea?os. Los pa¨ªses en cuesti¨®n fueron Italia, Grecia, Turqu¨ªa y Croacia. Partieron de Venecia, recalaron en Atenas, Mikonos y Dubrovnik. Y entretanto surgi¨® "una amistad con una pareja de Badajoz [Extremadura] que todav¨ªa perdura". "Es una experiencia que recomiendo tanto a parejas como a solteros". Sobre todo a estos ¨²ltimos. "Si vas solo, no te queda m¨¢s remedio que integrarte", opina Antonio. "Lo que m¨¢s me gust¨® fue Dubrovnik, una sorpresa, y, ya de vuelta, la entrada en Venecia. Llegamos a las ocho de la ma?ana y las calles estaban casi desiertas. Adem¨¢s, lo organizamos para pasar esa noche all¨ª". ?Las pegas? "Que contratas una suite, y, claro, te imaginas una como la del Titanic. Luego, en realidad se parece m¨¢s a una correcta habitaci¨®n doble de hotel".
En alta mar con toda la tribu
Raquel, de 13 a?os, fue la que m¨¢s disfrut¨® del viaje. "Se pas¨® toda la semana del crucero con los ojos abiertos por tanto glamour", recuerda su padre, Antonio Marca. "Las cenas de gala, el recibimiento del capit¨¢n, todo le fascinaba". La familia al completo embarc¨® en Barcelona en el MSC ?pera para una semana de navegaci¨®n por el Mediterr¨¢neo. "Es ideal para ir con los cr¨ªos porque est¨¢n continuamente entretenidos. Y los mayores, tambi¨¦n. Despu¨¦s del viaje, casi necesitas otra semana para recuperarte".
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