Ruido para reclamar trabajo e inversiones
Cinco mil vecinos de Barbate participan en una manifestaci¨®n para denunciar el abandono de las administraciones
"Todos a la manifestaci¨®n. Acude. Es por ti". Un coche recorri¨® en la ma?ana de ayer Barbate (C¨¢diz, 22.000 habitantes) transmitiendo este mensaje. Durante unos minutos, el sonido se confundi¨® con otra megafon¨ªa en un veh¨ªculo parado justo detr¨¢s. "No m¨¢s mentiras ni manipulaci¨®n. La derecha quiere enga?arnos. No vayas a la manifestaci¨®n de la mentira". La pelea sonora se diluy¨® en una rotonda. Finalmente fueron cinco mil personas las que acudieron por la tarde a la protesta convocada por el Ayuntamiento de Barbate, gobernado por PP y PA, para denunciar los "atropellos" de las administraciones contra el pueblo. Una cifra considerada un "¨¦xito" por el alcalde y un "fracaso" por el PSOE.
En la manifestaci¨®n, que recorri¨® la principal avenida de la ciudad durante hora y media, entr¨® todo tipo de reivindicaci¨®n: desafectaci¨®n de suelos militares, un acuerdo pesquero con Marruecos, una depuradora, un centro de salud propio para no tener que salir del municipio para hacerse radiograf¨ªas y, sobre todo, hoteles. Porque, aunque hubo todo tipo de peticiones, la protesta se hab¨ªa originado tras las pegas puestas por la Junta a un esperado complejo tur¨ªstico en la zona de Trafalgar. Obras P¨²blicas ha advertido del impacto paisaj¨ªstico negativo de estos hoteles, sus promotores han amenazado con irse si no se admite su proyecto y el Ayuntamiento no quiere perder la llegada de esas inversiones. Ni sus consecuencias: 900 plazas hoteleras y unos 1.000 puestos de trabajo, en un pueblo castigado por la crisis pesquera y la falta de alternativas.
El alcalde, Juan Manuel de Jes¨²s (PP), culpa al resto de administraciones, ahora gobernadas por el PSOE, de la asfixia econ¨®mica que sufre el municipio. Pero los socialistas se lo devuelven. El portavoz de la oposici¨®n, Tom¨¢s S¨¢nchez, ve al primer edil responsable del escaso empuje de Barbate y le acusa de montar "una guerra institucional" para ocultarlo.
Incansable, Miguel Vega, funcionario municipal, se fabric¨® un carrito al que peg¨® una precaria pancarta, "Sin hoteles no hay trabajo", y gir¨® con gran esfuerzo una manivela que hizo sonar una vieja bocina de barco, de las que se usaban cuando hab¨ªa niebla, de uno de esos muchos buques que han dejado de navegar en Barbate. El ruido es ensordecedor. A gritos, relata que tiene ocho hijos y que ninguno trabaja. Que no ve futuro para su pueblo. Miguel va delante de la pancarta.
Al final de la protesta, se han colocado los representantes pesqueros; en medio, muchos dirigentes pol¨ªticos, sobre todo, del PP. Explicaron que quer¨ªan darle protagonismo al pueblo. Por eso, Marina, de 13 a?os, ley¨® el manifiesto final. "No quiero molinos de viento que pongan en peligro a nuestro padres que navegan por ah¨ª". Porque la manifestaci¨®n tambi¨¦n sirvi¨® para rechazar los parques e¨®licos marinos. Y para pedir colegios en condiciones. Y zonas de diversi¨®n. Los asistentes corearon gritos y c¨¢nticos, ahogados, muchas veces, por la bocina pesquera de Miguel.
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