Los cuidados paliativos
Como profesional de la medicina con una dedicaci¨®n espec¨ªfica a los cuidados paliativos me resulta imposible observar lo que ha sucedido en el Hospital de Legan¨¦s sin sentir perplejidad e indignaci¨®n.
Trabajo en una unidad de hospitalizaci¨®n domiciliaria, en la que la mayor¨ªa de personas que atendemos tienen enfermedades neopl¨¢sicas en fase terminal y reciben tratamiento sintom¨¢tico-paliativo estricto dado que, por desgracia para ellos, ya se ha descartado el tratamiento activo.
En esa unidad, al igual que en otras muchas, el principal objetivo es proporcionar a las personas enfermas la mejor calidad de vida posible dentro de las, habitualmente, escasas posibilidades que les permite su enfermedad.
Cuando entramos en los domicilios de los pacientes, y cuesta un esfuerzo considerable que acepten nuestra presencia como algo habitual, la situaci¨®n que nos encontramos es muy diferente a la que existe en el hospital. All¨ª estamos en su terreno, invadimos en su intimidad, nada es as¨¦ptico o impersonal, sino que podemos conocer al paciente -a cada persona- con sus riquezas y sus miserias, as¨ª como a quienes los cuidan, a los familiares y amigos, vamos poniendo fotos en el ¨¢lbum familiar y, en algunos casos, incluso nosotros pasamos a formar parte de ¨¦ste; ese ambiente hace que se genere una relaci¨®n de fuerte dependencia del enfermo con su equipo terap¨¦utico, debido a que el dolor, la sensaci¨®n de ahogo y el miedo a la muerte nos deja a todos con sensaci¨®n de total indefensi¨®n.
En esos casos, cuando llega el momento de la agon¨ªa final, cuando la muerte es inminente, es cuando intentamos ayudar a que se produzca sin terror ni dolor, de la forma m¨¢s pl¨¢cida posible, en la propia cama, de manera que no agobie innecesariamente ni al paciente ni a su entorno, y para conseguir ese objetivo terap¨¦utico es para lo que se prescriben y administran unos sedantes que no precipitan nada, simplemente aten¨²an la consciencia y dulcifican la llegada y asunci¨®n del propio final.
Hay ocasiones en que el paciente solicita ir al hospital, casi siempre ocurre cuando hay menores en la casa, y una vez all¨ª, suele ocurrir que por falta de camas y de medios, ha habido que sedarlos en urgencias y han muerto all¨ª, con menos intimidad que en sus casas pero bien controlados.
El debate sobre la eutanasia que han suscitado pel¨ªculas como Mar adentro o Million dollar baby en esta sociedad de grandes audiencias para Gran Hermano y similares est¨¢, indirectamente, haciendo mucho da?o a los cuidados paliativos, porque la simplificaci¨®n de conceptos y su reducci¨®n a estereotipos tiende a confundir situaciones que no son ni parecidas ni pueden asimilarse.
Debe quedar muy claro que los cuidados paliativos consisten en prestar al paciente la ayuda m¨¦dica necesaria para dotar al enfermo terminal de los medios adecuados para poder vivir en las mejores condiciones la ¨²ltima fase de su vida.
Los cuidados paliativos no son ni un complemento ni una preparaci¨®n para la eutanasia, antes al contrario, en m¨²ltiples ocasiones proporcionar al paciente cuidados paliativos adecuados es una eficaz alternativa frente a la eutanasia.
Quiz¨¢ las "denuncias an¨®nimas" de Legan¨¦s oculten antiguas rencillas o posturas ideol¨®gicas radicales, no s¨¦, pero estoy convencida de que nadie cercano a esas personas ha pasado por una muerte terrible, sin paliaci¨®n.
Deber¨ªamos ser m¨¢s conscientes todos -y las autoridades sanitarias las primeras- de la inmensa cobard¨ªa que demuestra quien formula sus acusaciones de forma an¨®nima que no hace m¨¢s que evidenciar su pasmosa falta de humanidad y de generosidad para con el pr¨®jimo.
Maribel Orts Martinez es m¨¦dico.
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