Ratzinger, el 'cardenal de hierro'
Joseph Ratzinger, que hasta la muerte de Juan Pablo II fue prefecto de la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, se ha convertido ahora, como decano del Colegio Cardenalicio, en cabeza de los pr¨ªncipes de la Iglesia y figura central del interregno.
El controvertido Ratzinger, que presidir¨¢ el funeral el pr¨®ximo viernes, tildado de inquisidor por unos y de bondad hecha carne por otros, asume un papel protagonista en la organizaci¨®n de las ceremonias f¨²nebres y una funci¨®n capital en el c¨®nclave.
Aunque no ha hecho campa?a, muchos le consideran un ¨®ptimo papable. En cualquier caso, su opini¨®n ser¨¢ decisiva en el desarrollo de las votaciones. Para contar con opciones s¨®lidas, cualquier aspirante a Papa necesitar¨¢ la bendici¨®n de Ratzinger.
El llamado "Panzerkardinal" (porque su potencia ideol¨®gica es comparable a la de un tanque) es un hombre de biograf¨ªa zigzagueante. Soldado del Ej¨¦rcito nazi, reclutado a la fuerza, en 1943 y 1944, fue inspirador de corrientes teol¨®gicas liberales desde su c¨¢tedra de la Universidad de Tubinga y tenaz reformador en el Concilio Vaticano II, en el que pronunci¨® tres palabras como ca?onazos: "Fuente de esc¨¢ndalo", dentro de una severa descalificaci¨®n del Santo Oficio, antigua Inquisici¨®n, la instituci¨®n que, rebautizada como Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe, dirigi¨® a?os despu¨¦s en el papado polaco.
Las revueltas universitarias de 1968 le empujaron hacia el conservadurismo y en el c¨®nclave de 1979 fue uno de los grandes promotores de Karol Wojtyla.
La relaci¨®n entre Juan Pablo II y su brazo teol¨®gico fue siempre muy estrecha, pero punteada por importantes discrepancias.
El Papa, por ejemplo, era relativamente comprensivo con la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, cuya destrucci¨®n sistem¨¢tica fue una campa?a personal de Ratzinger. El cardenal alem¨¢n tampoco estaba de acuerdo con los gestos papales en favor del entendimiento con otras religiones, y le parec¨ªa excesivo el n¨²mero de canonizaciones y beatificaciones. En cuanto a moral sexual y centralismo eclesi¨¢stico, en cambio, Wojtyla era m¨¢s duro que Ratzinger.
Tras sufrir un derrame cerebral, en 1991, Ratzinger tiene problemas de vista. Suele decir que est¨¢ cansado y en los ¨²ltimos tiempos no acud¨ªa a su oficina de forma cotidiana. Su car¨¢cter, sin embargo, sigue siendo hoy igual que cuando acudi¨® al Concilio Vaticano II como joven te¨®logo: es un hombre amable, de trato bondadoso, humilde y austero (viaja solo y en clase turista), dialogante, demasiado curtido y sabio como para escandalizarse por nada, enamorado de Mozart y de la lectura.
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