"Cercan¨ªa a los m¨¢s afectados por la violencia"
En v¨ªsperas de la pr¨®xima confrontaci¨®n electoral, este diario me ha pedido que escriba una reflexi¨®n a modo de carta al pr¨®ximo lehendakari. Pues bien, tratar¨¦ de resumir en pocas l¨ªneas lo que constituye el n¨²cleo esencial de mis preocupaciones. En primer lugar, considero inaplazable que el pr¨®ximo Gobierno y su lehendakari acometan y culminen las previsiones contenidas en la proposici¨®n no de ley de junio de 2003 as¨ª como las nuevas medidas acordadas por la Ponencia de V¨ªctimas del Terrorismo del Parlamento vasco. Tanto la una como las otras constituyen la Hoja de Ruta del reconocimiento social, moral y pol¨ªtico de las v¨ªctimas del terrorismo, un compendio de actuaciones que deben llevarse a la pr¨¢ctica sin dilaci¨®n porque de ello depende la recuperaci¨®n por parte de los afectados del estatus pol¨ªtico que los criminales trataron de arrebatarles. Ninguna medida sobra porque todas son necesarias y porque todas conforman un cuerpo ¨²nico cuya movilidad depende de la articulaci¨®n de cada una de las partes que lo componen.
Pero si hay algo que me satisfar¨ªa comprobar, especialmente, ser¨ªa la organizaci¨®n de homenajes a las v¨ªctimas pueblo por pueblo. Una iniciativa imprescindible y que debe ser abordada con decisi¨®n y entusiasmo por quien gane las elecciones, consciente del liderazgo moral que la sociedad vasca le reserva, tambi¨¦n, en la defensa de las reivindicaciones b¨¢sicas de las v¨ªctimas del terrorismo. El pr¨®ximo lehendakari debe ser, sin duda, el lehendakari de las v¨ªctimas del terrorismo, un gobernante sensible y cercano a los m¨¢s afectados por la lacra de la violencia y empe?ado en fundir el protagonismo que merecen con el centro neur¨¢lgico de su discurso de paz. En este sentido, recuperar la interlocuci¨®n con los colectivos de v¨ªctimas e impulsar un acercamiento con ellos es un objetivo irrenunciable.
En segundo lugar, considero capital que el pr¨®ximo lehendakari active y movilice todos los recursos disponibles para que los escoltados y amenazados sientan el aliento de las instituciones. No nos podemos resignar a la rutina de un paisaje repleto de personas privadas de libertad que por ser del PP o del PSE, jueces, periodistas,... est¨¢n pagando un tributo obsceno en democracia y, que, dig¨¢moslo sin rodeos, merecen mucho m¨¢s de la sociedad en la que malviven. Esta situaci¨®n de excepcionalidad pol¨ªtica no es admisible desde ning¨²n punto de vista y no estar¨ªa de m¨¢s reflexionar en voz alta sobre las consecuencias que la rutina y la banalizaci¨®n del acoso terrorista ejercen sobre la corteza moral de una sociedad, en t¨¦rminos de desafecci¨®n e incluso de rendici¨®n del ¨ªmpetu c¨ªvico exigible.
Y, por ¨²ltimo, me gustar¨ªa compartir con el lehendakari, sea el que sea, la siguiente convicci¨®n. Hay mucha prisa por llegar al objetivo de la paz y es l¨®gico que as¨ª sea. Pero la prisa es muy mala compa?era de viaje si se pretende la reconciliaci¨®n de la sociedad. Por ello, la memoria, la justicia y el reconocimiento del da?o causado son las condiciones b¨¢sicas para que las v¨ªctimas se sientan part¨ªcipes en el proceso de paz. De lo contrario, volver¨¢n a ser damnificadas y excluidas del mismo. As¨ª espero que lo recuerde el lehendakari que salga vencedor en las elecciones del 17 de abril.
Maixabel Lasa es viuda de Juan Mar¨ªa J¨¢uregui y actualmente responsable de la Direcci¨®n de Atenci¨®n a las V¨ªctimas del Terrorismo del Gobierno vasco
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