Manos limpias
Ser¨ªa una temeridad, adem¨¢s de una calumnia, asegurar que la corrupci¨®n se ha ense?oreado del PP valenciano. En realidad, despu¨¦s de casi 10 a?os gobernando la Comunidad, resulta hasta plausible que no hayan estallado m¨¢s casos de corruptelas o indicios de algo mejor tipificado -y penado- en los c¨®digos. Pero es indudable que estos dos lustros han mellado el perfil ¨¦tico del partido, que en estos momentos afronta con resignaci¨®n algunos episodios vergonzantes, premonitorios del esc¨¢ndalo. Y no los vamos a citar, reiterando lo que ya constituye estos d¨ªas pasto de los cr¨ªticos del Consell, tanto al menos como omisiones y silencios c¨®mplices por parte de sus amanuenses.
Con una excepci¨®n, sin embargo. Nos referimos al propalado pelotazo del alcalde de Torrevieja, Pedro Hern¨¢ndez Mateo, cuya compraventa de unas hect¨¢reas para la cr¨ªa de perros y cultivo de hortalizas le ha beneficiado con 5,2 millones de euros. Un golpe de fortuna, evidentemente. ?C¨®mo iba ¨¦l a saber que uno terrenos r¨²sticos de la procelosa Vega Baja iban a multiplicar los 180.000 euros que pag¨® por ellos? "Tengo las manos limpias y los bolsillos de cristal", ha declarado. De cristal y atiborrados de billetes. No nos extra?ar¨ªa que uno de estos d¨ªas se pusiese al volante de un Ferrari, como su cofrade Alfonso Rus, el edil jefe de X¨¤tiva, y se dejasen caer por Castell¨®n para desagraviar a Carlos Fabra y rendir culto a la gastronom¨ªa local, con cargo, obviamente, al generoso cap¨ªtulo de protocolo de la corporaci¨®n provincial que rige todav¨ªa el hoy atribulado presidente.
A la postre, nader¨ªas, sobre todo si las comparamos con las vastas operaciones inmobiliarias en curso y que decantar¨¢n las inevitables consecuencias en el paisaje y en las cuentas corrientes de los espabilados. Con todo y con ello, no es ¨¦sta, a nuestro entender, la m¨¢s grave de las consecuencias. Lo peor es que esos tr¨¢ficos y la picaresca que va emergiendo nos distrae de lo que habr¨ªan de ser los problemas prioritarios del Pa¨ªs, abordados por los empresarios en sus recientes y sonadas reuniones. No es balad¨ª que por su boca -que no por la de los pol¨ªticos, que suelen llegar tarde- supi¨¦ramos que el actual modelo de crecimiento est¨¢ agotado y que algunos sectores productivos lo pasar¨¢n mal o habr¨¢n de ser amortizados. Un cambio -en realidad, una crisis- que el desangelado consejero de Empresa, Justo Nieto, no quiso ni ver impreso en los papeles. Al parecer es la lecci¨®n que mejor ha asimilado en su aventura por la vida publica: la cr¨ªtica no se acepta y al cr¨ªtico se le estigmatiza.
Podr¨ªamos cobrar aliento y confiar en que las pr¨®ximas citas electorales dar¨¢n un vuelco y otra sensibilidad relevar¨¢ a la enervada -sin nervio, que no lo contrario- gesti¨®n del presidente Francisco Camps. Que a pesar de las manos limpias y los bolsillos de cristal el vecindario caiga en la cuenta de que ha llegado la hora del cambio, lo que en principio supone la ventaja -mejor dicho, el ventajismo y la perversi¨®n- de que Madrid nos discrimine positivamente en esas dotaciones que el poder central se reserva a modo de premios y castigos. No obstante, a la vista de la hornada pol¨ªtica que llega nos tememos que la jaculatoria dominante ser¨¢ aquella de virgencita m¨ªa que me quede como estoy. Alcaldes y concejales de urbanismo con expectativa de bot¨ªn -que son la intemerata- van a tener oportunidad para redondearlo
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