El enemigo 'n¨²mero uno' de Sadam
El nuevo l¨ªder iraqu¨ª tal vez tenga que firmar la condena a muerte del dictador que le persigui¨® durante tres d¨¦cadas
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"La pr¨®xima vez, ?Inch Al¨¢!, nos veremos en Bagdad". Poco antes de que Estados Unidos lanzara su operaci¨®n militar para derrocar al r¨¦gimen de Bagdad, la oposici¨®n al r¨¦gimen de Sadam iraqu¨ª se reuni¨® en las monta?as del norte de Irak bajo la presidencia del l¨ªder kurdo Yalal Talabani, que se despidi¨® de sus aliados chi¨ªes y sun¨ªes con aquel optimista deseo. Dos a?os despu¨¦s, mam (t¨ªo) Yalal, como llaman los iraqu¨ªes a este abogado de 72 a?os, se convierte en el primer presidente kurdo en la historia de Irak. Su prestigio entre las dem¨¢s comunidades del pa¨ªs le ayudar¨¢ tambi¨¦n a anclar a la minor¨ªa kurda en el futuro de Irak.
Casi seis d¨¦cadas de lucha guerrillera y levantamientos pol¨ªticos marcan la trayectoria vital de Talabani, que se ech¨® al monte con 13 a?os en su aldea natal de Kalkan, al norte de Erbil, la capital del Kurdist¨¢n iraqu¨ª. El hombre maduro ha cambiado ya las cartucheras cruzadas sobre el pecho y los pantalones bombachos por el malet¨ªn y el traje occidental antes de tener que enfrentarse en un futuro cercano a un dilema de conciencia: la firma de la sentencia de muerte de Sadam Husein. Al depuesto dictador se le juzga, entre otras atrocidades, por la matanza de m¨¢s de 7.000 civiles kurdos, bombardeados con gas letal en Halabha (cerca de la frontera con Ir¨¢n) en 1988. "Como abogado, he firmado una petici¨®n internacional por la abolici¨®n de la pena de muerte", ha declarado Talabani al diario brit¨¢nico Times. En Irak se recuerda ahora que, cada vez que Sadam Husein decretaba una amnist¨ªa general tras haber sofocado una de las revueltas de los peshmergas (milicianos) kurdos, siempre hab¨ªa una excepci¨®n al perd¨®n: el enemigo n¨²mero uno Talabani.
El joven Yalal milit¨® pronto en el Partido Democr¨¢tico Kurdo (PDK), del legendario mul¨¢ Mustaf¨¢ Barzani, fundador del nacionalismo kurdo iraqu¨ª. Sus estudios en Kirkuk y Bagdad, mientras, estuvieron jalonados por los sobresaltos de las continuas redadas y detenciones. Pero tras la ca¨ªda de la monarqu¨ªa, en 1958, y la ascensi¨®n del Partido Baas al poder, en 1968, Talabani -que por entonces ya se hab¨ªa convertido en uno de los principales lugartenientes del PDK- acaba rompiendo con el clan de los Barzani, a quienes acusaba de pretender imponer un modelo feudal y tribal en la sociedad rural kurda.
Con la fundaci¨®n de la Uni¨®n Patri¨®tica del Kurdist¨¢n (UPK) en 1975, Talabani se lanza a la creaci¨®n de un partido socialdem¨®crata de corte laico y urbano, con el apoyo del vecino Ir¨¢n. Sus enfrentamientos con el PDK de Masud Barzani han marcado desde entonces al nacionalismo kurdo iraqu¨ª. Incluso cuando, tras la guerra del Golfo de 1991, la zona de exclusi¨®n a¨¦rea en el norte de Irak bajo protecci¨®n de la aviaci¨®n anglonorteamericana cre¨® la primera experiencia de autonom¨ªa pol¨ªtica kurda, la guerra civil entre el PDK y la UPK (1994-1998) arruin¨® la esperanza de un autogobierno democr¨¢tico.
El ¨¦xito electoral de los partidos kurdos, que concurrieron unidos a las elecciones del pasado 30 de enero, propicia ahora un reparto pac¨ªfico de poder entre los dos se?ores del Kurdist¨¢n. Barzani se afianza como presidente del Gobierno regional, en Erbil, mientras Talabani deja su basti¨®n de Suleimaniya para representar las aspiraciones de cinco millones de kurdos iraqu¨ªes en la mayor magistratura de Bagdad.
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