Los ¨¢rboles de Barcelona
Hay muchas Barcelonas y una imprescindible, sin la cual no ser¨ªa la ciudad que es, la que conforman los ¨¢rboles que flanquean las calles, en estas aceras, especialmente las del Eixample, que est¨¢n consideradas de las mejores del mundo. En Barcelona, la ciudad espa?ola con m¨¢s arbolado viario, las caracter¨ªsticas de los ¨¢rboles contribuyen a reforzar la l¨®gica de cada parte de la ciudad y han sido a menudo objeto de reivindicaci¨®n ciudadana.
Hace justo 12 a?os, en la primavera de 1993, se daba a conocer por primera vez el inventario de los ¨¢rboles y su valor patrimonial, tras la aprobaci¨®n en 1992 del Plan de Gesti¨®n del Arbolado Viario de Barcelona. Desde entonces se han ido sucediendo los planes y las acciones para mejorar este patrimonio verde de la ciudad. En 1998 Parques y Jardines elabor¨® y aprob¨® un nuevo Plan de Gesti¨®n Ambiental del Arbolado de Barcelona, que fue revisado en 2004; en 2002 se revis¨® el Plan de Gesti¨®n del Arbolado Viario de Barcelona, y en la primavera del 2001 se consigui¨® la certificaci¨®n de calidad ISO 14.001 por la gesti¨®n y el mantenimiento de las zonas verdes p¨²blicas y del arbolado viario. En 1998 se hab¨ªa iniciado el plan para el aprovechamiento del agua del subsuelo de Barcelona, con el objetivo de llegar a cubrir el 50% de los riegos utilizando el agua fre¨¢tica, para lo que se construy¨® una red secundaria de distribuci¨®n.
En Barcelona hay 350.000 ¨¢rboles, sin contar los siete millones del parque de Collserola
Si podemos argumentar cr¨ªticas a otros aspectos de la pol¨ªtica municipal, la gesti¨®n de los parques y del arbolado viario, que cada dos meses explica la revista municipal Barcelona Verda, ha demostrado una constante voluntad de mejorar y de superar las dificultades, convirti¨¦ndose en uno de los frentes m¨¢s avanzados de una pr¨¢ctica urbana ecol¨®gica.
En 1993 hab¨ªa unos 135.000 ¨¢rboles en las calles y ahora hay 155.541, que con los ¨¢rboles de parques y jardines suman unos 350.000, sin contar los siete millones de ¨¢rboles que hay en Collserola. Hemos de ser conscientes de que el objetivo de mejorar la cantidad, la calidad y el mantenimiento de estos ¨¢rboles se enfrenta a enormes dificultades. Por una parte, el car¨¢cter denso de la ciudad, hecha de superposiciones y losas de hormig¨®n, con muchas calles antiguas estrechas en las que siempre queda poco espacio para el arbolado, y por otra parte, los efectos de la contaminaci¨®n, que los suelos sean cada vez menos permeables y las tierras m¨¢s pobres, y el maltrato que sufren a menudo por accidentes de tr¨¢fico, por vertidos y por obras de infraestructura, como aparcamientos, precisamente cuando se trata de los elementos urbanos que contribuyen a la biodiversidad, a oxigenar el aire absorbiendo el ¨®xido de carbono, a proporcionar sombra, a amortiguar la poluci¨®n y los ruidos, a atemperar el clima y a crear ambientes m¨¢s humanos.
En los ¨²ltimos a?os se ha llevado adelante un proceso de sustituci¨®n de los t¨ªpicos pl¨¢tanos, el ¨¢rbol m¨¢s urbano pero tambi¨¦n el m¨¢s castigado por las enfermedades y la contaminaci¨®n, siguiendo el Plan Especial de Reconversi¨®n del Arbolado (1994), para favorecer la biodiversidad, plantando otros m¨¢s resistentes, como los almeces y las s¨®foras.
Sin embargo, a pesar de la cantidad y calidad de sus ¨¢rboles, Barcelona a¨²n no es una ciudad, como Berl¨ªn, Londres y Par¨ªs, que destaque por la presencia verde de su arbolado y son muchos los frentes por los que se deber¨ªa mejorar. Por una parte, la franja de transici¨®n entre los barrios y Collserola deber¨ªa reforzarse para consolidar el l¨ªmite, siempre fr¨¢gil, de esta reserva de espacio verde. Y por otra parte, en los barrios con menos ¨¢rboles, que son los de tejido antiguo -Ciutat Vella y Gr¨¤cia-, se deber¨ªa seguir plantando mucho m¨¢s arbolado, especialmente ¨¢rboles de porte peque?o, como el aligustre del Jap¨®n, el naranjo amargo, el ciruelo rojo y, hasta cierto punto, los magnolios. Tambi¨¦n deber¨ªan promoverse m¨¢s huertos urbanos por los barrios.
A diferencia de otras ciudades con grandes parques y bosques, el car¨¢cter de Barcelona viene definido por un predominio de las intervenciones arquitect¨®nicas que estructuran los parques, y esto define su tradici¨®n, desde el Laberint d'Horta y el parque G¨¹ell hasta el Fossar de la Pedrera y el Jard¨ªn Bot¨¢nico, por citar algunos de los lugares m¨¢s especiales de la ciudad, que aunque sean menos concurridos tienen tanto valor como los monumentos barceloneses m¨¢s visitados, y en ellos la arquitectura y la vegetaci¨®n siempre se relacionan.
Promover la diversidad del arbolado y el uso de la vegetaci¨®n aut¨®ctona para que se adapte al clima forma parte de los indicadores hacia una deseada sostenibilidad. De hecho, algunos de los objetivos b¨¢sicos de la Agenda 21 de Barcelona tienen que ver con el arbolado y con su gesti¨®n y cuidado, como el principio que habla de la conservaci¨®n y mejora de los espacios libres, la potenciaci¨®n del verde urbano y la protecci¨®n de la biodiversidad, o como el que demanda la preservaci¨®n de los recursos naturales no renovables y la promoci¨®n del uso de los renovables.
Los ¨¢rboles constituyen una realidad que acostumbramos a dejar pasar desapercibida, pero que cada primavera rebrota en sus hojas, flores y olores, y nos desvela, aunque sea fugazmente, que las ciudades est¨¢n conformadas por unas complejas redes, no siempre evidentes, en las que se superponen y entremezclan sus edificios, sus espacios p¨²blicos, sus habitantes, su tr¨¢fico y su vegetaci¨®n.
Josep Maria Montaner es arquitecto.
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