En estado de gracia
Vuelve a acercarnos este espacio a una figura mayor en el legado del pasado siglo, con el aliciente a?adido, en esta ocasi¨®n, de que para muchos supondr¨¢ la oportunidad de descubrir a un talento de deslumbrante intuici¨®n po¨¦tica que -fuera de su Italia y, cuando menos, para el gran p¨²blico- sigue siendo en gran medida un artista secreto. Pues el perfil de Fausto Melotti (19011986) es el de esos creadores cuya indagaci¨®n personal en el cauce de la modernidad dibuja una trayectoria exc¨¦ntrica con relaci¨®n a los t¨®picos del canon vanguardista, con lo que no encontraban f¨¢cil encaje en el discurso general del arte del momento, pero que, una vez quebrado ese cors¨¦, imponen a la postre un umbral insospechado en el balance de ese tiempo. En el caso de Melotti, ello se concreta, dentro del proceso de desmaterializaci¨®n de la escultura, mediante la secuencia espectral que formula en el espacio una sutil cadencia de enso?aciones mel¨®dicas.
FAUSTO MELOTTI
Galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez
General Casta?os, 3. Madrid
Hasta el 10 de mayo
Hace justo 10 a?os, contemplamos en el IVAM una memorable retrospectiva de Melotti, la ¨²nica muestra del artista celebrada en nuestro pa¨ªs, hasta la que ahora presenta aqu¨ª, por vez primera en Madrid -y primera tambi¨¦n en una galer¨ªa- su fascinante e ingr¨¢vido imaginario. Con una selecci¨®n m¨¢s escueta que en Valencia, la exposici¨®n alcanza sin embargo a ofrecer una equilibrada s¨ªntesis, donde quedan reflejadas las tipolog¨ªas fundamentales que despliega el universo creativo de Melotti. El recorrido, que se abre en el periodo constructivo de anteguerra, con un extraordinario relieve de 1935, incluye alguna pieza de referencia, a modo del yeso de uno de Los siete sabios, el ciclo que retomar¨ªa, en 1960, la figura modular ideada por Melotti para la Trienal de Mil¨¢n de 1937. Como de refinamiento extremo son los et¨¦reos vasos de cer¨¢mica de los cincuenta, al igual que La sposa bambina, uno de los c¨¦lebres "teatrini" donde edifica, con apenas lo m¨¢s humilde, prodigiosos microcosmos esc¨¦nicos. Y junto a ellas, muchas otras piezas en las que el trazo del alambre, el velo apenas de la gasa, una fr¨¢gil malla o leves cadenas, deslizan en el espacio, como un susurro, el destello de una revelaci¨®n.
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