?Todo seguir¨ªa igual?
No le gusta a Ibarretxe que le toquen las cuentas. Si en el ¨²ltimo pleno del Parlamento vasco sobre pol¨ªtica general tild¨® a la oposici¨®n de "mercenarios del catastrofismo" por se?alar los riesgos que podr¨ªan derivarse de la aplicaci¨®n de su proyecto de nuevo Estatuto, en lo que llevamos de campa?a electoral no ha dejado de acusar a los l¨ªderes de PP y PSE de alimentar el "miedo econ¨®mico", a?adiendo que no pueden aspirar a gobernar Euskadi porque no hacen otra cosa que "hablar mal de ¨¦l" y porque no conf¨ªan en los vascos. Resulta sorprendente que quien esto diga sea el mismo que viene denunciando un supuesto incumplimiento del Estatuto por parte de los diversos Gobiernos de Madrid desde pr¨¢cticamente su promulgaci¨®n, argumento dif¨ªcil de conciliar con su afirmaci¨®n de que Euskadi va bien; la misma persona que no deja de anunciar que un triunfo electoral de los partidos no nacionalistas supondr¨ªa, textualmente, un riesgo para el autogobierno y el bienestar de los vascos.
Los buenos indicadores econ¨®micos de hoy no pueden entenderse sin su excelente punto de partida
La tela que debe preocuparnos no es el dinero, sino el tejido social vasco desgarrado
En cualquier caso, ?qu¨¦ podemos decir sobre la relaci¨®n existente entre la realidad socioecon¨®mica vasca, presente y futura, y el proceso soberanista impulsado por el Gobierno tripartito liderado por Ibarretxe? Sobre este asunto el nacionalismo vasco despliega un argumentario variopinto, ejemplo de eso que Freud llam¨® el narcisismo de las peque?as diferencias. En ocasiones (cuando es favorable) se comparan los indicadores vascos con la media espa?ola. Otras veces, cuando esta comparaci¨®n no resulta tan favorable, se adopta una perspectiva longitudinal contrastando, dentro de la propia Comunidad Aut¨®noma, datos actuales con los de hace algunos a?os. Y si, a pesar de este despliegue de contabilidad creativa, los datos dejan que desear, basta con se?alar que nos enfrentamos a retos que afectan a todas las econom¨ªas desarrolladas y que los vascos afrontaremos con nuestra caracter¨ªstica capacidad emprendedora.
Es cierto: en t¨¦rminos generales la situaci¨®n es buena. ?Y qu¨¦? Tambi¨¦n con Franco la econom¨ªa vasca iba bien, por no decir muy bien. No se trata de una boutade: lo que digo es que los buenos indicadores econ¨®micos de hoy no pueden entenderse sin reconocer que contamos con un excelente punto de partida. No puede afirmarse lo mismo de otras regiones espa?olas, sacrificadas en el altar de nuestra industrializaci¨®n. ?Vive hoy la econom¨ªa vasca s¨®lo de las rentas de ese periodo anterior? Ser¨ªa mucho decir. Pero tambi¨¦n vive de ellas. De ellas y del particular r¨¦gimen foral vasco y navarro, que convierte a estas dos comunidades en las mejor financiadas de Espa?a, muy por encima del valor que les corresponder¨ªa en funci¨®n de su PIB por habitante. Pero ¨¦ste es otro debate.
Encontramos aqu¨ª un primer elemento para la reflexi¨®n: ?qu¨¦ hemos hecho con esa herencia? El estudio Evoluci¨®n econ¨®mica de las comunidades aut¨®nomas 1975-2000, realizado por Julio Alcaide y Pablo Alcaide para el Instituto de Estudios Econ¨®micos, detecta un significativo deterioro de la econom¨ªa vasca a lo largo de esos a?os, que no se explica s¨®lo por el desplazamiento, constatable, del eje de crecimiento de la Cornisa Cant¨¢brica al ?rea Mediterr¨¢nea, pues La Rioja y Navarra no han dejado de crecer. Este deterioro se explica porque las condiciones institucionales y pol¨ªticas imperantes en Euskadi (el terrorismo, pero tambi¨¦n la conflictividad institucional y la incertidumbre pol¨ªtica) impedir¨ªan desarrollar todo su potencial estructural.
El debate sobre el futuro de las pensiones se ha convertido en el v¨®rtice de todos estos debates. ?Cu¨¢les ser¨ªan las consecuencias de una gesti¨®n exclusiva del sistema p¨²blico de seguridad social en Euskadi, rompiendo la unidad de caja y con ella la actual estructura de solidaridad interregional? El punto de partida no puede ser m¨¢s contradictorio: mientras el PP cifra en 700 millones de euros el d¨¦ficit de las pensiones en Euskadi en el 2004, Ibarretxe alardea de la existencia de un super¨¢vit entre 2001 y 2003 tal que permitir¨ªa construir "cuatro Guggenheims". Esta bilbainada (si se me permite la iron¨ªa) se compadece mal con las conclusiones de diversos estudios, entre ellos el titulado Evoluci¨®n del gasto en pensiones en Euskadi, elaborado para el Gobierno vasco por el Instituto de Econom¨ªa P¨²blica de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, que pronostica un profundo deterioro del sistema a partir de 2025, con un d¨¦ficit m¨¢s probable del 8,1% de la recaudaci¨®n.
?Y Europa? El estudio dirigido por Mikel Buesa, Econom¨ªa de la secesi¨®n, considera que una Euskadi separada de Espa?a habr¨ªa de afrontar no s¨®lo el importante coste de la "no-Espa?a", sino tambi¨¦n el inasumible de la "no-Europa". Por el contrario, el nacionalismo vasco construye sus escenarios econ¨®micos desde el supuesto del ceteris paribus, dando por hecho que todo seguir¨¢ igual, pero con un autogobierno desarrollado hasta pr¨¢cticamente sus ¨²ltimas consecuencias. Pero, ?de verdad puede esperarse que todo siga fundamentalmente igual, particularmente cuando los dirigentes nacionalistas y la izquierda unida que los apoya se muestran tan incapaces de consolidar afectos, solidaridades y confianzas dentro y fuera de Euskadi?
En cualquier caso, siendo importante, el argumento econ¨®mico no es el m¨¢s relevante cuando de lo que estamos discutiendo es de la construcci¨®n de una sociedad vertebrada. La tela que debe preocuparnos no es el dinero, sino el tejido social vasco, desgarrado hasta extremos inconcebibles hace tan s¨®lo unos pocos a?os. Cuando s¨®lo ¨¦ramos un pa¨ªs pod¨ªamos presumir de sociedad. Ahora que pretenden convertirnos en una naci¨®n nos encontramos con la alarmante realidad de que estamos empezando a ser dos ciudades. Y esto es algo que el dinero no puede resolver.
Imanol Zubero es profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad del Pa¨ªs Vasco.
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