Saludable

Chuck tampoco defraud¨® en su ¨²ltima visita a Espa?a. Poco importaba que sus dedos no est¨¦n ya tan precisos y ocurrentes como antes. Algunas chispas, las suficientes, de magia hicieron que los alrededor de cincuenta minutos que Berry estuvo en escena fueron muestra patente de que, lejos del virtuosismo y seriedad de otras escuelas, la suya tiene m¨¢s que ver con la diversi¨®n, la improvisaci¨®n y la imprevisibilidad del momento. Eso le emparenta, por ejemplo, con Keith Richards, su alumno m¨¢s sonado. Pero tambi¨¦n con los extraordinarios J. Teixi Band, madrile?os que han llevado su amor por el rock'n'roll a terrenos de maestr¨ªa.

En su actuaci¨®n previa a la del ¨ªdolo bordaron un set en el que fueron desde su conocida energ¨ªa bluesera a terrenos evidentemente marcados por Springsteen, otro devoto de Berry, por cierto. Javier Teixi y los suyos sacaron chispas a un repertorio en el que estaban los temas de su ¨²ltimo disco Cr¨®nicas, as¨ª como alguna meritoria versi¨®n, como Downtown train, de Tom Waits. Dejaron el camino debidamente preparado para el protagonista. ?ste irrumpi¨® en escena con una camisa espejada y azul aut¨¦nticamente imposible, una proverbial actitud entre arrogante e infantilmente pilla y atacando a una vieja guitarra Gibson de la que sal¨ªan dolorosos lamentos muy amplificados. Le acompa?aba un tr¨ªo de m¨²sicos -piano, bajo y bater¨ªa- a los que habr¨ªa que premiar de modo especial, porque, a excepci¨®n del pianista, no les daba ning¨²n tipo de facilidades. Es m¨¢s, les hac¨ªa mantener vueltas y vueltas de la vieja rueda del boggie, mientras ¨¦l iba atacando cl¨¢sico tras cl¨¢sico. Roll Over Beethoven, School Day, Carol, Sweet little sixteen, Memphis Tennessee, Around and around, Little Queenie, Nadine, My ding-lin, You never can tell y, finalmente, y arranc¨¢ndose a hacer el "baile del pato", el Johnny B. Goode, en el que invit¨® a subir a bailar en el escenario a cuanta voluntaria quisiera sumarse, fueron el grueso del repertorio que este pionero ha vuelto a traer a muchos de aquellos a los que les parece que aquel ingenuo rock'n'roll nunca m¨¢s iba a sonar en sus vidas. A sus 79 a?os, Chuck cumpli¨® como pudo y sin cruzar la estrecha l¨ªnea que separa lo heroico del patetismo. Seguro que para ¨¦l es bueno para la salud seguir estando ah¨ª.