Demasiado dinero en Banda Aceh
Algo m¨¢s de tres meses despu¨¦s de que una imparable muralla de agua sepultara a m¨¢s de 220.000 personas y los centros econ¨®micos m¨¢s importantes de la provincia indonesia de Aceh, la fase de emergencia ha concluido. Con la mayor parte de las necesidades b¨¢sicas de la poblaci¨®n cubiertas, comienza la reconstrucci¨®n, que, seg¨²n el Ejecutivo de Yakarta, se extender¨¢ hasta el a?o 2009. Para ello cuentan con la ayuda de la comunidad internacional, que mostr¨® una generosidad sin precedentes los d¨ªas posteriores al maremoto y que ha dado lugar a la mayor operaci¨®n humanitaria de la historia. En total, intervienen unas 500 ONG, adem¨¢s de las agencias de Naciones Unidas y empresas privadas y se registran serios problemas de coordinaci¨®n y solapamiento.
Las ONG han conseguido m¨¢s de lo que pueden gestionar; hay un problema en la coordinaci¨®n de la asistencia
Una ni?a fue vacunada tres veces de sarampi¨®n por ONG distintas sin ning¨²n tipo de control
"El Gobierno paga a los contratistas precios inflados un 100%", denuncia un grupo anticorrupci¨®n local
M¨¦dicos Sin Fronteras asegura: "No hay que recaudar m¨¢s de lo que somos capaces de gastar"
"Muchas ONG van por libre, sin consultar con nadie", comenta un m¨¦dico espa?ol
Los pescadores rechazan mudarse a 800 barracones porque est¨¢n alejados de la costa
El Gobierno indonesio, al que muchas organizaciones acusan de ser un ¨¢rbitro ausente, ha decidido trazar un plan maestro para poner orden en el caos humanitario en el que se ha convertido Aceh. Mientras las principales ciudades de la provincia van recobrando su pulso, la gran mayor¨ªa de los 500.000 desplazados contin¨²an hacinados en campamentos, temerosos de una nueva cat¨¢strofe (la tierra no ha dejado de temblar desde diciembre) y a la espera de que la nueva fase les brinde un empleo y un techo.
La capital, Banda Aceh, es un hervidero de gente yendo y viniendo. La actividad comercial casi ha vuelto a ser la que era: fruteros, verduleros, barberos y vendedores de relojes falsificados made in China exponen sus mercanc¨ªas en la calle, a merced del humo de las motocicletas que convierten la ciudad en un interminable atasco. Pero la aparente normalidad se desdibuja en los barrios cercanos a la costa. All¨ª, kil¨®metros de escombros salpicados por alguna casa que qued¨® en pie acogen a cientos de refugiados que comparten paisaje con un gigantesco nav¨ªo varado dos kil¨®metros tierra adentro. "Estamos esperando a que construyan las viviendas permanentes
[previstas por el Gobierno antes de 2007 y a una distancia m¨ªnima de dos kil¨®metros de la costa]. Todos los d¨ªas vamos a pedir arroz a las organizaciones y con eso comemos", afirma uno de los damnificados. Unos kil¨®metros m¨¢s lejos, una hilera de viviendas listas para estrenar; son parte de los 800 barracones provisionales que el Gobierno ha levantado en toda la provincia y a los que los pescadores se niegan a mudarse por estar alejados de la costa. Son habit¨¢culos de madera, de cuatro por cinco metros y adosados los unos a los otros. En cada estancia est¨¢ previsto que se instale una familia de seis miembros. Si la familia es menor, deber¨¢ acoplarse con otra.
Varias ONG aseguran que estas viviendas no cumplen las m¨ªnimas condiciones de habitabilidad y que parte de su labor en los pr¨®ximos dos a?os va a consistir en adecuar las letrinas y el acceso al agua en estos lugares. La sombra de la corrupci¨®n sobrevuela adem¨¢s sobre la construcci¨®n de estos barracones, que el Gobierno ha convertido en bandera de la reconstrucci¨®n. "No s¨®lo no se ha tenido en cuenta a la poblaci¨®n a la hora de decidir d¨®nde construir, sino que adem¨¢s todo el proceso ha sido muy oscuro. No ha habido concurso p¨²blico y los documentos no especifican el precio ni la procedencia de los materiales. Calculamos que el precio pagado por el Gobierno a los contratistas est¨¢ inflado en un 100%". Quien lanza esta acusaci¨®n es Akhiruddin Mahyudin, coordinador de Gerakan, el grupo anticorrupci¨®n indonesio que destap¨® el caso del gobernador de Aceh, en la c¨¢rcel desde 2004 por enriquecerse en la compra de un helic¨®ptero a Rusia. Setia Budi, el secretario del gobernador, niega la credibilidad de las acusaciones y minimiza la importancia de que se vayan a construir 1.500 barracones en todo Aceh, frente a la necesidad de realojar a 500.000 desplazados. "Muchos van a reconstruir sus propias casas, as¨ª que no necesitan que les demos alojamiento".
"Necesitamos reconstruir el 85% de las infraestructuras hidr¨¢ulicas, ocho puertos, 120 kil¨®metros de carreteras y 18 puentes. Para eso necesitamos que los pa¨ªses que se comprometieron a dar dinero lo hagan", pide Budi, quien cifra en 4.000 millones de euros (el 97% del PIB de Aceh) el dinero necesario. Seg¨²n datos de Naciones Unidas, la comunidad internacional ha desembolsado o comprometido el 50% de los 5.000 millones de euros que prometi¨® destinar a los pa¨ªses afectados por el maremoto.
El dinero que m¨¢s est¨¢ tardando en llegar es la ayuda bilateral, ya que las contribuciones a la ONU y a las ONG se han hecho efectivas casi en su totalidad. La ONU tiene previsto invertir los cerca de 900 millones recibidos durante la pr¨®xima d¨¦cada en viviendas, comercios, agricultura y pesca, adem¨¢s de atender las necesidades de los desplazados. A esa cantidad se le suman, adem¨¢s de las contribuciones bilaterales, los cerca de 2.000 millones de euros canalizados a trav¨¦s de las ONG.
Una cantidad alcanzada gracias a la compasi¨®n competitiva a la que se entregaron muchos pa¨ªses los d¨ªas posteriores a la cat¨¢strofe y que, en voz baja, muchos consideran excesiva e inmanejable a corto plazo. Esta importante inyecci¨®n de dinero podr¨ªa generar adem¨¢s efectos perversos para la econom¨ªa de la zona. "Estamos preocupados por el exceso de recursos de las organizaciones", afirma Simon Shield, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Banda Aceh.
"La entrada de tanto dinero podr¨ªa disparar la inflaci¨®n. Se crear¨¢n muchos puestos de trabajo durante un tiempo, pero los pescadores, los agricultores y los comerciantes dejar¨¢n sus actividades y se dedicar¨¢n a trabajar en la reconstrucci¨®n, y, dentro de unos a?os, cuando nosotros nos vayamos, la econom¨ªa productiva local puede haber quedado desmantelada. Adem¨¢s, los que no participen en la reconstrucci¨®n perder¨¢n poder adquisitivo y la brecha entre ricos y pobres podr¨ªa volverse m¨¢s profunda", alerta Shield.
Las ONG, que se vieron sorprendidas por la generosidad de sus donantes, desembarcaron en tropel en Aceh con grandes sumas de dinero entre las manos y mucha necesidad de responder con acciones ante sus donantes. Esto ha creado importantes problemas de coordinaci¨®n y casos de solapamiento en la atenci¨®n a la poblaci¨®n. Sobre las organizaciones pende adem¨¢s la amenaza de expulsi¨®n por parte de Yakarta, que desde un principio no vio con buenos ojos la llegada masiva de occidentales a Aceh, cerrada durante a?os a los extranjeros a causa del conflicto independentista que vive desde hace m¨¢s de 30 a?os. Ahora, el Gobierno indonesio ha renovado los visados de los cooperantes hasta fin de mes, fecha en la que decidir¨¢ qui¨¦n se queda y qui¨¦n se va.
Un cooperante reci¨¦n llegado de Sud¨¢n expresa su indignaci¨®n. "All¨ª no hay nada, aqu¨ª sobra el dinero. El problema es la log¨ªstica y la burocracia". Lo mismo opina Zuhal Ayoub, miembro de la Oficina de Coordinaci¨®n de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA). "Las ONG grandes se encuentran ante la paradoja de haber recibido mucho dinero, para una crisis en la que ya hay mucha gente prestando asistencia, frente a lugares como Chad, donde la necesidad es acuciante. Como adem¨¢s no saben si el Gobierno les permitir¨¢ quedarse, la presi¨®n por gastar es muy grande. Y la falta de claridad por parte del Gobierno lo complica todo m¨¢s", sostiene Ayoub, desde Calang, en la costa oeste de Sumatra y una de las poblaciones m¨¢s afectadas, donde m¨¢s del 75% de sus habitantes fueron arrastrados por las olas.
Las cerca de 1.000 personas que han sobrevivido en Calang se han instalado en chabolas en lo alto de una colina, por temor a un nuevo maremoto. El Gobierno local ha construido barracones provisionales cerca de la playa (la colina es zona militar) y, al contrario que en Banda Aceh, la gente no quiere estar cerca de la costa. Temen la violencia de las aguas, pero tambi¨¦n huyen de los fantasmas, que aseguran deambulan por esa zona, en la que quedan todav¨ªa muchos cuerpos enterrados. A pesar de todo, la colina empieza a recuperar la actividad y a parecerse a una ciudad. Cada d¨ªa hay productos nuevos en el mercado y los precios empiezan a estabilizarse. Los pescadores reconstruyen poco a poco sus embarcaciones y los agricultores trabajan nuevas parcelas de tierra lejos del mar. Y la carretera que une Calang con Banda Aceh, aunque plagada de desv¨ªos provisionales, y s¨®lo transitable con veh¨ªculos todoterreno, qued¨® inaugurada la semana pasada.
Calang, donde s¨®lo dos casas quedaron en pie tras el paso de las olas y donde acudieron en seguida una mir¨ªada de ONG, es uno de los lugares donde la descoordinaci¨®n, el exceso de agentes humanitarios y la falta de planificaci¨®n del Gobierno de la ciudad han causado m¨¢s estragos. En la planicie de la pen¨ªnsula, al pie de la colina, donde hace tres meses se ubicaba la ciudad, las organizaciones han instalado un gran campamento humanitario se?alado con banderas que identifican a cada uno de los grupos. Mau¨¦ Mu?oz forma parte del equipo espa?ol de M¨¦dicos del Mundo (MDM) y se muestra preocupado por el descontrol en el seno de la marea humanitaria. "El pasado febrero, en Riga , tuvimos un caso de sarampi¨®n. Enseguida vinieron todos los epidemi¨®logos de Banda Aceh, temiendo que se propagara entre los desplazados, pero la ni?a se cur¨® en dos d¨ªas. Entonces nos dimos cuenta de que no era un sarampi¨®n normal, y finalmente descubrimos que a esa ni?a la hab¨ªan vacunado tres veces, organizaciones distintas, sin cartilla de vacunaci¨®n ni ning¨²n tipo de control. Los s¨ªntomas del sarampi¨®n eran fruto de las vacunas", explica.
"El Gobierno no lo est¨¢ poniendo f¨¢cil. No trazan unas l¨ªneas maestras, dicen que s¨ª a todo lo que les ofrecen las ONG, y se producen solapamientos", sostiene Cecilia Albertos, enfermera del equipo de MDM, que ha montado en Calang un hospital de campa?a, un laboratorio de malaria y tuberculosis y atiende a los enfermos de las poblaciones cercanas en dos cl¨ªnicas m¨®viles. Est¨¢n negociando con las autoridades locales la construcci¨®n de un hospital permanente, pero desde que empezaron las conversaciones, el alcalde ha recibido ya cuatro nuevas ofertas para levantarlo. Las dolencias m¨¢s frecuentes entre la poblaci¨®n son respiratorias, gastrointestinales y malaria. "No son consecuencia del maremoto, son las mismas que ten¨ªan antes", explica Javier Arcos, el otro m¨¦dico de la ONG espa?ola. "Aqu¨ª hay comida y ropa de sobra; lo que hace falta es coordinaci¨®n y centralizaci¨®n, pero muchas ONG van por libre, vienen, plantan su banderita y se ponen a construir una escuela sin consultar con nadie y luego resulta que ese colegio lo iba a construir otra ONG". Mientras Arcos habla, a pocos metros del hospital de campa?a, habitantes de Calang rebuscan en monta?as de ropa usada procedente de la ayuda internacional. Junto a las camisas y los vestidos, media decena de tiendas de campa?a del Ej¨¦rcito repletas de paquetes de fideos chinos.
Syafribal, representante del Gobierno local en Calang, coincide en que las necesidades b¨¢sicas est¨¢n cubiertas, aunque asegura que han perdido a la mayor¨ªa de los maestros y los m¨¦dicos, y reconoce que ha habido serios problemas de solapamientos, pero para ¨¦l, la explicaci¨®n es que "viene gente prometiendo muchas cosas y luego no hace nada, as¨ª que no nos queda m¨¢s remedio que decir a todo que s¨ª", apunta, a la vez que desmiente que a fin de mes vayan a expulsar a las ONG. "Los que tengan un proyecto de largo plazo se podr¨¢n quedar", afirma.
Ante la avalancha de dinero recibido, la mayor¨ªa de las ONG han decidido desviar fondos inicialmente destinados a la emergencia, a proyectos de reconstrucci¨®n. La ONG brit¨¢nica Save the Children, que recaud¨® 160 millones de euros, piensa permanecer en el pa¨ªs unos cinco a?os. "Nos quedamos sobrecogidos al ver todo el dinero que recibimos. Ahora aconsejamos a los que quieran donar que destinen su dinero a otras emergencias", explica una portavoz de la organizaci¨®n en Banda Aceh. La Federaci¨®n de la Cruz Roja Internacional, que recaud¨® 1.300 millones de euros, ha adoptado la misma postura y tienen previsto trabajar en Aceh varios a?os. "Hay muchas ONG aqu¨ª, y casi todas hacen un buen trabajo, pero hay que coordinarse. Estamos esperando a que el Gobierno publique su plan maestro para la reconstrucci¨®n y nos sienten a todos para repartir la tarta", apunta Holger Leire, director de operaciones de Cruz Roja en Sumatra.
M¨¦dicos sin Fronteras (MSF), la organizaci¨®n que a los pocos d¨ªas de la ola gigante renunci¨® a recibir m¨¢s donaciones, porque no ser¨ªan capaces de gestionarlo, se quedar¨¢ en Aceh "unos dos a?os, si las autoridades lo autorizan", asegura Bel¨¦n Pedrique, coordinadora m¨¦dica de MSF-B¨¦lgica en Banda Aceh. "Hemos aprendido de otras emergencias que no hay que recaudar m¨¢s de lo que somos capaces de gastar". A pesar de la petici¨®n, la gente sigui¨® aportando y la organizaci¨®n est¨¢ desviando, con el consentimiento de los donantes, parte de los 100 millones de euros recaudados, a otros conflictos olvidados como el de Congo, "donde hay verdaderos problemas financieros", se?ala Pedrique.
La recuperaci¨®n psicol¨®gica de las v¨ªctimas es precisamente una de las tareas pendientes en la fase de reconstrucci¨®n. A pesar de que ni?os y mayores "han demostrado una gran capacidad de recuperaci¨®n", seg¨²n Lely Dguhari, portavoz de Unicef, los psic¨®logos prev¨¦n que se empezar¨¢n a ver los efectos del estr¨¦s postraum¨¢tico dentro de tres meses, cuando vuelvan a la normalidad.
Afirman, adem¨¢s, que los padres, muchos de los cuales han perdido a sus hijos (se calcula que m¨¢s de un tercio de las v¨ªctimas son ni?os que no pudieron correr lo suficiente para escapar de las olas), necesitan desesperadamente un proyecto de futuro despu¨¦s de haberlo perdido todo. Mientras, esperan desde sus campamentos que la reconstrucci¨®n de Aceh les proporcione, adem¨¢s de una casa, un trabajo con el que volver a la normalidad.
A¨²n m¨¢s tardar¨¢ el ecosistema en recuperarse. "Los manglares quedaron destrozados y en la isla de Iboih se ha perdido el 90% del coral, que adem¨¢s de formar una barrera de protecci¨®n contra las olas, era el refugio de los peces. Ahora tenemos que regenerar nuevos bancos de peces", afirma Mahdi Ismael, de Fauna y Flora Internacional. A este joven le preocupa sobre todo la tala masiva de ¨¢rboles para la construcci¨®n de las viviendas temporales y de nuevas parcelas para cultivar. "El Gobierno ha abierto la veda para la tala ilegal despu¨¦s del tsunami, y eso es muy peligroso para todo el ecosistema. En Aceh hay unos 500 elefantes y 250 orangutanes que dependen para vivir de la selva. Sin ¨¢rboles no hay fauna", a?ade.
Visto desde el aire, poco ha cambiado en Aceh en los ¨²ltimos tres meses. Las mismas bah¨ªas anegadas, los mismos pueblos arrasados y las mismas lonas azules de los desplazados. S¨®lo alguna excavadora, en lo que fue la carretera de la costa, algunos barracones en construcci¨®n y el movimiento en las ciudades indican que la nueva fase ha comenzado.
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