Un candidato con menos credibilidad
Tony Blair es un candidato con menos credibilidad personal que en sus dos anteriores contiendas electorales, en 1997 y 2001. La segunda legislatura del Nuevo Laborismo ha estado marcada por la guerra de Irak, en la que el primer ministro se ha involucrado de manera personal, desgast¨¢ndose tambi¨¦n de manera personal. El desgaste de Blair se debe tambi¨¦n a otras apuestas, como la subida de tasas universitarias o la introducci¨®n de la gesti¨®n privada en la sanidad, que ha sacado adelante pese a encontrar considerable renuencia en el Gabinete y su grupo parlamentario.
No es sorprendente que los tories hayan centrado su estrategia en cuestionar a Blair. El lunes, al introducir el programa conservador, el l¨ªder tory mencion¨® 12 veces la palabra Blair (asociada siempre a algo negativo) y no pronunci¨® ni una sola vez la palabra laborista. Michael Howard lleva tiempo utilizando esa estratagema y meses atr¨¢s lanz¨® un eslogan que parec¨ªa ingenioso, pero que se ha vuelto contra ¨¦l: "Vota a Blair, ll¨¦vate a Brown". Eso es precisamente lo que est¨¢n diciendo entre l¨ªneas los laboristas: "Aunque no te guste Blair, es igual: vota laborista porque m¨¢s pronto que tarde tendr¨¢s a Brown".
Blair nunca aparece solo en campa?a y Gordon Brown le ha acompa?ado en muchas citas. El escenario elegido por los laboristas para presentar su programa fue llamativo. Mientras 48 horas antes Howard hab¨ªa aparecido solo y utilizando un lenguaje muy personal, Blair ha estado acompa?ado de sus 20 compa?eros de Gabinete y ha compartido con seis de ellos la lectura del programa.
Estaban dispuestos cuidadosamente. En primera fila estaba ¨¦l, en el centro, flanqueado a su izquierda por Gordon Brown y a la derecha por el viceprimer ministro, John Prescott. Con un atril m¨¢s bajo, que reflejaba su menor peso pol¨ªtico, los responsables de los cuatro asuntos potencialmente m¨¢s candentes de la campa?a: Interior (Charles Clarke) y Sanidad (Ruth Nelly), en un lado; Industria (Patricia Hewitt) y Sanidad (John Reid). Detr¨¢s, sentados y aburridos, los otros 14 ministros.
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