La comedia de las equivocaciones
Es una charada que se repite desde hace alg¨²n tiempo. Estados Unidos, el honest broker de la paz en Oriente Pr¨®ximo, pide a Israel que detenga la construcci¨®n de colonias en Cisjordania, tal como pide la Hoja de Ruta; el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, responde que su Gobierno cumplir¨¢ escrupulosamente sus compromisos, pero no se compromete a nada hasta que los palestinos act¨²en, con la contundencia que Jerusal¨¦n exija, contra sus propias filas terroristas; los editoriales de la prensa occidental hablan de una nueva esperanza, y escudri?an la luz al final del t¨²nel; y, paralelamente, el Gobierno israel¨ª anuncia el establecimiento de nuevas colonias en los territorios ocupados, lo que hace cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil la firma de la paz en Palestina. El tiempo se al¨ªa golosamente a la violencia.
El hecho de que la ONU, en las resoluciones 242 y 338, haya pedido la total retirada de las fuerzas de ocupaci¨®n, y que la Convenci¨®n de Ginebra de 1949, en su art¨ªculo tambi¨¦n 49, proh¨ªba todo cambio de naturaleza que pueda producirse en un territorio por la mano invasora, como ocurre con la colonizaci¨®n, es irrelevante. Sharon y Bush, reunidos esta semana en Crawford, Tejas, ni hablan de ello. Cierto que Israel hace una interpretaci¨®n muy distinta de los dict¨¢menes del Consejo de Seguridad, y niega que sea aplicable la Convenci¨®n de Ginebra a unos territorios que no ocupa, sino que -afirma- est¨¢n en disputa, pero el resto del mundo, incluyendo a Estados Unidos, rechaza pro forma esa interpretaci¨®n. El unilateralismo lo invent¨® Washington mucho antes de la guerra de Irak.
?se es el c¨ªrculo vicioso que har¨¢, de no romperse un d¨ªa, imposible la paz. Aunque Sharon no precisa los contornos del compromiso que exige a los palestinos, puede deducirse que reclama al presidente Mahmud Abbas que desarme y encarcele a los terroristas para que nunca m¨¢s, cualquiera que sea el curso de las negociaciones, puedan volver a las armas; es decir, que sin ninguna garant¨ªa de que Sharon acceda a una retirada que haga posible un Estado palestino, el sucesor de Arafat tiene que embarcar a su pueblo en una guerra civil, que es lo que se producir¨ªa si tratara de eliminar a varios miles de activistas y su comitiva; el plan consiste en exigir que se le deje a Israel por adelantado sin enemigo posible, con lo que el Estado sionista no tendr¨ªa raz¨®n para pagar precio alguno por la paz.
El presidente Abbas no est¨¢, sin embargo, en condiciones de plantearse semejante posibilidad, y, en su lugar, ofrece una tregua que ya est¨¢n cumpliendo de forma voluntaria los movimientos terroristas, Ham¨¢s y Yihad Isl¨¢mica; aunque no por ninguna bondad especial, sino por agotamiento, frustraci¨®n, necesidad de repoblar sus filas, y, quiz¨¢s, alguna comprensi¨®n de que con el terror no adelantan la defensa de su causa. Pero la desaparici¨®n de esas fuerzas s¨®lo puede producirse cuando la negociaci¨®n est¨¦ ya avanzada y con garant¨ªas de alg¨²n resultado positivo, no como condici¨®n previa, porque eso equivaldr¨ªa al suicidio pol¨ªtico de Mahmud Abbas.
?Cu¨¢l es el juego de Sharon, si, como parece, sigue levantando barreras contra la negociaci¨®n, en forma de una incesante repoblaci¨®n de Cisjordania? Seguramente, ganar tiempo para que, cuanto m¨¢s quepa demorar la formulaci¨®n de una oferta territorial concreta, mayores sean las realidades sobre el terreno a las que deba ce?irse el mapa israel¨ª de retirada; ganarlo para que una posible normalizaci¨®n de la circulaci¨®n de personas y mercanc¨ªas entre Israel y los territorios ocupados permita a los palestinos vivir mejor y, por ello, tengan algo que perder con nuevos exabruptos de Intifada, haci¨¦ndoles, as¨ª, m¨¢s reacios a tirar de la violencia; y ganarlo para ir desgastando a los dirigentes palestinos, hasta que acepten la paz de m¨ªnimos que puede ofrecer la derecha de Israel en el poder.
?Hasta cu¨¢ndo puede durar esta comedia de las equivocaciones? Lo que Bush consienta. Mientras Washington considere que un conflicto de baja intensidad es preferible a una paz que no convenga a Sharon, se repetir¨¢n los movimientos de esta noria que repite una mec¨¢nica sin fin y sin objeto.
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