Sobre la caridad
Hace tres semanas, con ocasi¨®n del estreno de Hierro 3, su multipremiada ¨²ltima pel¨ªcula, ya hab¨ªamos tenido ocasi¨®n de hablar del singular talento del surcoreano Kim Ki-duk, uno de los nombres de moda de la exhibici¨®n, y sobre todo, de los festivales internacionales, y glosar su peculiar universo creador, poblado de seres fronterizos, ferozmente solos y en muchas ocasiones enfrentados a contextos de violencia, casi siempre retratados desde una neutral objetividad no exenta de poes¨ªa. Vienen a cuento todas estas observaciones a la hora de abordar una pel¨ªcula como la aparentemente desconcertante Samaritan Girl, el segundo de sus t¨ªtulos del pasado a?o (Ki-duk trabaja mucho, como se ve), una historia sobre las esquivas consecuencias de la caridad. Que dicha caridad sea bien o mal entendida, queda al arbitrio del respetable: Ki-duk se limita a contar su historia con aires de f¨¢bula y sin poner de su parte ni un gramo de moralina, o siquiera de indicaciones precisas de lectura; menos a¨²n se permite juzgar a sus desconcertantes personajes.
SAMARITAN GIRL
Direcci¨®n: Kim Ki-duk. Int¨¦rpretes: Kwan Ji-min, Seo Min-jeong, Lee Eol, Kwon Hyun-min, Oh Young. G¨¦nero: drama, Corea del Sur, 2004. Duraci¨®n: 95 minutos.
Cuenta Samaritan Girl la historia de dos adolescentes de buena familia, menores de edad, una de las cuales se prostituye para obtener dinero suficiente como para cumplir el sue?o de ambas, viajar a Europa, mientras la otra administra los dineros. Pero la actuaci¨®n de la polic¨ªa desbarata los planes de las amigas, y lo que es m¨¢s grave, deja a la administradora librada a la m¨¢s cruda soledad. Entonces, contra toda l¨®gica, y visto que ya jam¨¢s har¨¢n juntas el viaje, la chica decide devolverle a cada uno de los antiguos clientes de su amiga el importe en ella gastado, con el agregado de un acto amoroso gratuito por cada encuentro. Y en esas est¨¢ cuando es descubierta por su padre, para mayores datos, polic¨ªa ¨¦l mismo.
Como se ver¨¢, lo de la "samaritana" del t¨ªtulo tiene no poca iron¨ªa. De hecho, de lo que va en realidad el filme no es tanto de la caridad -que tambi¨¦n-, cuanto del final abrupto de los sue?os, tanto el de la chica como el de su padre, con lo cual, como ocurre con tanta frecuencia en Kim Ki-duk, nos vemos abocados a un panorama de desoladora derrota. Con una narraci¨®n seca, sin subrayados sociol¨®gicos ni, en el caso de las chicas, tampoco apenas psicol¨®gicos, el surcoreano traza un cuadro peculiar y, como en ¨¦l es regla, deja al espectador rigurosamente a solas con sus sospechas... una actitud de respeto a agradecer frente a tanto cine hecho con f¨®rmulas y plantillas, vac¨ªo y carente de la menor tentaci¨®n a la innovaci¨®n.
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