Hadas en el terru?o
Hay dos maneras de ver esta Fr¨¢gil, sin duda alguna, la m¨¢s impensable continuaci¨®n en la zigzagueante carrera de uno de los cineastas m¨¢s votados, pero tambi¨¦n m¨¢s desconcertantes, con que cuenta el cine espa?ol, el vasco Juanma Bajo Ulloa. Una, seguramente aquella que m¨¢s interesa a su creador, consiste en leerla al pie de la letra, por lo que parece ser: una f¨¢bula moderna, plagada de elementos medievales, sobre los sue?os de amor de una chica enamoradiza a la que ha marcado para siempre un inocente beso que le dieron all¨¢, en el caser¨ªo en que naci¨®, cuando apenas alumbraba la pubertad, y que hace de quien se lo dio el inmarcesible, perenne objeto de deseo, a pesar de la distancia y el tiempo transcurrido.
FR?GIL
Direcci¨®n: Juanma Bajo Ulloa. Int¨¦rpretes: Muriel, Julio Perill¨¢n, Inma Colomer, Mar¨ªa Baz¨¢n, Lidia Navarro, Violaine Est¨¦rez. G¨¦nero: drama fant¨¢stico. Espa?a, 2004. Duraci¨®n: 112 minutos.
Esta visi¨®n sit¨²a el filme de Bajo Ulloa literalmente bajo el paraguas del cuento de hadas, con una chica buena, buen¨ªsima y muy cr¨¦dula enfrentada a los espejismos del amor, en un medio en el que la m¨¢scara (o para decirlo mejor, la representaci¨®n) lo es todo: en el rodaje de una pel¨ªcula, al cual nuestra hero¨ªna, que responde al m¨¢s bien improbable nombre de Venus, ha ca¨ªdo literalmente del cielo. Un rodaje, pues: la ocasi¨®n para todo tipo de quimeras y enamoramientos, de encuentros m¨¢s o menos afortunados, de envidias apenas disimuladas o viperinamente puestas en evidencia.
En esta parte de la historia est¨¢ lo m¨¢s sorprendente, pero tambi¨¦n lo m¨¢s pedestre de la propuesta. Porque Bajo Ulloa, un hombre que en esta ocasi¨®n, y a diferencia de sus filmes anteriores, ha rodado en condiciones muy precarias, con una evidente falta de presupuesto que enmascara, con talento, como mejor puede. Baste como ejemplo la elecci¨®n de los actores, que sin duda alguna no son los m¨¢s apropiados para estos personajes (y muy particularmente, el sobreactuado Julio Perill¨¢n, el peculiar gal¨¢n de la funci¨®n).
Pero m¨¢s all¨¢ de puntuales debilidades, la otra manera de ver el filme resulta sin duda alguna m¨¢s inquietante. Con su apuesta inmoderada por la vuelta al caser¨ªo y a lo rural como el ¨²nico lugar posible de la felicidad, con su indisimulada apuesta por lo no contaminado, por la civilizaci¨®n industrial (la madre, no olvidemos, del cinemat¨®grafo que sirve de base al mensaje), se antoja una peculiar vuelta de tuerca hacia un ruralismo euskald¨²n que, si hacemos caso del lugar com¨²n, parece no perder nunca vigencia en el universo creativo de algunos artistas vascos. La explicaci¨®n probablemente haya que dejarla en manos de soci¨®logos y otros cient¨ªficos sociales; este cronista se limita aqu¨ª a dejar constancia de su educado desconcierto ante tan flagrante querencia por el id¨ªlico caser¨ªo y por un tiempo situado m¨¢s all¨¢, o m¨¢s aqu¨ª, de la historia.
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