La hora
?Les cuento la ¨²ltima paradoja que me corroe? No me importar¨ªa nada que Euskadi fuera independiente con Patxi L¨®pez como lehendakari. O con Mar¨ªa San Gil, tan guap¨ªsima. Por cierto, supongo que estar¨¢n conmigo en que har¨ªan muy buena pareja. Recuerden ese abrazo que le daba Patxi a Carmen Calvo hace unos d¨ªas y pongan a Mar¨ªa en el lugar de la ministra. Perfecto. ?Pueden otros que yo me s¨¦ abrazar de esa forma? No me importa que me llamen fr¨ªvolo, pero creo que ese es ya un buen motivo para decidir un voto y hasta para constituir un gobierno. No son mejores los que deja traslucir el elector tipo, si me dejo guiar por las encuestas. F¨ªjense qu¨¦ cosas piensa el elector tipo: ?Quiere usted que haya cambio de gobierno? S¨ª. ?Y qui¨¦n quiere que gane? El que gobierna. Y yo le digo, querido lector, si no es m¨¢s hermoso dejarse guiar por la belleza de un abrazo que por el balido de una oveja en el pastizal. Vista la clarividencia del elector tipo, capaz de desayunarse con el ying y de evacuarse con el yang, la radiograf¨ªa del pa¨ªs queda como para celebrarla con casta?uelas. Pero, ?c¨®mo hemos podido llegar a esto?, se pregunta el lado p¨ªo de mi alma. Y su fondo arlequinado le responde: pues a¨²n es m¨¢s divertido lo que nos queda por llegar.
Pero volvamos, volvamos a la paradoja que me corroe. Es evidente que Patxi l¨®pez no desea una Euskadi independiente, y no digamos nada de las intenciones al respecto de Mar¨ªa San Gil, tan guap¨ªsima. ?Entonces? S¨ª, paciente lector, ya s¨¦ que carece de sentido pensar en cualquiera de ellos y asociarlo con independencia alguna. Pero, qu¨¦ le voy a hacer, asocio ambas cosas y, vaya, que no, que no me importar¨ªa nada que Euskadi fuera independiente con Patxi L¨®pez como lehendakari, o con Mar¨ªa San Gil, tan requeteguapa. Lo que me resultar¨ªa duro de tragar es una Euskadi independiente con Ibarretxe de lehendakari, y no digamos con Madrazo
No me quiero poner trascendente, ni tampoco quiero buscarme las cosquillas. Me niego a argumentar aqu¨ª sobre si lo importante es la independencia o la calidad del producto, si las fronteras o las garant¨ªas jur¨ªdicas, si la trifulca perpetua o la paz perpetua. Simplemente me pongo en situaci¨®n, me cambio de traje y me hago un lifting con la piel del otro. Y, ?zas!, me imagino ahora a Ibarretxe como lehendakari de Euskadi island. ?Qui¨¦nes tendr¨ªan entonces derecho a decidir, o qu¨¦ ser¨ªa el "ello" en el que no habr¨ªa nada de malo? Tras ocho a?os de histerismo, no s¨¦ qu¨¦ otra cosa sabe hacer ese se?or, as¨ª que seguir¨ªa con lo mismo. Pero, ?ojo! ?C¨®mo puedo fiarme incluso de eso, c¨®mo puedo fiarme de alguien que se pasa la vida hablando del derecho a decidir y califica luego casi de atraco una posible decisi¨®n de los ciudadanos, como es la de que no le voten a ¨¦l? Lo ¨²nico que quieren es echarme, gimotea. Pues claro, ?o se cree usted que decidir, s¨®lo se decide el n¨²mero de aurreskus que van a bailarle las poxpoli?as? En cuanto a Madrazo, no me lo imagino de otra forma que pegando pegatinas a la gente en la frente: progresista, no progresista. Es la margarita doctrinaria. Y el catalizador del travestismo de los nacionalistas vergonzantes.
Pl¨²mbea medi¨®critas en Euskadi island. Ese podr¨ªa ser el titular si las cosas salen como dicen las encuestas. O sea, igual que hasta ahora, cuatro a?os m¨¢s con la tenaz lucecilla de Ibarretxe a barlovento, con todo a seis meses, negociaci¨®n a seis meses, consulta a seis meses, replanteamiento a seis meses, y as¨ª hasta que lleguen las pr¨®ximas elecciones y leamos las mismas encuestas y tengamos a la obstinada lucecilla con su nueva ocurrencia, esta vez a sotavento. No, se?ores, me declaro desde ya extraterritorial, que es lo que siempre he deseado ser. La edad me ayuda, ?saben?, pues no tengo que andar de verbena apocal¨ªptica en verbena apocal¨ªptica para llenar el vac¨ªo que crea la identidad plena, sobre todo si esa plenitud es la de una identidad vac¨ªa. Ni de lameteo en lameteo, con la chapita identitaria por la landa burocr¨¢tica. Navegar¨¦ por mi extraterritorialidad al tim¨®n de mi capricho, que espero que no se haya deteriorado y me siga proporcionando elecciones sublimes. Y que me libre de la insania, de tener que leer que si no les salen bien las cosas, los nacionalistas conf¨ªan en que les arregle el entuerto Zapatero, un espa?ol. Que se abracen, oiga. Ellos, los espa?oles.
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