Umbral es una m¨¢quina
La repetici¨®n es la madre de la l¨ªrica y Umbral es una formidable y perpetua variaci¨®n en torno a s¨ª mismo, una literatura de propulsi¨®n incesante, en marcha, al galope, intermitente, borracha, l¨²cida, imprevisible, desarmante, honrada, vestida y desnuda. Pocas cosas nuevas hay en este libro con respecto a los 125 que le han contado ya los cr¨ªticos. Yo lo s¨¦ bastante bien porque dos tercios de esos libros me los he le¨ªdo, pero ¨¦ste, como casi todos los suyos, est¨¢ nuevo, reci¨¦n salido, inventado como si fuese la primera vez que escribe sobre el padre Llanos o sobre Claudio Rodr¨ªguez, sobre los exiliados o sobre S¨¢nchez Mazas, sobre un Jos¨¦ Hierro aqu¨ª clavado o sus gentes preferidas y habituales, adem¨¢s de los poetas del 27 y Juan Ram¨®n y Ram¨®n y la tropa de amigos y fetiches y gatos y Cela.
D?AS FELICES EN ARG?ELLES
Francisco Umbral
Planeta. Barcelona, 2005
227 p¨¢ginas. 20,50
Un mont¨®n de veces han sali-
do estos asuntos en sus libros memorial¨ªsticos, ensay¨ªsticos y l¨ªricos, pero los engendra nuevos, los vuelve a parir vivos y de golpe en la p¨¢gina que el lector tiene delante. Umbral es una prodigiosa m¨¢quina de invenci¨®n de literatura, imaginaci¨®n y una verdad que no tiene trato alguno con la realidad hist¨®rica o referencial (excepto el pretexto, el anclaje superficial). Y da una verg¨¹enza ajena invencible ver a Umbral reivindicando su literatura en este mismo libro, sobre todo un libro que ahora ha escogido como su culminaci¨®n, Mortal y rosa, pero es s¨®lo uno m¨¢s de al menos una media docena de grandes libros. La verg¨¹enza no la da ¨¦l mismo sino el hecho de saber que hay mucho lector olvidadizo. Por eso adem¨¢s ha incluido unas preciosas p¨¢ginas de estricta pedagog¨ªa para lectores inexpertos, o malos lectores, o lectores exclusivos de novelas o periodismo (que son tan peligrosos los unos como los otros). Y cuando ya est¨¦ claro, y yo creo que va est¨¢ndolo, que sus g¨¦neros magistrales son el art¨ªculo de prensa y el libro de prosa memorial y literaria, entonces algunos volveremos a reclamar la atenci¨®n por sus novelas, que pueden ir desde el lirismo negro de Los metales nocturnos de hace cuatro d¨ªas a la voluntad de sondear un desenga?o pol¨ªtico en El socialista sentimental y desde luego tambi¨¦n habr¨¢ que acordarse de la Leyenda del C¨¦sar Visionario y de algunas otras novelas o libros libres, lib¨¦rrimos, hechos con furia, inteligencia e imaginaci¨®n, con piedad, con desd¨¦n y con verdad: La belleza convulsa, Memorias de un ni?o de derechas, La noche en que llegu¨¦ al Caf¨¦ Gij¨®n, Diario de un escritor burgu¨¦s. Cuando ya nadie discuta al escritor, y cuando se le lea pasando mucho o poco del personaje, como un cl¨¢sico m¨²ltiple sin m¨¢s, para uso de cada cual, nadie tendr¨¢ que preguntarse tampoco sobre sus novelas porque en cualquier caso son superiores con ancha holgura a la media imaginaria de la liga nacional.
Porque est¨¢ muy cerca en el tiempo y decir estas cosas es una temeridad, pero un libro como Un ser de lejan¨ªas fue la ¨²ltima y soberbia lecci¨®n de un escritor que ha hecho los libros que ha querido con una libertad conquistada sin favores y a toda costa (incluso a costa de s¨ª mismo, quiz¨¢). La libertad es hacer una voz con pasi¨®n y suficiencia, con una tan obvia superioridad de imaginaci¨®n y de sentido que es todav¨ªa m¨¢s chocante que deba escribir esa p¨¢gina did¨¢ctica para explicar pacientemente que lo suyo no es literatura decorativa sino quevedesca. Es simulacro literario y por eso es verdad: el brillo fr¨ªvolo y la ligereza no callan nunca el latido constante del tr¨¢gico desde hace cuarenta o cincuenta a?os. Casi cada frase es lapidaria como un poema alto y bueno, con lo justo del c¨ªnico y del l¨ªrico, y habr¨¢ de llegar un d¨ªa, o haremos lo posible para que llegue, en que Umbral no deba volver a explicar que su prosa no es demostrativa sino creativa, y que la lengua en ¨¦l no es herramienta sino revelaci¨®n.
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