"La voz de los ciudadanos puede cambiar el rumbo del mundo"
Vicente Ferrer (Barcelona, 1920) es un hombre pragm¨¢tico y cartesiano. Y as¨ª es tambi¨¦n la red de proyectos educativos, sanitarios y sociales que la fundaci¨®n que lleva su nombre ha tejido en m¨¢s de 1.500 comunidades del distrito de Anantapur, en el Estado de Andhra Pradesh (India), y que da servicio a m¨¢s de dos millones de personas. El lenguaje de este ex jesuita que ha revolucionado las condiciones socioecon¨®micas de los m¨¢s pobres de entre los pobres del centro-sur de la India est¨¢ lleno de palabras que hace a?os que han sido desterradas del vocabulario pol¨ªticamernte correcto: los pobres, el hambre, el pueblo. En todo caso, los vecinos que se benefician de sus proyectos de desarrollo integral, explican que por vez primera tienen cierta libertad y autonom¨ªa para decidir sobre sus vidas, que es lo que niega categ¨®ricamente la miseria. Ferrer recibe a EL PA?S en su campamento de Anantapur.
"El n¨²mero de pobres en el mundo es absolutamente excesivo, y hay que actuar, hacer algo al respecto. No podemos quedarnos indiferentes"
"Los grandes discursos humanitarios no llegan a los confines de la Tierra, y, por supuesto, no dan de comer a quien m¨¢s lo necesita"
"El deber de los medios de comunicaci¨®n es predicar y dar voz a los sin voz para lograr cambiar el abismo de desigualdades en el que vivimos"
Pregunta. Al empezar su labor hace casi 40 a?os, usted advirti¨® de que el mundo se pod¨ªa definir como tres cuartas partes de pobreza y un cuarto de ego¨ªsmo. ?Cree que contin¨²a siendo as¨ª?
Respuesta. Me puedo equivocar, pero est¨¢ claro que el n¨²mero de pobres es absolutamente excesivo, y hay que actuar, hacer algo al respecto. No podemos quedarnos indiferentes. Nosotros no perdemos el tiempo en discusiones sociales o filos¨®ficas. No estamos apegados a este tipo de debates acad¨¦micos, tan corrientes en Occidente. Lo que hacemos es averiguar d¨®nde est¨¢n los pobres, qui¨¦nes son e intentar ayudarles en la medida de lo posible. Como he dicho en otras ocasiones, no nos interesa de d¨®nde viene la pobreza, lo que queremos es combatirla. En cambio, las grandes instituciones, como el Banco Mundial o Unicef, se gu¨ªan por estudios sobre el magma de la pobreza, sin contar con las gotas de agua. Ellos trabajan con n¨²meros que carecen de nombres y apellidos, de historia propia.
P. ?Considera que estas instituciones no funcionan porque son demasiado grandes y burocr¨¢ticas?
R. La cuesti¨®n es que tenemos diferentes objetivos. Nuestro eje principal son los pobres, erradicar su pobreza. Ellos, en cambio, quiz¨¢ tambi¨¦n luchan contra esto, pero tienen diferentes ideas sobre c¨®mo hacerlo. Nosotros vemos a la gente cada d¨ªa, los conocemos por su nombre, sabemos qui¨¦n es pobre y qui¨¦n no. Los contamos, uno por uno. Sabemos qui¨¦n puede comer y qui¨¦n no. Qui¨¦n puede cenar, ya no es pobre; el que no, lo es. Es cuesti¨®n de saber qui¨¦nes est¨¢n unos d¨ªas del a?o sin comer: ¨¦stos son los verdaderos pobres, los que no pueden llevarse nada a la boca.
P. Muchos dicen que su fundaci¨®n ha llevado a cabo una revoluci¨®n callada, de tipo econ¨®mico, porque las poblaciones con las que trabaja han dado un salto de siglos y, con el uso de un poco de dinero, han conseguido cierto grado de educaci¨®n, de infraestructuras sanitarias, de actividad comercial. ?Cu¨¢ndo empezaron, ya era ¨¦ste el objetivo?
R. Nosotros siempre hemos procurado no enga?arnos a nosotros mismos con palabras, vamos a los hechos. Lo que importa es la acci¨®n, porque los grandes discursos humanitarios no llegan a los confines de la Tierra, y, por supuesto, no dan de comer a quien m¨¢s lo necesita. Estamos con los pobres, los vemos uno a uno, y nos decimos: vamos a intentar liberarlos de la pobreza, pensar qu¨¦ instrumentos podr¨ªamos poner en sus manos para ello. Ahora estamos en una situaci¨®n en que los m¨¢s pobres se van a encontrar que ya no lo son tanto. Pero eso es otro asunto. La cuesti¨®n es que hay cosas que parece que no entiende el Banco Mundial o la llamada civilizaci¨®n occidental: solamente comer les parecer que es poca cosa. Pero nosotros partimos de un nivel muy bajo: la comida. Y cuando hablamos de ello hablamos de idear m¨¦todos para que se pueda producir la comida, de forma que cada pueblo sea autosuficiente.
P. Su labor incide en potenciar el ejercicio de la responsabilidad entre las comunidades, para que sean protagonistas de su propio cambio.
R. Hay un error bastante com¨²n en la labor humanitaria de las organizaciones occidentales, y es llenar de exigencias a los pobres para ayudarlos. Les ponen demasiados condicionantes a las personas sin recursos para que dejen de ser pobres. No quieren darles nada gratis, lo que es un error de base. Esa es una forma de ayuda muy mezquina. Te dicen que no les des nada, que se lo ganen todo ellos. Consideran que son esclavos desde hace miles de a?os y que no merecen nada, que hay que hacerles trabajar para no tener todo en balde, sin esforzarse, sin pagar. Y est¨¢n muy equivocados. Cuando te encuentras con los verdaderos pobres, como aqu¨ª son los intocables en la India, hablas con ellos y te das cuenta de que est¨¢n metidos en un pozo muy profundo. Y no hay manera de salir. Lo importante es que hay que llevar a cabo proyectos con vocaci¨®n de durabilidad, que echen ra¨ªces en las comunidades, y la ¨²nica forma de que esto sea as¨ª es que sean los propios vecinos los que implanten dichos proyectos, que los asuman como propios, y sean ellos los que tomen las decisiones. As¨ª van viendo que al cabo de tiempo empiezan a ver cosas que antes eran impensables: por ejemplo, la educaci¨®n. El a?o que viene vendr¨¢n 150 j¨®venes de nivel universitario. Este tipo de programas tienen una influencia moral muy fuerte y permiten un verdadero cambio. Ahora, en los pueblos, a la gente la ves alegre, porque saben que pueden fiarse de alguien, en este caso nosotros, y ven c¨®mo sus vidas est¨¢n cambiando delante de sus ojos. Otro ejemplo es que en las escuelas todos los ni?os tienen una cartilla de ahorros, cuando antes jam¨¢s se hubieran llegado a imaginar tener dinero propio.
P. El sistema de ahorro y financiero que se da entre los alumnos o entre los vecinos es uno de los pilares de los proyectos de la fundaci¨®n.
R. Es que hay que ser generoso hasta el final. Incluso aunque estos proyectos no lleguen a funcionar. Si no, parece que condicionaras todo a que ellos sepan administrar el dinero en negocios. Pero se trata de cuestiones como comprar unas ovejas y llevarlas a pacer. Esto no son ni negocios, son cuestiones de la vida ordinaria. No hay que supeditarlo todo a que vayan bien. Hay que intentarlo y ya se arreglar¨¢n. Han de continuar sin nosotros. Y hay que hacer proyectos de desarrollo integral con conocimiento de causa, que se entrecrucen y se retroalimenten unos a otros. Todos los recursos de los Gobiernos o el Banco Mundial, a pesar de ser inmensas cantidades de dinero, no tienen fuerza, no tienen alma. Lo que hacen parece que est¨¢ maldecido, que no acaba de salir bien. Quiz¨¢ es que no lo hacen de coraz¨®n y no acaban de creer en ello. El Banco Mundial no sabe nada de la humanidad.
P. Los proyectos de la fundaci¨®n se caracterizan por ser a largo plazo, pero cuando ocurri¨® el desastre del tsunami, acudieron en ayuda de las poblaciones indias afectadas.
R. Es que las cat¨¢strofes, del tipo que sean, ya entran en nuestras previsiones de trabajo. Cuando aquello ocurri¨®, quedaron arrasadas much¨ªsimas playas de la India y muri¨® much¨ªsima gente. Por eso, sin esperar ninguna ayuda externa, nosotros acudimos en su ayuda inmediatamente. En los primeros quince d¨ªas despu¨¦s de la cat¨¢strofe, nuestra labor consisti¨® en dar alimento y cobijo a personas que lo hab¨ªan perdido absolutamente todo. Despu¨¦s nos dedicamos a reconstruir centenares de barcas de pesca, que es el ¨²nico instrumento que esas comunidades tienen para sobrevivir. Pero, como en todo, se necesita tiempo para llevar a cabo esta labor: las barcas no se hacen de un d¨ªa para otro. Y tambi¨¦n nos dedicamos a la reconstrucci¨®n de viviendas, un proyecto que no se acabar¨¢ hasta dentro de dos a?os. Hay mucho trabajo por delante, pero somos conscientes de que es parte de nuestra rutina. Somos conscientes que hay muchos tipos de necesidades en un pa¨ªs como la India. Estamos bien equipados, somos muchos, y nuestro radio de acci¨®n es el centro-sur de India, por lo que todo lo que ocurra en esta zona est¨¢ al alcance de nuestras manos. No obstante, en 2001, cuando se produjo el terremoto en Gujarat, tambi¨¦n participamos en tareas de rescate y de reconstrucci¨®n.
P. Hay expertos que dicen que si el tsunami hubiera ocurrido, por ejemplo, en las costas japonesas, su incidencia hubiera sido infinitamente menor, porque hay sistemas de detecci¨®n para este tipo de cat¨¢strofes. ?Cree que con el tsunami muri¨® tant¨ªsima gente porque afect¨® a una zona afectada por la pobreza?
R. Claro. Se podr¨ªan haber salvado miles de vidas si hubiera habido un sistema de alarma, pero no era as¨ª. No hab¨ªa preparaci¨®n para una cat¨¢strofe as¨ª, estas cosas no estaban previstas. Ahora, en cambio, despu¨¦s de despertarnos de esta pesadilla, se est¨¢n buscando medios para poder prevenir este tipo de desastres.
P. Usted habla de la importancia del trabajo. ?Qui¨¦ren ampliar su labor en otras zonas de la India?
R. S¨ª, porque en el distrito de Anantapur nuestra labor ya llega a un 50% de la poblaci¨®n, unos dos millones de personas. De los distritos contiguos vienen constantemente a pedirnos que les ayudemos, y nos estamos preparando para ello, pero hay que hacerlo con tiempo, con gente y con las herramientas necesarias. No se puede enviar a cualquiera. Queremos empezar con proyectos educativos que alcancen al 100% de la poblaci¨®n minusv¨¢lida de las nuevas zonas. Lo importante son los frutos, el resultado, pero es cierto que hay much¨ªsimo trabajo por hacer. Otra novedad es que vamos a poner en marcha un sistema de protecci¨®n social para las comunidades. Se trata de que, adem¨¢s de los servicios educativos, sanitarios o agr¨ªcolas, los vecinos puedan tener un sistema de ahorro con el que poder hacer frente a cualquier eventualidad. Ser¨¢ una red de fondos de estabilidad social para m¨¢s de 1.500 comunidades.
P. El poder del dinero contante y sonante cuenta mucho.
R. Es que sin dinero no hay nada que hacer cuando la pobreza llega a unas proporciones tan intensas, como aqu¨ª ocurre. Hay poblaci¨®n que vive como hace mil a?os, y hay que crear los mecanismos para cruzar ese lapsus de tiempo tan grande y empezar a distribuir la riqueza de la naci¨®n. Los pobres tienen que producir; si no, las comunidades no pueden avanzar.
P. Las escuelas son el centro neur¨¢lgico de sus proyectos y a partir de ¨¦stas se desarrolla todo lo dem¨¢s. ?Por qu¨¦?
R. Nosotros fuimos los primeros en implantar proyectos de desarrollo integral, hace ahora m¨¢s de 30 a?os. Y tenemos clara la idea de que, para que algo funcione, ha de ser en su dimensi¨®n total, no s¨®lo en determinados ¨¢mbitos. El eje de nuestros proyectos es la mujer y la educaci¨®n, pero hay que ser conscientes de que hay que hacer un entramado conjunto. Y esto significa una labor ininterrumpida de a?os. A los que se unen a nuestro trabajo les digo que es un proyecto de vida.
P. Pide un compromiso de trabajo que va m¨¢s all¨¢ de lo laboral.
R. Es como hacer unas obras completas. Me gustar¨ªa tener 50.000 manos y 20.000 cerebros para revolucionar y transformar todo.
P. Al principio de su labor, a finales de los sesenta, se dio a conocer en Espa?a gracias a un programa de radio Ustedes son formidables, de la cadena SER. ?Cu¨¢l cree que debe ser el papel de los medios de comunicaci¨®n ante las crisis humanitarias, sociales o econ¨®micas que se dan en diferentes pa¨ªses?
R. El deber de los medios de comunicaci¨®n es predicar y dar voz a los sin voz para lograr cambiar el abismo de desigualdades en que vivimos. Tienen que predicar para cambiar el mundo. Ahora que la mayor parte de las iglesias han cerrado los p¨²lpitos, son los medios los que tienen que llevar a cabo esta labor. Como dec¨ªa antes, lo que importa es la acci¨®n: no se puede vivir con millones de pobres alrededor, y los medios deben concienciar m¨¢s a la gente. Hay que trabajar para cambiar esta situaci¨®n, aunque parezca que no sirve de nada. No puede ser que la mayor¨ªa de la humanidad sea tan pobre, y estar tan tranquilos. Recordemos que ahora ya no hay revoluciones. Hay que actuar, aunque lo conseguido sea una gota de agua en un oc¨¦ano, porque es un s¨ªmbolo de lo que deber¨ªamos hacer. Y los medios deben instruir a la gente, porque muchas veces son la ¨²nica v¨ªa que tienen millones de personas para dar a conocer su situaci¨®n y sus necesidades. Si no es a trav¨¦s de los medios, su voz no llega absolutamente a ning¨²n lado. Los peri¨®dicos, las radios y las televisiones deber¨ªan recordar que todos tenemos un deber que cumplir, que es ayudar y estar con los dem¨¢s. Los espa?oles deben saber que parte del bienestar de las comunidades sin recursos dependen de ellos. Ni m¨¢s ni menos.
P. ?Pero no cree que ahora hay m¨¢s intentos para combatir la pobreza que con respecto a a?os pasados?
R. S¨ª, en cierta forma hay m¨¢s esfuerzo, m¨¢s organizaciones y m¨¢s personas implicadas en ello. Gracias a la presi¨®n de la ciudadan¨ªa, los Gobiernos se ven abocados a otorgar m¨¢s ayudas y m¨¢s implicaci¨®n en los problemas de los dem¨¢s pa¨ªses. La sociedad civil actual se preocupa por lo que ocurre m¨¢s all¨¢ de sus fronteras y tiene un verdadero deseo de igualdad. La sociedad civil va avanzando humanamente much¨ªsimo, ahora es casi un sustituto de las iglesias. Hay que ser consciente de que la voz de los ciudadanos puede cambiar el rumbo del mundo y hay que hacer todo lo posible para que se escuche ese clamor.
P. Habla de tanto trabajo que lo que est¨¢ claro es que no tiene ninguna intenci¨®n de jubilarse.
R. No puedo entender la noci¨®n de jubilarme. Hay que trabajar siempre. Como dice Don Quijote: "Mi descanso es el pelear". Eso es lo que yo hago.
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