El 'concepto Chalayan'
Un dise?ador nacido en Chipre que lleva 10 a?os apostando por un acercamiento reflexivo al vestir. Hussein Chalayan se reivindica como uno de los modistas m¨¢s interesantes de nuestro tiempo con una exposici¨®n retrospectiva en Holanda. Y presenta una instalaci¨®n f¨ªlmica en Madrid.
Un sondeo acerca de qu¨¦ adjetivos corresponden al nombre de Hussein Chalayan arrojar¨ªa un ¨²nico resultado: conceptual. Y no es que Chalayan (Nicosia, 1970) no se lo haya ganado. La cuesti¨®n central, en realidad, es otra. El concepto es, para el modista chipriota de origen turco, una metodolog¨ªa y un instrumento de trabajo tanto como el maniqu¨ª, la ilustraci¨®n y el tejido lo son para otros dise?adores. Es cierto que im¨¢genes de mujeres desnudas tras una burka, vestidos fabricados en una aleaci¨®n utilizada por la industria aeron¨¢utica y trajes regionales de Turqu¨ªa -todos cosecha de Chalayan- han nutrido las revistas de moda. Sin embargo, jam¨¢s fue acusado de sensacionalista. La explicaci¨®n se encuentra, esencialmente, en el concepto.
Este recurso de creaci¨®n, m¨¢s cercano al arte o al ensayo filos¨®fico que a la moda, podr¨¢ apreciarse en la retrospectiva que celebra los primeros 10 a?os de Hussein Chalayan en el Museo Groningen (Holanda) del 17 de abril al 4 de septiembre. En el pasado, Chalayan ha participado en muestras colectivas en el Museo Victoria & Albert de Londres, el Instituto del Traje de Kioto y el Louvre de Par¨ªs, pero ¨¦sta -su primera exposici¨®n en solitario en un foro de primera l¨ªnea- es su pasaporte al pante¨®n de los grandes dise?adores de nuestro tiempo. Chalayan coron¨® su master de moda por Central St. Martins en 1993 con una presentaci¨®n para la que hab¨ªa enterrado la ropa en el jard¨ªn de su casa durante meses para investigar la resistencia material. Inmediatamente, Joan Burstein, directora de la tienda londinense Browns, expuso las prendas en sus escaparates, y Anna Wintour, directora de la edici¨®n estadounidense de Vogue, inst¨® al joven a lanzar su propia marca. Menos de dos a?os despu¨¦s present¨® su primera colecci¨®n con distribuci¨®n comercial. En 1999 y en 2000, el Consejo de la Moda Brit¨¢nica le concedi¨® el premio al dise?ador del a?o en reconocimiento a "sus t¨¦cnicas heterodoxas, riqueza conceptual y materiales innovadores". Las colecciones de Chalayan invariablemente exploran preocupaciones universales acerca de la cuesti¨®n humana. A la manera de un ensayo franc¨¦s, cada desfile propone una tem¨¢tica (ejemplo: la inmigraci¨®n), plantea un interrogante (ejemplo: ?qu¨¦ efectos tiene la inmigraci¨®n sobre el ser humano?) y lo desarrolla (ejemplo: un vestido cuya falda es una mesa plegable, representando la relaci¨®n entre los despojados y sus bienes mobiliarios). En otras palabras, el recurso metodol¨®gico de la hip¨®tesis, la demostraci¨®n y, finalmente, la tesis.
El impacto de un dise?ador, argumenta la historiadora de la moda Jane Mulvagh, puede medirse s¨®lo despu¨¦s de una d¨¦cada de trabajo. Analizando su propio legado para EPS, Hussein Chalayan sostiene que su aporte "ha sido la mirada a la moda desde un enfoque m¨¢s orientado en el proceso; creo a partir de tem¨¢ticas ajenas a la moda y dise?o desde la narrativa". Siente que en estos 10 a?os ha desarrollado "un lenguaje gr¨¢fico con vida propia, prendas que de alg¨²n modo se ven como fragmentos de una historia; casi instant¨¢neas de una pel¨ªcula, s¨®lo que vistas como si fueran ropa". Pero el ¨¦xito de la creaci¨®n se demuestra no s¨®lo en el proceso, sino, sobre todo, en el resultado. Seg¨²n Sarah Mower, editora de moda de style.com, "como Nicolas Ghesqui¨¨re, Chalayan ha encontrado una forma inteligente, inspiradora, de revivir el arte del vestir refinado". Mower sugiere que el concepto sirve para dar sentido a prendas bellas que, si bien no hacen referencia al trabajo de otros dise?adores ni a las tendencias impuestas por el mercado, son perfectamente adecuadas para la vida real.
Chalayan dise?¨® durante dos a?os para TSE, la firma de cachemir con sede en Nueva York. Agotado por la aventura transatl¨¢ntica, que le mantuvo entre su propio estudio en Londres y EE UU, dej¨® TSE en 2001. En 2003 corrieron rumores de una fragancia con su nombre producida por el grupo perfumista catal¨¢n Puig, aunque Puig ha desestimado este rumor tras las colaboraciones con Prada y Comme des Gar?ons. En abril de 2004 abri¨® una tienda en Tokio, en la que recrea la atm¨®sfera mediterr¨¢nea del norte de Chipre. Firmemente independiente, Chalayan recela de la industria. Sostiene que "aparte de Balenciaga, no existen marcas que sean propiedad de un grupo de lujo y que innoven en moda; creo que la mayor¨ªa de la gente se conforma consumiendo cualquier cosa que se le ofrezca".
Asegura que "existe una burbuja llamada 'el mundo de la moda' donde todos est¨¢n preocupados por sus asientos de primera fila en los desfiles. Y esta burbuja est¨¢ llena de gente insegura que vive seg¨²n par¨¢metros particulares". La moda s¨®lo tiene sentido para Chalayan en tanto que veh¨ªculo de colaboraci¨®n con otras disciplinas. "Por ello me siento muy fuera de ella", aclara. "Mi gran pasi¨®n son las ideas". En la pr¨®xima 51? Bienal de Venecia expondr¨¢ un trabajo sobre "como percibimos a la gente de ciertas geograf¨ªas sin realmente conocer su cultura".
'Place to passage', un filme multimedia en el que narra una traves¨ªa ¨ªntima desde Londres hasta Estambul, puede verse en Cano Estudio, Madrid (www.canoestudio.com), hasta el 30 de abril.
El secreto de Yamamoto
Par¨ªs. Del 13 de abril al 28 de agosto. Mus¨¦e de la Mode et du Textile. Coordenadas para encontrar la primera exposici¨®n exhaustiva y retrospectiva sobre el dise?ador Yohji Yamamoto (Tokio, 1943). El punto de partida fue la encomiable voluntad del museo parisiense por hacer accesibles al p¨²blico los fen¨®menos m¨¢s relevantes de la moda contempor¨¢nea. Una premisa que llev¨® a extender una invitaci¨®n, un cheque en blanco, para que varios dise?adores crearan un monogr¨¢fico sobre su obra y trayectoria.
En ese proyecto se inscribe la exposici¨®n de Yamamoto, titulada Juste des v¨ºtements (que se podr¨ªa traducir como "s¨®lo ropa"). El creador japon¨¦s, cuyo desembarco en Par¨ªs en la d¨¦cada de los ochenta revolucion¨® el vestir, exhibe algunas de sus mejores creaciones (unas 80 piezas) y, contradiciendo el t¨ªtulo de la muestra, tambi¨¦n bocetos, una reproducci¨®n de su estudio en Tokio, patrones, v¨ªdeos de sus desfiles e incluso dise?os detenidos en varios estadios de la investigaci¨®n.
Del montaje y concepto se ha ocupado Masao Nihei, eterno colaborador de Yamamoto, con lo que el opaco modista se asegura que las dos plantas del museo ser¨¢n fieles a su estilo: austero, po¨¦tico y dram¨¢ticamente sobrio. Un encuentro entre Oriente y Occidente. Idea que se refleja en las ic¨®nicas im¨¢genes que Yamamoto ha creado con los mejores fot¨®grafos del mundo. Un di¨¢logo gr¨¢fico en el que han participado Nick Night, Inez van Lamsweerde y Vinoodh Matadin o Paolo Roversi (cuya imagen, a la derecha, ilustra la invitaci¨®n a la inauguraci¨®n) y que tambi¨¦n recoge esta ambiciosa exposici¨®n. Ahora que Yamamoto se acerca al gran p¨²blico de la mano de Adidas (con su l¨ªnea Y-3) es un momento id¨®neo para que el gran p¨²blico llege al coraz¨®n de su filosof¨ªa est¨¦tica. Por Eugenia de la Torriente
Lujo en digital
Que el iPod se ha convertido en un complemento de moda de pleno derecho lo confirma la cantidad de marcas que se han apresurado a confeccionarle carcasas de lujo. Del (casi) hist¨®rico malet¨ªn de Karl Lagerfeld y Fendi (con capacidad para m¨¢s de siete iPods) hasta los dise?os de Pucci o Comme des Gar?ons. Pasando, ineludiblemente, por las creaciones de Dior Homme que Hedi Slimane empez¨® a concebir ya en 2002.
Para celebrar que la firma francesa fue una de las primeras en apuntarse al carro digital, esta primavera se ampl¨ªa la l¨ªnea hasta los 15 modelos. Fundas para ordenador port¨¢til (a la izquierda), para c¨¢maras de fotos e incluso para tarjetas de memoria. Por supuesto, sin olvidarse del iPod. Todo en el asc¨¦tico negro que ya es s¨ªmbolo de la casa.
M¨¢s cambios en Gucci
Parece que los tiempos convulsos no han acabado para la marca italiana. En marzo de 2004 se anunciaba el reemplazo del carism¨¢tico Tom Ford al frente de Gucci y la marca se divid¨ªa en tres partes (hombre, mujer y accesorios), quedando cada una en manos de sus an¨®nimos ayudantes. En marzo de 2005, Alessandra Facchinetti, que acababa de presentar su segunda colecci¨®n para mujer, dej¨® la empresa por "diferencias con la direcci¨®n". ?Su relevo? Otro v¨¦rtice del tri¨¢ngulo: Frida Giannini, de 32 a?os y coleccionista de vinilos.
Esta italiana (en la imagen) se hizo cargo de los accesorios y ahora se erige tambi¨¦n en directora creativa de la colecci¨®n femenina. En el comunicado, el presidente de Gucci, Mark Lee, declaraba: "La enorme aceptaci¨®n de las actuales colecciones de accesorios dise?adas por Frida avala sus excepcionales capacidades (?). Alessandra es una dise?adora con mucho talento, y me gustar¨ªa darle las gracias por su importante contribuci¨®n". La prensa especializada es m¨¢s gr¨¢fica y apunta al relativo fracaso de la ropa de mujer dise?ada por Facchinetti y a la necesidad de Gucci de reaccionar ante una suculenta oferta de Fendi a Giannini como impulsores de la decisi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.