Clamores y recuentos
Dispuesto a erigir a las vascas y a los vascos en ¨¢rbitros inapelables de su Plan y contrariado por el rechazo que hab¨ªa cosechado en el Congreso de los Diputados, el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, volvi¨® a Vitoria, reuni¨® al Consejo de Gobierno y decidi¨® reaccionar adelantando los comicios de la comunidad aut¨®noma. O sea que si en Madrid no quer¨ªan caldo, iban a tener dos tazas. Las electoras y los electores vascos tendr¨ªan enseguida la oportunidad de pronunciarse sobre el Plan porque iba a constituir el punto fundamental del programa ofrecido por la coalici¨®n PNV-EA. Despu¨¦s del clamoroso refrendo que se daba por descontado, Ibarretxe pensaba volver a insistir con su propuesta, cargado de raz¨®n, de autoridad y sobre todo de votos. Ese era el pron¨®stico. Otra cosa muy distinta es lo que ha arrojado el escrutinio de las papeletas en la noche del domingo.
Recordemos que el presidente del Gobierno vasco vino al Congreso de los Diputados a defender su Plan en una sesi¨®n plenaria que se desarroll¨® de forma ejemplar. All¨ª tuvo la oportunidad de argumentar, de escuchar las intervenciones de todos los grupos parlamentarios y del Gobierno y de consumir un turno de r¨¦plica antes de que se procediera a la votaci¨®n en la que fue rechazado por muy amplia mayor¨ªa. Fue una sesi¨®n de gala con las tribunas a rebosar de senadores, de parlamentarios auton¨®micos y de dirigentes de los partidos vascos, en especial del PNV, que encabezaba la coalici¨®n de Vitoria. Se desgranaron argumentos incluso con elegancia y se evitaron con todo cuidado descalificaciones. Hasta el presidente de la C¨¢mara, Manuel Mar¨ªn, abandon¨® el rigor y dej¨® pasar los aplausos que el p¨²blico af¨ªn tribut¨® al orador excepcional, sin atender a la norma que le hubiera obligado a llamar al orden para evitarlos, dado que fuera de los esca?os nadie puede hacer muestras de adhesi¨®n o de repulsa.
En las semanas precedentes cobraron expresi¨®n distintas escuelas de pensamiento acerca de c¨®mo encarar la tramitaci¨®n del plan Ibarretxe en el Congreso de los Diputados. Para unos, la mera lectura del texto, que llegaba aprobado por mayor¨ªa simple en el Parlamento vasco, llevaba a la conclusi¨®n inmediata de que m¨¢s all¨¢ de una reforma del Estatuto de Gernika est¨¢bamos ante una enmienda a la Constituci¨®n, cuyo encaje requer¨ªa otro procedimiento. De ah¨ª que, por ejemplo, los portavoces del Partido Popular pretendieran que la Mesa del Congreso rehusara su toma en consideraci¨®n y lo remitiera al Tribunal Constitucional para que se pronunciara previamente en contra. Al final, prevaleci¨® la opci¨®n de aceptar la presentaci¨®n del Plan en una sesi¨®n plenaria donde pudiera ser defendido por los representantes que acordara el Parlamento vasco, conforme se dispone para los casos de reforma estatutaria.
La campa?a electoral ha dado un protagonismo indebido primero al pronunciamiento del Tribunal Supremo y del Constitucional que anularon la posibilidad de concurrir a la lista continuadora de la ilegalizada Batasuna y despu¨¦s a la presentada inadvertidamente bajo las siglas del Partido Comunista de las Tierras Vascas, depositaria enseguida del voto disciplinado a las ¨®rdenes de Arnaldo Otegi. Su desarrollo ha podido hacerse en mejores condiciones que otras veces, sin las tensiones a?adidas en 2001 pero sin el pleno grado de libertad deseable en estas convocatorias, en especial en las ¨¢reas de poblaci¨®n menos intensa donde el control vecinal tiene efectos que marcan y disuaden al disidente librepensador ajeno a las consignas abertzales. Los intentos de amedrentar en esas ¨¢reas dispersas han proseguido hasta los mismos colegios electorales con carteles y gritos hostiles dirigidos a quienes eran considerados desafectos.
Pero, al fin hablaron las urnas y desmintieron el clamor favorable al Plan. La comparaci¨®n de los resultados del domingo con los de hace cuatro a?os permite establecer que para Ibarretxe el Plan, lejos de ser un valor a?adido, ha sido un valor restado. Diez puntos por debajo en la participaci¨®n electoral, con 140.349 votos menos a favor de la coalici¨®n PNV-EA. Ahora puede que vayamos a un Gobierno de s¨¢lvese quien pueda, como dec¨ªa la leyenda de aquella vi?eta de El Roto. Un Gobierno en minor¨ªa con apoyos externos. Pero quien recurra a ellos deber¨¢ considerar las sospechas en que incurrir¨¢ y saber que salvo casos de patolog¨ªa c¨ªvica la amalgama con los radicalismos pasa factura en las urnas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.