Un te¨®logo s¨®lido e inflexible
Ratzinger conden¨® a 100 estudiosos de los Evangelios cuando estaba al frente de la Congregaci¨®n para la Defensa de la Doctrina
Quienes pod¨ªan tener la tentaci¨®n de analizar el c¨®nclave con los ojos de la pol¨ªtica terrenal tienen que reconocer que se han equivocado. No ha salido un Papa de centro, como casi todos los analistas esperaban, un Papa de compromiso entre la l¨ªnea dura e inflexible del cardenal Ratzinger y los que abogaban, sobre todo en el Tercer Mundo, por un Papa que, por lo menos en lo social y en el di¨¢logo con las diferentes culturas y religiones, siguiera la l¨ªnea del Papa polaco.
No ha sido as¨ª. Han elegido a un cardenal que antes de entrar al c¨®nclave pronunci¨® un discurso tan intransigente que fue interpretado como su deseo de no ser elegido Papa ya que no tendi¨® la mano a nadie. Fue lapidario contra lo que ¨¦l condena como los relativismos teol¨®gicos y morales. Defensor a ultranza de los principios de una tradici¨®n que no debe cambiar para ser fiel a s¨ª misma, el nuevo Papa repiti¨® una y mil veces que la Iglesia se halla en tinieblas, que Europa ha vuelto a los tiempos del paganismo y que es urgente que la Iglesia, a trav¨¦s de la santidad, recupere el tiempo perdido en peligrosos ensayos en materia de fe y de moral.
Benedicto XVI era un joven progresista cuando lleg¨® a Roma para el Concilio Vaticano II
Conoc¨ª al hoy Benedicto XVI cuando lleg¨® a Roma como joven y progresista te¨®logo del episcopado alem¨¢n para el Concilio Vaticano II. Estaba junto con Hans K¨¹ng. Los dos tuvieron un papel importante en las aperturas de aquel Concilio convocado por el anciano Juan XXIII. Despu¨¦s, aquel te¨®logo, progresista en su juventud, cambi¨® radicalmente. Tanto que lleg¨® a combatir el Concilio que antes hab¨ªa defendido. Le hicieron obispo y cardenal y lo pusieron al frente de la Congregaci¨®n para la Defensa de la Doctrina de la Fe. Y puso todo su empe?o en la defensa de la doctrina tradicional llegando a condenar a m¨¢s de 100 te¨®logos por haber intentado poner en pr¨¢ctica las aperturas del Concilio Vaticano II. Conden¨® la teolog¨ªa de la liberaci¨®n y dej¨® en el ostracismo a todo un bagaje de creatividad teol¨®gica dentro de la Iglesia.
La pregunta que ayer se hac¨ªan aqu¨ª en Brasil los analistas religiosos es c¨®mo fue posible que los cardenales del Tercer Mundo, empe?ados en la lucha contra la miseria, los de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, dieran su voto al cardenal m¨¢s r¨ªgido del c¨®nclave en materia de fe y de moral. Quer¨ªan, al principio, un Papa lo m¨¢s parecido al llorado Juan Pablo II, pero la personalidad del cardenal Ratzinger no puede ser m¨¢s diferente. Parece m¨¢s un pr¨ªncipe que un comunicador. No tiene buenas relaciones con los medios de comunicaci¨®n y no ha sido un pastor sino m¨¢s bien un bur¨®crata de la Curia romana.
A los obispos brasile?os que visitaban a Wojtyla quej¨¢ndose de las condenas vaticanas a la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, el anterior Papa sol¨ªa decirles: "Es que el cardenal Ratzinger es muy severo". A su vez, el hoy Benedicto XVI me dijo un d¨ªa delicadamente que el problema de Juan Pablo II es que era un buen fil¨®sofo y humanista, pero poco te¨®logo y que por eso, sol¨ªa pasarle a ¨¦l los documentos antes de publicarlos, no tanto como prefecto de la Congregaci¨®n de la Fe, sino tambi¨¦n como te¨®logo. Y es que Ratzinger siempre fue considerado como uno de los te¨®logos m¨¢s s¨®lidos y preparados de la Iglesia. Y Wojtyla lo escuchaba mucho y nunca lo cambi¨® de su puesto de defensor de la ortodoxia cat¨®lica, mientras ¨¦l se permit¨ªa a veces, salirse del texto, como cuando dijo durante uno de sus viajes que a lo mejor no era buena idea de que tras la ca¨ªda del comunismo quedase un solo bloque de poder en el mundo y que hab¨ªa que recuperar las cosas positivas del comunismo. Ratzinger nunca hizo concesiones semejantes. ?Las har¨¢ ahora como Papa?
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