A la deriva
Sumido en el caos institucional, Ecuador acaba de despachar al presidente Lucio Guti¨¦rrez, tercero en ocho a?os que deja el poder en medio de la agitaci¨®n callejera. Los acontecimientos en el pa¨ªs andino, donde se cuentan ya las primeras v¨ªctimas mortales, invitan al pesimismo; comenzando por el procedimiento por el cual Guti¨¦rrez ha sido destituido, una votaci¨®n estramb¨®tica de 60 parlamentarios que le acusaban de "abandono del cargo", unida a la retirada del apoyo castrense. La asunci¨®n de la jefatura del Estado por el vicepresidente Alfredo Palacio, supuestamente para agotar el mandato hasta mediados de 2007, es en este contexto un parche poco cre¨ªble.
Ecuador permanece ahora mismo en un limbo institucional y pol¨ªtico en el que la primera tarea del Parlamento debe ser c¨®mo designar un nuevo Tribunal Supremo, ahora inexistente. La destituci¨®n colectiva del alto tribunal por Guti¨¦rrez en diciembre pasado y su reemplazo por otro m¨¢s complaciente con el propio mandatario y con Abdal¨¢ Bucaram, uno de sus antecesores procesado por diversos delitos, est¨¢ en el origen de la revuelta popular. Washington, que ha pedido la pronta celebraci¨®n de elecciones, y el Gobierno espa?ol median para evitar m¨¢s sangre y favorecer la cordura.
Una vez m¨¢s es la batalla por el poder en un pa¨ªs desvertebrado el origen del nuevo paso atr¨¢s de Ecuador, donde ni el presidente derrocado, leg¨ªtimamente elegido, ni la voraz clase pol¨ªtica, notoria por su corrupci¨®n y oportunismo, est¨¢n a la altura de las circunstancias. Una de las caracter¨ªsticas m¨¢s llamativas de la violencia acumulada en las calles de Quito es el ut¨®pico llamamiento de los manifestantes a librarse en bloque de un Congreso de clanes por el que no se sienten representados. Incluso a Palacio, un cardi¨®logo aparentemente comprometido con los m¨¢s d¨¦biles, se le ha exigido tambi¨¦n la renuncia inmediata.
Lucio Guti¨¦rrez, ex coronel golpista elegido en 2002 con el apoyo de la izquierda y los movimientos ind¨ªgenas, prometi¨® entonces un cambio radical. Pero la pobreza sigue instalada en la inmensa mayor¨ªa del pa¨ªs, pese a su condici¨®n de productor petrol¨ªfero y primer exportador mundial de bananas. Y la ret¨®rica aplastante de la clase dirigente, como en otras te¨®ricas democracias latinoamericanas, no suple las necesidades apremiantes de millones de personas progresivamente descre¨ªdas. Ecuador no ha sido capaz, una vez m¨¢s, de sostener unas fr¨¢giles instituciones, por lo dem¨¢s subordinadas siempre a los militares, la catapulta decisiva.
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