"Juan se puso la 'quimio' s¨®lo para poder casarse"

A Juan Belmonte le diagnosticaron un c¨¢ncer de p¨¢ncreas incurable el a?o pasado. Le dijeron que el tratamiento con quimioterapia s¨®lo servir¨ªa para a?adir algo m¨¢s de tiempo a los seis meses de vida que le quedaban. "A¨²n as¨ª, se someti¨® a la quimio por una sola raz¨®n: intentar llegar a tiempo para poder casarnos", dice Borja Garc¨ªa-Calvo, el hombre que comparti¨® con ¨¦l 31 a?os de su vida. "Ya ten¨ªamos muy asumido lo que iba a pasar, cu¨¢l ser¨ªa el final, pero la boda era lo que m¨¢s ilusi¨®n le hac¨ªa". Juan hab¨ªa viajado, hab¨ªa visto todas las ¨®peras que hab¨ªa podido, realmente hab¨ªa hecho todo lo que hab¨ªa querido. S¨®lo le faltaba una cosa: casarse.

Pero la vida le escatim¨® siete meses, los necesarios para llegar a su boda: muri¨® en noviembre de 2004, a los 62 a?os.

Borja cumpli¨® ayer 53. El primer aniversario sin Juan. La fecha en la que el Congreso aprueba el matrimonio que para ellos nunca lleg¨®. "Hoy [por ayer] pod¨ªa haber sido un d¨ªa maravilloso", dec¨ªa, "me he emocionado al o¨ªrlo por la radio".

Borja es tambi¨¦n un viudo sin derecho a pensi¨®n. La Seguridad Social no ha considerado suficiente la inscripci¨®n de ambos como pareja de hecho en la Comunidad de Madrid. Pero sobre todo, es un hombre al que le falta el tipo curioso, culto hasta ser enciclop¨¦dico, geniudo y encantador con el que se decidi¨® a compartirlo todo. "Siento una rabia enorme", se quejaba, "porque no llegamos a tiempo. El matrimonio es una cuesti¨®n de derechos, de equipararnos, de dejar de ser ciudadanos de tercera. Me alegro mucho por los que vengan, porque nadie tiene que ser discriminado por el sexo de la persona con la que se acuesta".

Borja lleva a?os en la lucha por la normalizaci¨®n. Asisti¨® en los a?os setenta a la primera manifestaci¨®n gay que se celebr¨® en Madrid. "Yo era funcionario y ten¨ªa seguridad laboral, pero Juan no pudo ir. Era directivo de una multinacional". La pareja sali¨® en este peri¨®dico hace cuatro a?os, cuando los homosexuales eran mucho m¨¢s reticentes a ser retratados. Hubo recriminaciones, y tambi¨¦n gente que se les acercaba por la calle para darles las gracias por su valent¨ªa.

Pero el d¨ªa m¨¢s esperado no lleg¨®. Juan y Borja dudaban, para celebrarlo, entre llevar a sus familiares m¨¢s ¨ªntimos a un crucero por el Nilo u organizar una fiesta irrepetible. El ¨²ltimo escal¨®n de la lucha era la boda.