"Llevamos 25 a?os juntos, ?c¨®mo voy a ser soltero?"

Herv¨¦ Brizon, de 46 a?os, est¨¢ harto de rellenar siempre la casilla de soltero en los documentos administrativos. "Pero si llevo 25 a?os viviendo con Pierre, ?c¨®mo voy a ser soltero?". Ambos han decidido casarse en cuanto puedan. "No es que queramos ser igual a los heteros", explica, "simplemente tener sus mismos derechos y que la sociedad nos los reconozca".

Hace siete a?os que esta pareja vive en Valencia. "Tomamos la decisi¨®n en una cena, como en una novela barata", explica Herv¨¦ en buen castellano y con media sonrisa en los labios. ?l era psiquiatra y su pareja, Pierre Mistral, de 59 a?os, conservador del Ministerio de Cultura franc¨¦s en Montpellier, donde resid¨ªan. Una serie de fallecimientos de familiares pr¨®ximos y la saturaci¨®n en el trabajo fueron el detonante de un cambio radical de vida. "En 15 d¨ªas dejamos el trabajo y salimos a buscar un lugar donde vivir entre Barcelona y C¨¢diz". Se quedaron en Valencia. Pierre pidi¨® una excedencia, se jubil¨® a los 58 y abrieron un pub "100% maric¨®n", apunta Herv¨¦.

Durante su larga relaci¨®n no se han dado de alta en el registro de parejas de hecho de la Generalitat valenciana ni en el Pacs, un pacto de asociaci¨®n civil, el equivalente en Francia a esta figura. Para Herv¨¦, se trata de f¨®rmulas que desnaturalizan el principio b¨¢sico que buscan en el matrimonio: la igualdad con el resto de parejas. "Yo siempre le he dicho a Pierre que s¨®lo aceptar¨ªa entrar por la misma puerta que los dem¨¢s: ni por una nueva ni por la de atr¨¢s". Por ello, ten¨ªan claro que cuando pudieran pasar¨ªan por el juzgado para acceder a estos derechos, "a pesar de que soy algo anarquista y en general no soy partidario del matrimonio", se?ala Pierre. Le compensa tener la seguridad de que sus bienes ir¨¢n a parar a su pareja o de que podr¨¢ actuar en su nombre si sufriera alg¨²n accidente grave.

Sus amigos franceses ven con asombro el paso que ha dado Espa?a. "Es una lecci¨®n de democracia al resto de Europa, y no s¨®lo del Gobierno, sino de los dos tercios de poblaci¨®n que se muestran a favor". Adem¨¢s, destacan la importancia que tiene a la hora de desmontar viejos t¨®picos que a¨²n perviven en el continente que pintan al pa¨ªs como "la tierra de los machos, los toros, las mujeres sumisas, y fuertemente cat¨®lico". Herv¨¦ no tiene dudas: "O me equivoco mucho, o el matrimonio ser¨¢ un ¨¦xito tremendo, hay muchos j¨®venes que quieren casarse".

Saben que en Francia no tendr¨¢ efecto la ley, pero tampoco les importa demasiado, ya que tienen fijada su residencia en Valencia, donde est¨¢n censados. S¨®lo temen que se aplique ¨²nicamente a espa?oles, aunque tampoco eso les iba a frenar. "Tengo pensado solicitar la doble nacionalidad por si acaso", apunta Herv¨¦. A¨²n no hay fecha, aunque s¨ª est¨¢ bastante claro que habr¨¢ una gran fiesta. "Quiero que sea a lo grande: vendr¨¢ mi madre, de 90 a?os, mis hermanas, mis 11 sobrinas; quiero que sea al lado del mar, con orquesta, flores, m¨²sica, limusinas; vamos, lo peor de lo peor".