El dilema estatutario
?Ha entrado la reforma del Estatut en v¨ªa muerta tras el rechazo del PP a incluir en el articulado una agencia tributaria valenciana como exig¨ªan los socialistas como condici¨®n sine qua non para lograr el consenso? ?Tiene algo que ver la visita de Mariano Rajoy el pasado jueves con el anuncio hecho ayer por el portavoz popular Seraf¨ªn Castellano? ?Es cierto que Rodr¨ªguez Zapatero fren¨® las aspiraciones de Joan Ignasi Pla respecto de la reforma durante la entrevista que ambos mantuvieron en Madrid? ?Hasta qu¨¦ punto la urgencia de Francisco Camps en aprobar el Estatut el 25 d'Abril pretend¨ªa evitar la crisis actual aplicando el refr¨¢n de que "m¨¢s vale p¨¢jaro en mano (capacidad de disoluci¨®n de las Cortes Valencianas por el presidente) que ciento volando (agencia tributaria y m¨¢s competencias para el Tribunal Superior de Justicia)"? La decisi¨®n del PP de ayer mismo, los recientes enfrentamientos internos en este partido y algunas declaraciones de personajes tan singulares como el presidente de las Cortes, Julio de Espa?a, explican las premuras presidenciales. El adversario, como de costumbre, estaba dentro y pocas ayudas pod¨ªa esperar Camps desde fuera porque los socialistas valencianos tampoco andan muy sobrados de apoyos propios, aunque aparenten lo contrario. "Vienen desbocados", dijo un dirigente del PSOE en Ferraz para hacer notar lo excesivo (?) de las pretensiones de Pla. Pero aunque esto fuera as¨ª, el presidente y el PP tienen muy dif¨ªcil demostrarlo. Los hechos, a los que hay que atenerse, son que el PSPV ha puesto unas propuestas encima de la mesa y que el PP las ha rechazado. Especular sobre las consecuencias que la aprobaci¨®n de un Estatut con amplias competencias hubiera tenido sobre la reforma que se llevan entre manos los catalanes puede tener una base cierta; pero no es m¨¢s que una presunci¨®n. Y asumir que la reforma valenciana est¨¢ condicionada por la catalana, coloca a este territorio y a sus representantes pol¨ªticos en una posici¨®n de subsidiaridad respecto de sus direcciones en Madrid, justo cuando se reclama m¨¢s autonom¨ªa. La exigencia de Camps para lograr una aprobaci¨®n del Estatut r¨¢pida se entiende desde la ¨®ptica de quien pretende pasar desapercibido para evitar que le disparen desde dentro -sobre todo- y desde fuera. No ha encontrado las complicidades necesarias para conseguirlo. Entre otras razones porque su argumentario conten¨ªa m¨¢s m¨ªstica que pol¨ªtica. El propio dilema de Camps, que quiere un futuro distinto con las bendiciones de quienes son el pasado, no ha ayudado a empujar la reforma. V¨¦ase qu¨¦ queda de lo aprobado en la ponencia de Benissan¨®. Los socialistas s¨®lo tiene que esperar, pero ellos tambi¨¦n ser¨¢n responsables de lo que ocurra.
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