Vicente Amigo depura su guitarra en 'Un momento en el sonido'
El m¨²sico publica su quinto trabajo en una colecci¨®n que va del tango a la taranta
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El guitarrista Vicente Amigo (Guadalcanal, Sevilla, 1967) ha publicado el quinto disco bajo su nombre, Un momento en el sonido (Sony BMG). Un trabajo hondamente flamenco, realizado con gran libertad: la mitad de los temas duran alrededor de ocho minutos. Potito, Antonio Villar o Blas C¨®rdoba suman sus voces a una colecci¨®n que va desde los tangos a la taranta pasando por el zapateado. Se trata de un trabajo sobrio, aunque Amigo asegura que puede volver a la heterodoxia: "Para m¨ª, el purismo consiste en ser fiel a m¨ª mismo".
El m¨²sico cordob¨¦s explica con orgullo la g¨¦nesis de Un momento en el sonido: "Inicialmente, hice un disco desnudo: guitarra y palmas. Hasta que vi que no deb¨ªa obcecarme en demostrar que pod¨ªa grabar flamenco tradicional. Y empec¨¦ a llamar a gente, para que aportaran colores a aquel cuadro en blanco y negro que yo hab¨ªa pintado. A la hora de las colaboraciones, no he buscado el marketing de los grandes nombres. A veces, fueron casualidades: en un aeropuerto se me present¨® un chaval y result¨® que tocaba el bandone¨®n. Era Ariel Hern¨¢ndez, que se deja el alma en el bolero que he compuesto para mi hijo peque?o, Marcos. Cuando Marcos lo escucha en mis brazos, me mira maravillado y yo... yo me derrito".
Vicente Amigo muestra una exuberancia contagiosa y sus maneras de seductor. No quiere recordar aquella ¨¦poca en que se cort¨® el pelo al uno: "Puede que entonces ni yo mismo entendiera los motivos, estaba disgustado con mi vida y con mi m¨²sica. Recuerdo que llevar la cabeza rapada era muy c¨®modo, pero, madre m¨ªa, parec¨ªa un bulto sospechoso en el escenario".
Se pone serio cuando habla de las buler¨ªas para el torero Jos¨¦ Tom¨¢s. "Entr¨¦ en los toros por Finito de C¨®rdoba: me enamor¨¦ de su arte, cuando era novillero, y le dediqu¨¦ un tema en Vivencias imaginadas. No soy un taurino cabal, simplemente sigo a toreros que te pellizcan el coraz¨®n, como un buen cantaor. A Jos¨¦ Tom¨¢s le descubr¨ª en Las Ventas y fue m¨¢gico: ca¨ªa un chaparr¨®n y la plaza le compens¨® con el mejor silencio que he o¨ªdo jam¨¢s. Despu¨¦s, un d¨ªa que andaba de fiesta me enter¨¦ de que Jos¨¦ estaba en C¨®rdoba recogiendo un premio y all¨ª me col¨¦, en ch¨¢ndal, seguramente con una tajada respetable. Fue lo bastante elegante para aguantarme y as¨ª empez¨® nuestra relaci¨®n. Me ha brindado alg¨²n toro y yo le dediqu¨¦ mi concierto en el Teatro Real. Su tema se llama Campo de la verdad, que es el nombre, el precioso nombre de un barrio de C¨®rdoba donde se efectuaban antiguamente los duelos".
Un momento en el sonido es un disco sobrio, aunque Vicente avisa de que puede volver a las heterodoxias: "Para m¨ª, el purismo consiste en ser fiel a m¨ª mismo. En el flamenco hay ?tanto por hacer! No, no me asustar¨ªa ante un cantaor o un guitarrista que se expresara sobre una base electr¨®nica. ?Que no se puede desviar del ritmo programado? Vale, pero eso obliga a desarrollar la imaginaci¨®n, a poner algo extra al cante o al toque. Yo he grabado la farruca del disco con claqueta y no se dan cuenta ni los profesionales. Uno me dijo: 'Parece una grabaci¨®n de Sabicas'. Me gust¨® a¨²n m¨¢s lo que me coment¨® un buen aficionado: 'Es como si all¨ª estuviera Gades bailando".
Aparte de guitarrista, Vicente Amigo se ha ganado respeto por unas producciones -Jos¨¦ Merc¨¦, Remedios Amaya, su compadre El Pele- donde aporta un repertorio que conjuga felizmente calidad y comercialidad: "Lo que hemos vivido es un cambio radical en el concepto del disco flamenco. Antes era: gr¨¢bame 10 o 12 cantes y ya tenemos el LP. Ahora se cuida m¨¢s la envoltura, se busca la creaci¨®n original. Tambi¨¦n, claro, se intenta vender m¨¢s. El flamenco quiere abrirse al p¨²blico, y eso requiere pensarlo todo e inventar. Ya no basta con lanzar un disco lleno de 'ay, ay, ay'. Aunque fuera una reacci¨®n grosera, yo entiendo el susto de los profanos cuando escuchaban aquello: qu¨¦ le pasa a ese t¨ªo, que canta como si le dolieran las muelas. Est¨¢ bien que haya cantaores tradicionales que no salgan de la queja, pero eso es una parte, no el todo. Ser¨ªa como limitar el arte del cine a los dramas".
Que no se le malentienda: este flamenco cosmopolita, que ha grabado con Sting o Khaled, es un fan¨¢tico del cante cl¨¢sico. Suspira: "Me hubiera encantado acompa?ar a La Perla de C¨¢diz, La Repompa, La Ni?a de los Peines. S¨ª, tres mujeres: es que la aportaci¨®n femenina al flamenco no ha sido reconocida en toda su grandeza, en toda su innovaci¨®n. Tambi¨¦n me reconcome no haber tocado m¨¢s para Camar¨®n. Tengo un sue?o recurrente: estoy con Camar¨®n, planificando algo que vamos a hacer. Es algo que nos tiene muy excitados, pero, cuando me despierto, he olvidado en qu¨¦ consist¨ªa".
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El miedo a grabar
Han pasado casi cinco a?os desde su anterior disco, La ciudad de las ideas. Vicente Amigo ya est¨¢ habituado a que le recriminen su parsimonia: "Es verdad que no he tenido prisa. Ni prisa ni pausa: en mi casa hay un caj¨®n de ocurrencias que ir¨¢n saliendo... ?O no! El arte no se mide por la productividad: Juan Rulfo s¨®lo escribi¨® un libro y ya bast¨®".
?Puede ocurrir que el universo de la guitarra flamenca sea tan competitivo que sus creadores se lo piensen mucho antes de dar una obra por acabada? "Y no s¨®lo con la guitarra. En el flamenco, te examinan en cada concierto, en cada disco. Est¨¢n, estamos, con la escopeta cargada. Hay una actitud hipercr¨ªtica que llega a paralizarte: conozco a grandes de verdad que est¨¢n acojonados cuando sacan un disco. Deber¨ªamos ser m¨¢s amables unos con otros, crear un clima que nos permita dar lo mejor de nosotros sin el pavor al qu¨¦ dir¨¢n".
Particularmente, Vicente est¨¢ lleno de buenos prop¨®sitos: "Quiero subir el ritmo, sacar un disco cada dos a?os. Me han quitado demasiado tiempo los trabajos para cantaores... No, lo de quitar es incorrecto: me gusta tanto el cante que no puedo echar la culpa a esas producciones". Tambi¨¦n va a poner en marcha un sello con V2, de nombre V2 Amigo. "Tenemos la obligaci¨®n de dar una oportunidad a gente desconocida. El primer fichaje es Lin Cort¨¦s, alguien con ideas muy claras: en C¨®rdoba le llaman 'el Lenny Kravitz flamenco', pero ese mote se le queda corto".
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