Ferlosio clama contra el rigor del destino
El premio Cervantes 2005 recibe el galard¨®n con un discurso largo, brillante y denso
"La sin par naturaleza de Don Quijote estaba en ser un personaje de car¨¢cter cuyo car¨¢cter consist¨ªa en querer ser un personaje de destino". Con esas palabras, y ya casi al final, Rafael S¨¢nchez Ferlosio hizo confluir en el caballero de la triste figura las dos grandes cuestiones sobre las que vertebr¨® ayer, en un abarrotado Paraninfo de la Universidad de Alcal¨¢ de Henares, su discurso de aceptaci¨®n del Premio Cervantes.
Hasta entonces, y con la maestr¨ªa que le caracteriza, el escritor se hab¨ªa sumergido durante 40 minutos en el complejo desaf¨ªo de aclarar esos dos conceptos que han marcado su obra entera.
Ferlosio hizo un discurso denso, largo, literario, brillante; un discurso m¨¢s para leer que para o¨ªr; un ensayo de creaci¨®n pura, lleno de digresiones, hallazgos, viajes en el tiempo, reflexiones filos¨®ficas y sutil intenci¨®n pol¨ªtica.
Ley¨® a velocidad de crucero, sin subrayados, con su dicci¨®n extreme?a y la voz tenue
Empez¨® recordando un paseo por el Retiro en 1959 de la mano de su hija
Fue un Ferlosio en estado puro el que recibi¨® el Premio Cervantes: inc¨®modo por la solemnidad, r¨ªgido al recibir la medalla, fatigado al hablar, absolutamente libre ante el reto de la escritura.
Todo hab¨ªa empezado con el desaf¨ªo de subir unas cuantas escaleras para llegar al estrado desde el que leer¨ªa su discurso. Visiblemente agitado, se le complic¨® la tarea de ponerse las gafas y empez¨® a hablar sin que el micr¨®fono estuviera en su sitio. Pero sigui¨® adelante, sin inmutarse, mientras le arreglaban el artilugio para que su voz llegara a todas partes.
Empez¨® recordando un paseo por el Retiro, en 1959, de la mano de su hija. Ante el asombro y la entrega con que la peque?a segu¨ªa la representaci¨®n de unos actores de gui?ol, Ferlosio comprendi¨® que no hac¨ªa falta ning¨²n argumento para que ella disfrutara de aquello, que hab¨ªa all¨ª "para ella otra cosa completa, que se colmaba plenamente y aun se hac¨ªa perceptible precisamente liberada del sentido". Algo que se manifestaba en su pura gratuidad, sin m¨¢scaras ni ret¨®rica.
La hondura y la complejidad del texto de Ferlosio, y la manera suya de leerlo, a velocidad de crucero, sin subrayados, con su dicci¨®n extreme?a y la voz tenue, complic¨® un poco el cabal y r¨¢pido entendimiento de un texto que pretend¨ªa dar cuenta de aquellas dos corrientes que marcan los vericuetos de la relaci¨®n de los hombres con la vida.
De un lado, el car¨¢cter, con su inmediata irrupci¨®n, su "manifestaci¨®n", dijo Ferlosio, y que no necesita explicarse. Como ocurre con "los personajes de tebeo, los payasos del circo, Charlot, los distintos repartos de marionetas italianas o francesas"... "y, por supuesto, Don Quijote y Sancho".
Y, de otro lado, el destino, donde lo que se pone en juego es "la acci¨®n con sentido, la proyecci¨®n de intenciones y designios, los trabajos racionalmente dirigidos al logro de los fines".
Arist¨®teles fue el primero en asomar en el discurso, y, por su af¨¢n de recetar la racionalidad como un placebo frente al mundo en el que impera la "pura sinraz¨®n", fue despedido como "un buen burgu¨¦s, que prefer¨ªa la injusticia al desorden".
M¨¢s adelante se refiri¨® Ferlosio a Walter Benjamin y a su ensayo Destino y car¨¢cter. Record¨® que citaba a Nietzsche ("el que tiene car¨¢cter tiene tambi¨¦n una experiencia que siempre vuelve") y as¨ª pudo explicar que quien tiene car¨¢cter no tiene destino.
Habl¨® Ferlosio del bachiller Sans¨®n Carrasco, que coment¨® al inicio de la segunda parte del libro que hab¨ªa muchos que esperaban "m¨¢s quijotadas" y otros que no quer¨ªan saber m¨¢s, y lleg¨® a la fiesta de Camacho, donde Sancho, ante la abundancia de viandas, sac¨® un mendrugo de pan y "con corteses y hambrientas razones" pidi¨® a un cocinero que le permitiera mojarlo en la salsa de una de las ollas.
"Las cosas huelgan sueltas, desligadas las unas de las otras, yacen desperdigadas sin que nadie las tenga sometidas a control", ley¨® entonces Ferlosio. En la fiesta de Camacho, la prosa de Cervantes fluye a la manera en que aparecen las cosas "en el orden del car¨¢cter". Una atm¨®sfera de fiesta y abundancia, de pura gratuidad, donde la jurisdicci¨®n del hambre ha quedado suspendida.
En el orden del destino, en cambio, las cosas no huelgan sueltas porque rige el principio burocr¨¢tico de "un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio". No hay forma de gastar lo que sobra en fiesta alguna, sino que los excedentes han de sacrificarse en aquello que se llama "creaci¨®n de riqueza".
Cargado de resonancias biogr¨¢ficas, no s¨®lo por la alusi¨®n a su a?orada hija, el texto de Ferlosio recogi¨® su admiraci¨®n por algunas figuras del pasado, sus filias y sus fobias: all¨ª estaban el f¨²tbol ("esos 22 muchachos que se autoinmolan todos los domingos") y la guerra de Irak, como met¨¢foras de la injusticia y la imbecilidad moderna: la inversi¨®n total, el sacrificio, el esfuerzo, la ganancia a toda costa, la competici¨®n, el rendimiento...
De entre los que admira, se acord¨® de Vel¨¢zquez, que sucedi¨® a Cervantes "como palad¨ªn del car¨¢cter", y habl¨® de sus retratos del Bobo de Coria, del Ni?o de Vallecas y de tantos otros personajes, "inm¨®viles en la pintura y la historia", para contraponerlos al conde duque de Olivares, "personaje de destino si los hay".
De Vel¨¢zquez pas¨® Ferlosio al 98, a Machado y a Ortega, que ve¨ªan en "esa atm¨®sfera macilenta de los cuadros de Vel¨¢zquez" lo que los historiadores han llamado la decadencia de Espa?a.
Tambi¨¦n cit¨® abundantemente a Hegel. Lo hizo para mostrar c¨®mo en el orden del destino la felicidad no tiene sitio. Hay lugar, eso s¨ª, para la satisfacci¨®n. Para la satisfacci¨®n del deber cumplido en aras de un proyecto, de unos fines, de unas metas. "En el castellano de hoy en d¨ªa, 'felicidad' y 'satisfacci¨®n' vienen a usarse como palabras casi sin¨®nimas", dijo Ferlosio. Y m¨¢s adelante remat¨®: "Lo cual me hace pensar si no ser¨¢ que en un mundo de sujetos cada vez m¨¢s dominados por el paradigma competitivo del 'ganar y perder' el lugar de la felicidad viene siendo usurpado y colmado por la satisfacci¨®n como ¨²nica forma conocida de contento humano".
Felicidad y satisfacci¨®n. La felicidad de los patinadores de El Bosco como antesala de la satisfacci¨®n de ver qui¨¦n corre m¨¢s, qui¨¦n llega antes. Huizinga y los juegos ag¨®nicos y anag¨®nicos, esos pobres muchachos que se autoinmolan s¨®lo para ganar...
Y, otra vez, Don Quijote en "su encrucijada, inevitablemente conflictiva, entre el orden del car¨¢cter y el orden del destino". Ferlosio encuentra que la mejor definici¨®n de destino est¨¢ en el "refr¨¢n m¨¢s espl¨¦ndido y a la vez m¨¢s terrible del idioma espa?ol...": "El potro que ha de ir a la guerra, ni lo come el lobo ni lo aborta la yegua".
"Las dos desgracias de las que el potro sale salvo son desgracias de la vida, mientras que la desgracia de ir a la guerra, en que hallar¨¢ la perdici¨®n, es, en cambio, por antonomasia, una desgracia de la historia", resumi¨® el escritor.
Y, con Benjamin, concluy¨® afirmando que, seg¨²n la rigurosa concepci¨®n de los antiguos, el destino carece de una vertiente que revierta sobre la felicidad, lo que coincide "no s¨®lo con la idea de Hegel, sino con el sentir del alma de Don Quijote".
Despu¨¦s de los c¨¢lidos y prolongados aplausos para Ferlosio, tom¨® la palabra la ministra de Cultura, Carmen Calvo, que traz¨® una semblanza de la obra del galardonado y destac¨® que, "frente a una realidad tantas veces frustrante y en un intento de renovar lo existente, Ferlosio provoca la pregunta, quiere, como quer¨ªa Cervantes, brindarnos un ideal alternativo y mejor".
Calvo elogi¨® al premiado como el "verdadero creador literario" que se arriesg¨® a "mirar la vida" y que "salv¨® la palabra".
El Rey cerr¨® el acto con una intervenci¨®n breve, en la que resalt¨® que Ferlosio "desde el comienzo de su carrera literaria ha cultivado la investigaci¨®n ling¨¹¨ªstica y la experimentaci¨®n de nuevos recursos narrativos".
En su discurso, don Juan Carlos quiso recordar que "a ambos nos une el mismo lugar de nacimiento, la eterna Roma", y expres¨® su reconocimiento a un autor que "ha ido forjando con los a?os una escritura de pureza y perfecci¨®n cl¨¢sicas en la que nos ha entregado un mensaje complejo y completo a la vez, comprometido con la literatura y con la realidad".
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