Oportunidad y riesgo
LOS ELECTORES son un punto s¨¢dicos. Les gusta jugar con los pol¨ªticos: complicarles la vida con apuestas electorales de dif¨ªcil gesti¨®n. Ocurri¨® en las auton¨®micas catalanas, ha vuelto a ocurrir en las elecciones vascas. De todos los resultados posibles ha acabado saliendo uno que no permite a ning¨²n partido o coalici¨®n obtener una mayor¨ªa parlamentaria c¨®moda o estable. Haciendo sumas por bloques se puede pensar que los vascos han votado como siempre, aunque de manera sensiblemente distinta. Y la principal novedad es que un mont¨®n de votantes tradicionales del PNV se ha ido a la abstenci¨®n. Para un elector nacionalista en que el voto es una mezcla de inter¨¦s y creencia, abandonar la familia es un paso muy complicado, porque la patria pasa siempre la factura de la culpa. A menudo, la abstenci¨®n es la antesala del cambio de partido.
S¨¢dicos y, al mismo tiempo, generosos, los electores le han facilitado la tarea a Ibarretxe, han pronunciado el r¨¦quiem al Plan que lleva su nombre, de modo que el lehendakari se podr¨¢ librar de ¨¦l sin necesidad de dar explicaciones. Todo el mundo lo ha entendido: el plan Ibarretxe no sirve porque unos piensan que va demasiado lejos y otros que se queda corto. Es lo que ocurre siempre que se quiera cambiar las reglas del juego unilateralmente, sin contar con los dem¨¢s.
Pero puesto que los electores tampoco han querido permitir la formaci¨®n de un Gobierno que suene a alternativa no nacionalista, la liquidaci¨®n del plan Ibarretxe tiene un precio: poner en marcha un proceso de reforma estatutaria por consenso amplio. Zapatero hab¨ªa se?alado ya el camino en su ¨²ltimo mitin electoral: dos tercios de apoyo parlamentario como list¨®n a superar.
El resultado de las elecciones ha venido a abonar una sensaci¨®n que hace tiempo que est¨¢ en la calle: volvemos a estar ante una oportunidad de alcanzar el final de la violencia. Evidentemente, la ausencia de atentados en los ¨²ltimos meses tiene mucho que ver con esta impresi¨®n p¨²blica. Nunca se hab¨ªa votado con la sensaci¨®n de que ETA est¨¢ amortizada. Pero si se ha llegado hasta este esperanzador momento ha sido por tres razones: porque la presi¨®n policial y judicial ha acorralado a ETA; porque el Pacto Antiterrorista ha dado cobertura pol¨ªtica a la operaci¨®n, al simbolizar el compromiso de los dos grandes partidos espa?oles de no pagar precio pol¨ªtico alguno al fin de ETA, y porque despu¨¦s del 11-S y el 11-M continuar en la acci¨®n terrorista es sumamente dif¨ªcil.
No es la primera vez que el final de ETA parece estar en el horizonte. Lo estuvo cuando las conversaciones de Argel, lo estuvo cuando la tregua. En ambos casos la expectativa se frustr¨®, porque una ETA acorralada s¨®lo hab¨ªa buscado ganar tiempo para reorganizarse y rearmarse. Zapatero ha anunciado que est¨¢ dispuesto "a ir hasta el final" para conseguir la paz. Dec¨ªa Maquiavelo que el buen pol¨ªtico es aquel que tiene la virtud de "reconocer la ocasi¨®n" cuando se presenta. Zapatero piensa que est¨¢ ante una gran ocasi¨®n. El presidente tendr¨¢ que aclarar que significa exactamente "ir hasta el final". Pero seguro que sabe que la situaci¨®n es de alto riesgo. Y, precisamente, con este riesgo especula el Partido Popular, que ha roto completamente la complicidad con el Gobierno en la lucha contra el terrorismo.
El resultado electoral se ha adecuado exactamente a los intereses de Zapatero. Los que utilizan demag¨®gicamente la presencia en el Parlamento vasco de EHAK deber¨ªan formularse una pregunta: ?qu¨¦ hubiese pasado si esta organizaci¨®n no se hubiese presentado? Que, probablemente, el PNV estar¨ªa festejando la legitimaci¨®n electoral del plan Ibarretxe. ?La situaci¨®n ser¨ªa mejor? Sin embargo, es cierto que es dif¨ªcil entender por qu¨¦ EHAK s¨ª y Aukera Guztiak no, y que en este tema Zapatero ha tenido la tentaci¨®n del aprendiz de brujo. Por tanto, los nueve esca?os de EHAK y toda su estrategia se volver¨ªan contra Zapatero si hubiera un atentado de ETA. Y Zapatero sabe que no tiene, ni puede tener, la m¨¢s m¨ªnima garant¨ªa de que esto no ocurra. ?Qu¨¦ significa este dato? Sencillamente, que el Ministerio del Interior debe seguir con la ofensiva contra ETA como hasta ahora, porque s¨®lo con una ETA sin salida ser¨¢ posible el fin de la violencia y la normalizaci¨®n de la izquierda abertzale. Y que el PP debe cesar en la grave irresponsabilidad de buscar el fracaso del Gobierno en su estrategia antiterrorista por puro c¨¢lculo partidista.
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