El eslab¨®n perdido
El 'big bang' de la mayor saga cinematogr¨¢fica est¨¢ a punto de llegar. El 19 de mayo se estrena 'La guerra de las galaxias. Episodio III', el filme que une la primera con la segunda trilog¨ªa de George Lucas. Todo un fen¨®meno social que dura ya 28 a?os y ha recaudado m¨¢s de 3.400 millones de d¨®lares.
Para una pel¨ªcula cuyo final se escribi¨® hace 28 a?os, la expectaci¨®n vuelve a ser religiosa, casi espiritual. Y a juzgar por la composici¨®n social de las colas ante los cines de Estados Unidos -s¨ª, se han vuelto a formar con semanas de antelaci¨®n- el ardor que despierta el estreno de La guerra de las galaxias. Episodio III: la venganza de los Sith afecta por igual tanto a quienes vest¨ªan pantalones de campana en 1977 como a la generaci¨®n x-box, j¨®venes que nacieron cuando Darth Vader ya se hab¨ªa quitado el casco para reconciliarse penosamente con su hijo.
Aquella conversi¨®n final del villano con voz profunda y respiraci¨®n artificial en su ¨¢lter ego original, Anakin Skywalker, discurre en el sentido contrario en esta entrega final de la saga, que narra la transici¨®n del joven Anakin hacia "el lado oscuro de la Fuerza" y culmina por fin con la reparaci¨®n en pantalla de ese personaje ruin y miserable, mitad hombre, mitad m¨¢quina, cuya negrura, sumada a sus dificultades pulmonares y a su mal car¨¢cter, le han convertido en uno de los personajes m¨¢s perversos de la historia del cine.
Que alguien pueda referirse coloquialmente al "lado oscuro de la Fuerza" sin sonre¨ªr, que todos sepamos qui¨¦n es Han Solo o que la Estrella de la Muerte parezca un lugar necesariamente conocido proporciona una medida objetiva del tama?o sociol¨®gico de este fen¨®meno gal¨¢ctico. No est¨¢ mal para una saga nacida en una pel¨ªcula que nadie quer¨ªa producir: varias majors rechazaron en su d¨ªa La guerra de las galaxias porque no lograban descifrar si era para ni?os o para adultos.
La guerra de las galaxias. Episodio III: la venganza de los Sith no es para ni?os. De hecho, la nueva pel¨ªcula de George Lucas es la ¨²nica de las seis que ha sido clasificada para mayores de 13 a?os por el organismo cinematogr¨¢fico encargado de preservar la moralidad de los espectadores estadounidenses. Cuentan quienes conocen el producto que si el episodio I era para ni?os y el II para adolescentes, ¨¦ste es, efectivamente, para mentes un poco m¨¢s crecidas -"quiz¨¢ demasiado violenta para los m¨¢s j¨®venes", dice el director-. Tambi¨¦n ser¨¢ lacrim¨®geno; Lucas la ha calificado como "un Titanic en el espacio".
?Qu¨¦ va a ser ahora de quienes han seguido con devoci¨®n la mitolog¨ªa de 'La guerra de las galaxias'? Quiz¨¢ la pregunta correcta no sea ¨¦sa, sino m¨¢s bien: ?hay todav¨ªa fans de esta odisea espacial; fans de los de verdad, de los que coleccionan figuritas y guardan una m¨¢scara de Yoda en el armario? Pues s¨ª, ese conglomerado existe y ha encontrado ahora en Internet el foro perfecto para debatir, por ejemplo, el historial m¨¦dico de Darth Vader: "Puede que la m¨¢scara sea parcialmente responsable de la oxigenaci¨®n de su sangre", escribe el doctor Curtis Saxton en un largo an¨¢lisis m¨¦dico publicado en www.theforce.net. La pasi¨®n que estos individuos ponen en este esfuerzo es admirable: "Es emocionante pero in¨²til especular sobre las posibilidades de supervivencia que Darth Vader habr¨ªa tenido si hubieran estado a su disposici¨®n unas instalaciones m¨¦dicas adecuadas", escribe ampulosamente este doctor Saxton.
Otros analizan su vertiente religiosa: "Una de las razones del ¨¦xito sensacional de 'La guerra de las galaxias' es que toca algo profundamente espiritual en nosotros: la idea de la Fuerza", explica en serio William Blizek, del Journal of Religion & Film, de la Universidad de Nebraska. "Nos dice que hay algo ah¨ª fuera m¨¢s grande que nosotros, quiz¨¢ Dios. Pero la ambig¨¹edad de la Fuerza nos permite a cada uno de nosotros describirla de distintas maneras, y por eso trasciende cualquier religi¨®n".
Paralelamente, el paso del tiempo y el envejecimiento de los seguidores originales proporciona a los m¨¢s adultos una perspectiva abierta a lo que podr¨ªa definirse como un sarcasmo cari?oso: el universo espacial puede por fin contemplarse con algo menos de trascendencia. Quienes acud¨ªan militarmente al estreno de las tres pel¨ªculas originales todav¨ªa pagan por ver las tres primeras, pero no les conceden la misma solemnidad. De igual manera, la legi¨®n adolescente que parece haber encontrado en la saga un nuevo objeto de culto parece la misma que una semana despu¨¦s hace colas de madrugada ante las tiendas de electr¨®nica para ser los primeros en comprar la nueva PlayStation port¨¢til. Esta generaci¨®n no es la de la Fuerza, sino la de la rapidez, en su manera de comprar, o¨ªr m¨²sica, ver televisi¨®n o navegar por Internet. Para ellos, los fen¨®menos lo son s¨®lo si llevan fecha de caducidad.
Sea cual sea el valor sociol¨®gico del producto, el estreno del episodio III es sin lugar a dudas el acontecimiento cinematogr¨¢fico del a?o y la culminaci¨®n de casi 30 a?os de trabajo. George Lucas escribi¨® a l¨¢piz su idea original en un bloc de notas. Se invent¨® un ¨¢rbol geneal¨®gico, un mapa celestial y un ambiente narrativo que pretend¨ªa mezclar la acci¨®n sincopada de los c¨®mics de Flash Gordon con la tensi¨®n y violencia de los westerns y una pizca de par¨¢bola b¨ªblica.
Lucas hab¨ªa flirteado con el g¨¦nero de ciencia-ficci¨®n en THX 1138, producida en 1971, pero su amigo e instructor, Francis Ford Coppola, le recomend¨® que regresara a una v¨ªa m¨¢s ajustada al cine convencional, lo que se tradujo en American graffiti dos a?os despu¨¦s.
En su libro de notas, ya hab¨ªa suficientes personajes para construir una historia demasiado densa para dos horas de cine. Lucas estaba tan convencido de que el material daba para m¨¢s que ide¨® el proyecto original como tres trilog¨ªas. La primera pel¨ªcula, La guerra de las galaxias (rebautizada ahora como Episodio IV: una nueva esperanza), ser¨ªa la primera parte de la segunda trilog¨ªa. Pero ni los estudios Universal ni Warner Bros., que hab¨ªan producido las dos pel¨ªculas anteriores del joven cineasta, ve¨ªan ning¨²n futuro en el proyecto gal¨¢ctico. Lucas consigui¨® un apoyo limitado de 20th Century Fox (le dio 10 de los 12 millones de d¨®lares que costaba la pel¨ªcula; el resto lo consigui¨® ¨¦l) a cambio de renunciar a su salario y conformarse con un porcentaje de taquilla. El porcentaje acab¨® siendo multimillonario, y el resto ya es historia: sus pel¨ªculas han recaudado m¨¢s de 3.400 millones de d¨®lares s¨®lo en ingresos de taquilla, una cantidad que se multiplica por cuatro cuando se suman los beneficios de merchandising. A Lucas ni siquiera le ha hecho falta una productora para sus otras cinco entregas; se las ha pagado ¨¦l, y la Fox s¨®lo aporta la distribuci¨®n.
Tal es el volumen de su imperio que Lucas ha rodado las tres ¨²ltimas pel¨ªculas con unas c¨¢maras dise?adas por ¨¦l y fabricadas por Sony y Panavision. En realidad no ruedan, sino que graban: son c¨¢maras enteramente digitales que proporcionan la misma calidad que el celuloide, pero en un formato infinitamente m¨¢s manejable y m¨¢s barato. Cuando hace 10 a?os tom¨® la decisi¨®n de crear y usar esas c¨¢maras, Lucas hab¨ªa imaginado que a estas alturas la mayor¨ªa de las salas de cine de EE UU tendr¨ªa proyectores digitales, a los que ¨¦l mismo, desde su rancho en California, podr¨ªa enviar a trav¨¦s de Internet una copia perfecta de sus pel¨ªculas. De ese modo habr¨ªa visto realizado el sue?o de cualquier cineasta: controlar la obra de principio a fin, sin necesidad siquiera de una distribuidora. Pero s¨®lo un centenar de salas cuenta con proyector digital. De nuevo, Lucas ha tenido que aceptar a la 20th Century Fox como distribuidora.
El episodio III, como cierre final de la trilog¨ªa, sirve de puente cronol¨®gico con la pel¨ªcula original. Lucas se ha esmerado en que el gui¨®n de esta nueva entrega acabe exactamente en el momento en que empieza la narraci¨®n de la primera Guerra de las galaxias. Ha cambiado detalles sobre la marcha para que todos los cabos geneal¨®gicos y geogr¨¢ficos queden bien atados, de manera que nadie pueda decir que tal o cual personaje ha surgido de la nada.
Para quienes sintieron un nivel variable de decepci¨®n con las dos ¨²ltimas entregas, el episodio III representa la esperanza: los tr¨¢ileres est¨¢n siendo muy aclamados en los mismos foros de Internet que hab¨ªan detectado inmediatamente los defectos de los dos episodios anteriores. Tienen un aspecto grandioso, y confirman que contienen, afortunadamente, las secuencias de batallas espaciales que extra?amente hab¨ªan desaparecido de una saga que es, al fin y al cabo, de guerras en galaxias. Esa decepci¨®n con los episodios I y II, dicen algunos soci¨®logos, parte en realidad de la edad: los cin¨¦filos que han cumplido los 40 cre¨ªan que pod¨ªan revivir su juventud al regresar a la saga con la que disfrutaron a los 20 a?os, cuando nada en realidad es capaz de suplantar la excitaci¨®n juvenil ante un fen¨®meno de cultura popular.
El III es un episodio oscuro que recuerda a la que muchos consideran la mejor pel¨ªcula de la saga, El Imperio contraataca. La aparici¨®n de C-3PO y la visi¨®n -por primera vez en 22 a?os- de ese b¨ªpedo peludo llamado Chewbacca enseguida sit¨²an al espectador en el m¨¢s conocido de los universos gal¨¢cticos. La pel¨ªcula cuenta la ca¨ªda de los caballeros jedi y la llegada del poder absolutista, sangriento y antidemocr¨¢tico que impone el Imperio.
Y por fin llega Darth Vader, el personaje m¨¢s odiado, pero el m¨¢s a?orado en las dos ¨²ltimas entregas, porque estas seis pel¨ªculas son, sobra decirlo, la leyenda de Darth Vader. Como homenaje a su propia historia, Lucas ha querido que Sith comience igual que el original de 1977 -con una batalla espacial- y acabe en el momento exacto en el que aquella entrega arrancaba, con Darth Vader en el interior de la mort¨ªfera Estrella de la Muerte.
Para completar el c¨ªrculo narrativo, Lucas ha a?adido una por una las piezas que faltaban para que el puzle est¨¦ terminado y parezca cronol¨®gico. El joven Anakin ya hab¨ªa dado muestras de su vulnerabilidad y su disposici¨®n a cambiar de bando. Los seguidores de esta mitolog¨ªa lamentan profundamente que Lucas haya malgastado tanto tiempo en contar los detalles de la infancia y juventud de Anakin; para ellos, la nueva entrega es la panacea porque condensa por fin su transformaci¨®n en un caballero negro de la galaxia.
Lucas, que es un maestro a la hora de dosificar la informaci¨®n y vender su producto, ha facilitado algunas claves del gui¨®n a trav¨¦s de la publicaci¨®n del c¨®mic y la edici¨®n del videojuego de la pel¨ªcula. Quien no quiera saberlo puede saltarse este p¨¢rrafo: Anakin y Obi-Wan Kenobi reciben el encargo de rescatar a Palpatine, canciller de la Rep¨²blica. El canciller, que acaba convertido en el emperador mal¨¦fico del Imperio, consigue llevar a Anakin al "lado oscuro de la Fuerza". Los hermanos Luke Skywalker y Leia aparecen en la pel¨ªcula como beb¨¦s; su madre, Padm¨¦ Amidala, ya luce el peinado de caracolas con el que Carrie Fischer convirti¨® a la princesa Leia en un inesperado sex symbol de los setenta. Una secuencia explica la darthvaderizaci¨®n de Anakin: sufre heridas casi mortales en una pelea de espadas l¨¢ser con su ex mentor Obi-Wan Kenobi (a quien matar¨¢ una pel¨ªcula despu¨¦s). Las heridas son tan graves que Anakin cambia parte de su cuerpo por el de una m¨¢quina y tapa su cabeza con el casco m¨¢s famoso de la historia del cine. Hay otra secuencia de lucha de sables con Yoda como protagonista, por mucho que los saltos anteriores de este jedi con una espada en la mano tuvieran un aspecto casi c¨®mico. Al conde Dooku (Christopher Lee) tambi¨¦n le cortan una mano. Mace Windu (Samuel L. Jackson) pasa a mejor vida durante una pelea con Anakin y el emperador. Y hay mucha batalla espacial y mucho X-Wing en acci¨®n.
"Esta primera trilog¨ªa es realmente sobre la lucha de un padre por encontrarse a s¨ª mismo, un padre que cae en la trampa de desear el poder, que hace un pacto con el diablo y pasa el resto de su vida lament¨¢ndolo", explica Lucas sobre este episodio III. "He hecho la mejor pel¨ªcula que pod¨ªa hacer y de la manera que quer¨ªa hacerla. Estoy satisfecho. No s¨¦ si a la gente le gustar¨¢ o no", dice el director desde la c¨®moda posici¨®n de su fortuna personal.
La venta de productos asociados al estreno de Sith va a generar unos ingresos de 1.500 millones de d¨®lares. En total, 1.650 personas han trabajado en la pel¨ªcula, que cuenta con 65 actores reales y m¨¢s de 40 generados por ordenador, entre ellos el propio Yoda o el infausto Jar Jar Binks. Se empez¨® a rodar en junio de 2003, con exteriores en China, Tailandia, Suiza, Inglaterra y T¨²nez. Tambi¨¦n hay im¨¢genes de lava grabadas en la erupci¨®n del Etna en 2001 que sirven como trasfondo para la pelea que est¨¢ en la c¨²spide de la pel¨ªcula. Cada uno de los 2.300 planos del episodio III tiene al menos un efecto especial.
La pel¨ªcula, como eslab¨®n perdido de la saga, cierra el c¨ªrculo de las dos primeras trilog¨ªas. Lucas ya ha dicho que nunca llegar¨¢ a rodar¨¢ la tercera y ¨²ltima porque a sus 60 a?os no tendr¨ªa tiempo ni energ¨ªa para culminar la obra con otros tres largometrajes. La guerra de las galaxias vivir¨¢, sin embargo, en nuevas entregas televisivas, posiblemente en forma de dibujos animados. Pero no ser¨¢, ni mucho menos, la ¨²ltima vez que Lucas retoque sus productos y vuelva a empaquetarlos para venderlos por en¨¦sima vez a los mismos clientes: ya ha anunciado que a partir de 2007 comenzar¨¢ a editar las seis pel¨ªculas -una por a?o- en un nuevo formato de cine en tres dimensiones.
'La guerra de las galaxias. Episodio III: La venganza de los Sith' se estrenar¨¢ en todo el mundo el pr¨®ximo 19 de mayo.
M¨¢s informaci¨®n en: www.starswars.com.
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