?El duque es Mussolini!
?El duque es Mussolini! La sorpresa aparece antes de que comience la acci¨®n, cuando se escuchan algunas canciones de marcha casi contempor¨¢neas. Luego se sabe por qu¨¦: estamos en la Italia fascista, y el actor que interpreta al duque de Ferrara (Arturo Querejeta) tiene los gestos, la apariencia, las posturas de Mussolini. Un poco m¨¢s serio, realmente; m¨¢s contenido, m¨¢s humano. ?Por qu¨¦ el Duce? No son cosas que se deban preguntar: hay un porque s¨ª en estas escenificaciones del viejo teatro espa?ol, como para demostrar que no es tan viejo. En realidad, es menos viejo en el Siglo de Oro, de cuya poes¨ªa abomina Lope en algunos de los primeros versos: "Que la poes¨ªa ha llegado a tan miserable estado...", y se burla de uno que llam¨® reques¨®n del cielo a la luna. No cae Lope en eso: salvando los ripios del relleno de la obra, o las rimas t¨®picas -ojos con enojos, fragua con agua- su lenguaje es maravilloso, su poes¨ªa en las grandes escenas, sublime. Habr¨ªa que se?alar las escenas de amor entre Casandra -Clara Sanchis-y el conde -Marcial ?lvarez- en las que los dos actores dan emoci¨®n, pasi¨®n, entendimiento. Clara mantiene el personaje todo el tiempo, y Marcial tiene una transici¨®n dif¨ªcil: del galancete tierno y fr¨¢gil, del enamoradito fiable, al cobarde y miserable. Mal personaje para la corte valentona de Mussolini, aunque algo de ello tuvo en su momento el conde Ciano, yerno del Duce y fusilado por ¨¦l a pesar de todas las s¨²plicas de su hija. Aqu¨ª, el duque de Ferrara manda matar a su hijo, porque le ha enga?ado con su joven esposa. Parece que este tipo de situaci¨®n no ha cambiado nunca, y sigue habiendo teatro y novela con ella. El truco de Lope, para el t¨ªtulo de la obra, es que este Mussolini de entonces cree que no se venga personalmente al mandar a su hijo que mate a la amante-madrastra, y a sus cortesanos asesinar a ese hijo espantoso: es el castigo por los delitos cometidos, el incesto, sin que ni siquiera se sepa por qu¨¦: la ocultaci¨®n del adulterio deja a salvo su honra, el asesinato de Casandra da culpa de parricidio al conde, y se justifica su muerte. Nadie en el p¨²blico se deja enga?ar: es una tragedia de honor a la t¨ªpica usanza espa?ola, precede en muy poco tiempo al M¨¦dico de su honra de Calder¨®n y sigue horroriz¨¢ndonos a todos haber tenido estos antepasados, no totalmente borrados del tiempo de hoy.
El castigo sin venganza
De Lope de Vega. Int¨¦rpretes: Jes¨²s Fuente. Fernando Sendino, Arturo Querejeta, Eva Tranc¨®n, Savitri Cevallos, Francisco Merino, Marcial ?lvarez, ?ngel Ram¨®n Jim¨¦nez, Jos¨¦ Ramos Iglesias, Clara Sanchis, Mar¨ªa ?lvarez, Jos¨¦ Vicente Ramos, Daniel Albaladejo, Nuria Mencia. Pianista: ?ngel Gal¨¢n. Iluminaci¨®n: Miguel ?ngel Camacho. Vestuario: Rosa Garc¨ªa Andujar. Escenografia, Jos¨¦ Hern¨¢ndez. Versi¨®n y direcci¨®n: Eduardo Vasco. Compa?ia Nacional de Teatro Cl¨¢sico. Teatro Pav¨®n. Madrid.
Interpretada, como queda dicho, con sentimiento y a veces br¨ªo, se desarrolla en un escenario exento, con alg¨²n trasto y un piano donde se toca a Gabriel Faur¨¦ por casi contempor¨¢neo de la ¨¦poca que se finge (1924), bella por los figurines de las mujeres y un poco boba por los de los hombres con sus uniformes mussolinianos pero sin emblemas. En otro teatro se representa Brent, donde los malos son nazis y tampoco se ven sus emblemas, aunque en los dos queda patente qui¨¦nes son y c¨®mo act¨²an. Debe ser una especie de pudor final de los directores, de dejar que se suponga sin decir las cosas claramente. O un tab¨². Bien, sea as¨ª. Pero tengo la sensaci¨®n de que el p¨²blico de hoy no recuerda en absoluto al Duce, aunque lo conozca por la historia que se aprenda (si se aprende), ni la ¨¦poca de los figurines ni la transfiguraci¨®n de los personajes. S¨ª gust¨® al que asisti¨® a la primera representaci¨®n, entre ellos un colegio de adolescentes, y entre todos llamaron a escena repetidamente a los int¨¦rpretes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.