La batalla del voto isl¨¢mico
Un ex diplom¨¢tico cr¨ªtico con la pol¨ªtica exterior de Blair desaf¨ªa al laborismo en uno de sus feudos
Blackburn encarna el dilema que embarga a los musulmanes del Reino Unido: votar laborista, como siempre, o castigarles por la guerra de Irak. Con casi 140.000 habitantes, es una t¨ªpica ciudad industrial del norte de Inglaterra, un antiguo imperio algodonero situado en el coraz¨®n de Lancashire, a unos 350 kil¨®metros de Londres. Tiene la doble condici¨®n de ser una de las ciudades m¨¢s densamente pobladas de musulmanes (el 20%, casi el triple de la media nacional en el censo de 2001, seg¨²n el cual de los 60 millones de brit¨¢nicos, 1,6 son musulmanes). Esta localidad es uno de los bastiones m¨¢s firmes del laborismo. Aqu¨ª reina Jack Straw (ministro del Interior y de Exteriores en estas dos legislaturas laboristas) como anta?o lo hiciera la m¨ªtica Barbara Castle, luchadora a la vieja usanza y diputada por Blackburn entre 1945 y 1979.
Murray fue expulsado de Exteriores por denunciar los abusos brit¨¢nicos en Uzbekist¨¢n
El laborista Jack Straw obtuvo el 54% de los votos de Blackburn en las pasadas elecciones
A esta ciudad gris y desangelada, en la que es tan dif¨ªcil encontrar un buen hotel como hallar una buena librer¨ªa, lleg¨® Craig Murray en la g¨¦lida medianoche del 1 de marzo pasado. Hace unos meses, Murray era embajador del Reino Unido en Uzbekist¨¢n. Ahora, tras ser despedido del Ministerio de Asuntos Exteriores (Foreign Office) por denunciar los abusos de Estados Unidos y el Reino Unido en Irak, donde se sirvieron de informaci¨®n de inteligencia conseguida en Uzbekist¨¢n bajo tortura, se ha presentado como candidato independiente a las elecciones del 5 de mayo. Es un reto a Jack Straw, su antiguo jefe.
La destartalada sede electoral de Craig Murray, la planta baja de un local situado entre la estaci¨®n de ferrocarril y la zona comercial de Blackburn, crepita de entusiasmo en esta ma?ana agradablemente soleada. "Sack Jack" ("Echa a Jack"), reza uno de los carteles electorales pegados en la pared. "Bulldog brit¨¢nico, no el perrito faldero de Bush", proclama otro. "Haz feliz a George. Apoya a Jack", ironiza un tercero. "Cuando vine aqu¨ª lo hice de manera testimonial, para denunciar la utilizaci¨®n de la tortura como arma de inteligencia", explica el candidato, hombre de aspecto t¨ªmido y aire de funcionario aplicado. "Pero ahora creo que puedo ganar", afirma, encantado con el respaldo que ha encontrado en parte de la comunidad local. "Primero estaba solo, pero ahora hay m¨¢s de 60 voluntarios repartiendo propaganda".
Su objetivo no es f¨¢cil. Jack Straw consigui¨® en las pasadas elecciones 21.808 votos, casi el 54% del total, seguido del candidato tory (conservador) con el 25%, y el liberal, con el 10%. Y no s¨®lo eso. Hombre de aparato, lleva muchos a?os en este terreno y domina todos los resortes del poder en Blackburn, sin distingos de etnia o religi¨®n. Murray lo comprob¨® nada m¨¢s poner los pies en la ciudad. El magnate inmobiliario con el que ten¨ªa apalabrado el alquiler de un local para instalar su sede electoral retir¨® el acuerdo en cuanto se enter¨® de que se trataba de hacer campa?a contra Straw. Desde que est¨¢ en Blackburn, le han llegado muchos testimonios sobre casos de corrupci¨®n en el gobierno local, dominado por los laboristas, y teme que el voto por correo est¨¦ manipulado. "Ahora estoy conociendo de verdad c¨®mo es mi pa¨ªs", reconoce.
Craig Murray se acerc¨® este viernes a hacer campa?a en la mezquita de Bicknell Street, en Brookhouse, un barrio empinado en el que las casas se suceden mon¨®tonas las unas a las otras. Hace a?os era un barrio de ingleses blancos. Ahora la inmensa mayor¨ªa son musulmanes venidos de la India o de Pakist¨¢n. El candidato, algo desorientado, se cruza con algunos vecinos sorprendidos de ver corbatas en aquellas calles. Son calles de nombres resonantes y hermosos. Balaclava Street, Oswald Street, Charlotte Street. Pero no es ¨¦sa la mezquita que busca. Por fin, tras preguntar a dos jovencitas, la escueta comitiva se orienta: ah¨ª est¨¢ Bicknell Street.
"La mezquita de Bicknell Street es la m¨¢s antigua de Blackburn", explica Noor, de mediana edad y la barba muy corta, a la salida de la plegaria. "Al principio, todos los musulmanes ven¨ªan a rezar aqu¨ª. Indios, paquistan¨ªes, banglades¨ªes, todos juntos. Luego cada uno ha querido tener su propia mezquita. Pero todos rezamos al mismo Dios, Al¨¢", detalla. Noor apoya a Craig: "Ha visto a gente muerta en un caldero hirviendo en Uzbekist¨¢n", dice. "Tendr¨ªamos que estarle agradecido por lo que hace".
"Es una buena persona, pero llega demasiado tarde", afirma Khan, m¨¢s esc¨¦ptico, la barba ya blanca y mirada escrutadora. "Ten¨ªa que haber venido antes. Creo que Straw va a perder y que ganar¨¢ el candidato tory", asegura. Parece una trampa: una manera de decir que hay que votar a Straw a pesar de los pesares. No es extra?o. La mezquita de Bicknell Street es territorio enemigo. Hace unos d¨ªas hubo incidentes con un grupo de j¨®venes musulmanes que repart¨ªan propaganda de Murray a las puertas de la mezquita. Eran simpatizantes del MPAIC, un grupo radical que ha hecho p¨²blica una lista de diputados laboristas a derrotar por su apoyo a la guerra de Irak. Jack Straw es el n¨²mero uno de la lista.
La mezquita de Bicknell Street est¨¢ dominada por los musulmanes m¨¢s pr¨®ximos al laborismo. Como lord Patel, elevado a la C¨¢mara de los Lores en el a?o 2000 como bar¨®n Patel de Blackburn. Lord Patel tambi¨¦n se ha acercado este viernes a orar a Bicknell Street y reacciona con desd¨¦n cuando el periodista le pide su opini¨®n sobre Craig Murray. "?Qu¨¦ le voy a decir! Y usted, ?qu¨¦ piensa?", responde elusivo. "Tiene derecho a presentarse. Esto es una democracia", a?ade, transformando la tirantez en iron¨ªa. "Si usted fuera brit¨¢nico, tambi¨¦n tendr¨ªa derecho a presentarse, incluso contra Tony Blair", concluye.
Munshi, cara de pillo a pesar de la edad, aprecia la iniciativa de Craig Murray pero no cree que llegue a ganar. "Lo est¨¢ haciendo bien, pero la gente mayor va a votar a Straw porque son muchos a?os de relaciones con los laboristas", reconoce. "Le respetamos, le apoyamos y deber¨ªamos votarle porque es un candidato independiente que viene a buscar sus propios votos, sin el apoyo de los grandes partidos. Pero la gente mayor est¨¢ con Straw".
Murray parece un poco decepcionado por la experiencia. "He notado m¨¢s hostilidad de la que esperaba. Algunos han sido muy amables y me han preguntado por mi campa?a, pero otros ni siquiera han querido coger el folleto y lo han rechazado con cierto desprecio. No me importa: me gusta la confrontaci¨®n. Pero la primera vez que vine aqu¨ª todo fue m¨¢s relajado". Se?al, quiz¨¢, de que su campa?a est¨¢ empezando a asustar a los partidarios de Jack Straw.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.