La mitad de los pobres que sobreviven con menos de un euro al d¨ªa son campesinos
Una plataforma de la ONU exige que se garanticen los servicios b¨¢sicos de salud y educaci¨®n
De los 1.800 millones de personas que sobreviven en el mundo con menos de un euro al d¨ªa, 852 millones son campesinos, seg¨²n la Coalici¨®n por la Tierra (siglas en ingl¨¦s, ILC), una plataforma de la ONU que re¨²ne a Gobiernos, ONG y sociedad civil, y que acaba de celebrar su asamblea mundial en Santa Cruz de la Sierra, capital de una regi¨®n boliviana donde las tensiones por la tierra son dram¨¢ticas. Lo que agrava la situaci¨®n de esos pobres entre los pobres es justamente que no son due?os de la tierra que trabajan, y ello les condena a un futuro de inercia, indefensi¨®n m¨¦dica y analfabetismo. La mayor¨ªa de esos campesinos son mujeres e ind¨ªgenas.
La comunidad internacional busca alternativas para ellos. La asamblea de la ILC, que reuni¨® a 80 delegaciones en la sede de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n (AECI) en Santa Cruz, constat¨® que el simple acceso de los campesinos a la tierra no erradica la pobreza, y que es necesario que los Gobiernos les garanticen servicos b¨¢sicos de salud y educaci¨®n. La tierra es vida, lema de la reuni¨®n, parece ser a¨²n un grito universal de los desheredados.
La declaraci¨®n final de la asamblea plantea que la pobreza es hoy m¨¢s que la carencia econ¨®mica, y que miseria rural y violencia urbana est¨¢n vinculadas por la enorme emigraci¨®n de campesinos sin tierra a las ciudades e incluso m¨¢s all¨¢ de las fronteras. Para la ILC lo fundamental es asegurar el derecho a la tierra, tanto a escala local como en los acuerdos internacionales: en especial para las mujeres, a quienes las tradiciones impiden gestionar el suelo que trabajan.
Los debates denunciaron los obst¨¢culos que los campesinos encuentran para un derecho consolidado a la tierra: falta de dinero, abuso de los grandes propietarios, trabas legales y complejidad administrativa, e incapacidad del mundo rural para participar en las decisiones pol¨ªticas.
Marco explosivo
Era la primera vez que la ILC se reun¨ªa fuera de su sede en Roma, y el marco de Santa Cruz result¨® paradigm¨¢tico por lo explosivo. El presidente de Bolivia, Carlos Mesa, acosado por una oligarqu¨ªa que no quiere ceder nada y por la oleada incontenible del movimiento ind¨ªgena, se arriesg¨® a inaugurar la cumbre en una regi¨®n donde goza de la enemistad de los grandes empresarios agroindustriales y ganaderos y de una clase pol¨ªtica que no se recata en reclamar el dominio del pa¨ªs y una autonom¨ªa pol¨ªtica, e incluso la independencia. No es f¨¢cil ver una ense?a boliviana en Santa Cruz; por doquiera, hasta en los cap¨®s de los taxis, hay banderas cruce?as, verdiblancas como las del Real Betis Balompi¨¦.
Mesa plante¨®: "No podemos en Bolivia hacer ning¨²n debate sin tener en cuenta que somos una sociedad profundamente injusta"; y se?al¨® que "el acceso a la tierra se ha convertido en los pa¨ªses en desarrollo en una cuesti¨®n social". Alert¨® de que "sectores ultraradicales" de ambos bandos "persiguen impedir en Bolivia en di¨¢logo". Tras su discurso, sali¨® inmediatamente de Santa Cruz. La Confederaci¨®n Agropecuaria del Oriente (CAO), apoyada por otros sectores empresariales, anunci¨® al d¨ªa siguiente una querella contra el presidente.
"Tras el hundimiento de la miner¨ªa en los Andes, se ha producido una incontenible emigraci¨®n al Oriente, y en el departamento de Santa Cruz hay ya un 42% de aymaras y quechuas, adem¨¢s de 200.000 indios aut¨®ctonos de 32 etnias que reclaman sus derechos por la producci¨®n de hidrocarburos en sus territorios", dice Miguel Urioste, presidente de Fundaci¨®n Tierra, coorganizadora de la cumbre. Urioste alerta de que las elites cruce?as crean un rechazo a los inmigrantes, y constata el desastre medioambiental: "Hace diez a?os, la superficie de bosque era el 90%. Ahora es el 10%. Triunfan el monocultivo de soja y las empresas madereras".
Fundaci¨®n Tierra es una ONG de prestigio en una Bolivia donde algunas de las 800 organizaciones que trabajan en el pa¨ªs imponen sus programas sin que la debilidad del Estado pueda rechistar. Hay un consenso de que, sin la cooperaci¨®n, Bolivia es inviable. En ese contexto, la sede de la AECI, dirigida por V¨ªctor Navalpotro, es un centro de formaci¨®n a pleno funcionamiento, y sirve de centro cultural.
Brasil y los sin tierra
Las organizaciones campesinas de todo el mundo vuelven hoy los ojos a lo que haga el Brasil de Lula. Edson Te¨®filo, uno de los principales economistas brasile?os, aport¨® a la cumbre un realismo provocador. Dej¨® claro que en Suram¨¦rica (no as¨ª en Centroam¨¦rica) no hay escasez de tierras, por lo que el problema es de acceso y de reparto. Indic¨® que "es imposible imaginar en Brasil ninguna transformaci¨®n sin el Movimento Sem Terra (MST)", y matiz¨® que "el MST ya no es el del principio, ahora no van a pie, sino en coche". Resalt¨® que el Gobierno anterior, de Fernando Henrique Cardoso, hab¨ªa dado suelo a 400.000 familias sin tierra, y que Lula aspira a hacerlo con otras 500.000: por ahora se ha llegado al 20%. Fustig¨® las reformas agrarias "incompletas, detr¨¢s de las que est¨¢n los sectores conservadores", porque brindar s¨®lo el acceso a la tierra paraliza la verdadera reforma si no se dan tambi¨¦n "servicios sociales b¨¢sicos". Unos servicios que el mercado, "imperfecto de por s¨ª", no otorgar¨¢: el Estado debe hacerlo. En el debate posterior, hubo un incidente sintom¨¢tico de c¨®mo est¨¢n las cosas en el Oriente boliviano. George Prestel, l¨ªder ganadero, censur¨® que estas cumbres se celebren en pa¨ªses como Bolivia y no en el Primer Mundo. Te¨®filo le record¨® que Europa ha debatido sobre las cuestiones agrarias hace mucho, y a?adi¨® que "la explotaci¨®n ganadera ¨®ptima es de 80 vacas". Palabras sin duda afiladas en una regi¨®n donde hay familias que, con el truco de reclamar fincas cada uno de sus miembros, re¨²nen hasta 150.000 hect¨¢reas, escudadas jur¨ªdicamente como explotaci¨®n ganadera. Si llega una inspecci¨®n, los propietarios mueven vacas de una parcela a otra, para demostrar que all¨ª todo es ganadero y legal. Los cruce?os bromean sobre "vacas turistas".
Latifundio contra democracia
"El mundo rural es clave para la reducci¨®n de la pobreza", dice Bruce Moore, director de la Coalici¨®n por la Tierra (ILC), creada en 1995. Canadiense, hijo de madre analfabeta y hu¨¦rfano temprano de padre, siente que lidera un instrumento capaz de coordinar a Gobiernos, ONG, sociedad civil e instituciones como el Banco Mundial. "La ILC no hace reforma agraria ni la financia", dice. "Junta a los actores y hace fluir la informaci¨®n. Nos estamos convirtiendo en una plataforma para dialogar y resolver conflictos".
Moore tiene claro que "donde hay acceso a la tierra, se produce m¨¢s inversi¨®n, mejor distribuci¨®n, menos conflictos, mejor nutrici¨®n, y los campesinos logran un efecto multiplicador de todo eso como compradores y vendedores. En cambio, el latifundio va contra la democracia. La paz y la seguridad se logran dando oportunidad a los marginados para que sean actores del desarrollo".
El auge de los movimientos ind¨ªgenas no le sorprende. "Una de las fuentes de conflicto en el mundo es que los campesinos pobres son ind¨ªgenas. Los miembros de la ILC nos piden v¨ªas para impedir los abusos contra esas poblaciones, que en cada sitio son diferentes. En mi pa¨ªs, ind¨ªgenas y Gobierno est¨¢n aparte. En Guyana, los problemas vienen de las empresas mineras, que contaminan el h¨¢bitat de las comunidades. En Indonesia, es la presencia de las madereras".
Moore tiene cierto optimismo. "El Parlamento europeo ha aprobado directrices que responden a nuestras propuestas, y cuyo cumplimiento por supuesto vigilaremos. Al empezar la ILC, s¨®lo la apoyaba la sociedad civil. En los ¨²ltimos dos a?os hemos recibido invitaciones de jefes de Estado de Indonesia, Filipinas, Sur¨¢frica, Guatemala, Uganda, N¨ªger, Burkina Fasso o Benin, pa¨ªses donde es crucial la resoluci¨®n de conflictos rurales".
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