Sociedad civil
La sociedad civil es un tema recurrente en muchas conversaciones desde hace alg¨²n tiempo, por lo menos en Sevilla, que es donde con frecuencia oigo comentar si hay o no hay o si conviene o no apoyarla para que crezca independiente y con peso suficiente como para dialogar con la Administraci¨®n y as¨ª a?adir m¨¢s democracia a la libertad que ya tenemos. No s¨¦ si es un motivo de preocupaci¨®n a nivel nacional, pero es verdad que en Sevilla est¨¢n apareciendo algunos grupos que parecen independientes, aunque nunca se sabe con seguridad, y eso puede intranquilizar a los partidos pol¨ªticos. Quiz¨¢ por eso se comente. Hay quien dice que se trata de un movimiento imparable y quien lo ve muy dif¨ªcil porque no estamos preparados y los ¨²nicos que nos pueden preparar, que son los partidos pol¨ªticos, no est¨¢n por la labor.
La verdad es que es un tema con tanto gancho que la discusi¨®n necesita un moderador para templar la excitaci¨®n y que las palabras no se arracimen ininteligibles. La excitaci¨®n no es violenta sino creativa, alegre y con ilusi¨®n; como si se estuviera pariendo la idea para llevarla a cabo desde aquel momento y poder encantar de nuevo a la sociedad con la pol¨ªtica, con su pol¨ªtica, de la que pudiera percibir una aut¨¦ntica representaci¨®n en el Parlamento y las instituciones auton¨®micas. Para eso s¨®lo habr¨ªa que cambiar el sistema electoral. Casi nada. Por cierto que he sabido que nuestro sistema de listas cerradas s¨®lo funciona en Israel y Portugal, mientras que en otros pa¨ªses de Europa hay listas abiertas. O casi. Inglaterra y Francia, por ejemplo, son dos sistemas que algunos consideran mejores que el nuestro; los diputados ingleses tienen una p¨¢gina web, reciben a los ciudadanos y explican su voto, mientras que aqu¨ª hay quien se queja de que no hay verdadero debate: s¨®lo hay dos posturas de dos partidos encerrados en s¨ª mismos y sus intereses: s¨ª y no. Lo he o¨ªdo calificar como pensamiento ¨²nico, aunque a m¨ª me parece que son dos. En cualquier caso, el que un partido progresista y otro conservador no encierran la realidad s¨ª me parece l¨®gico. Igual de l¨®gico es la facilidad que permite una pol¨ªtica con dos grandes partidos y tambi¨¦n la realidad representativa y democr¨¢tica de m¨¢s partidos. Puede parecer el cuento de la lechera, pero al final todo el mundo sale euf¨®rico y convencido de que la sociedad civil es imparable.
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