Una disposici¨®n trampa

El plomo seguir¨¢ siendo plomo y la reforma del Estatuto que se pretende por parte del PP seguir¨¢ manteniendo a la sociedad valenciana en la segunda divisi¨®n A auton¨®mica por m¨¢s que Camps se empe?e en lo contrario. Al presidente de la Generalitat le vendieron en la madrile?a calle de G¨¦nova, sede nacional del PP, una piedra filosofal adquirida en un todo a 6 euros que se trajo a Valencia creyendo, o queriendo hacer creer, que las aspiraciones y los deseos pol¨ªticos de un pueblo se iban a colmar con apenas unas l¨ªneas mal colocadas al final del texto estatutario.

Tanta era la convicci¨®n del presidente en su soluci¨®n que mand¨® abrir los informativos de Canal 9 con grandes titulares: "Hay acuerdo. Tenemos Estatut", cuando no hab¨ªa una cosa ni la otra, pese a que el confiado l¨ªder de los socialistas, Joan Ignasi Pla, a punto estuvo de decir que s¨ª a una propuesta mal contada por tel¨¦fono. Una disposici¨®n transitoria tramposa, in¨²til y jur¨ªdicamente irrelevante.

Tiempo habr¨¢ para saber si a Camps le enga?aron en su buena fe sus compa?eros de la calle de G¨¦nova o si, en su af¨¢n por cerrar la reforma estatutaria, tom¨® por oro pol¨ªtico lo que no era m¨¢s que plomo. Lo cierto es que renunci¨® a defender su propio proyecto territorial, asumiendo una subsidiariedad respecto de otras autonom¨ªas y aceptando una propuesta que deja el futuro competencial del Estatut en manos del PP catal¨¢n, residual en su territorio, y del andaluz, condenado a ser oposici¨®n por mucho tiempo. Esto es as¨ª porque los criterios auton¨®micos fijados por los populares en San Mill¨¢n de la Cogolla establecen el doble consenso para considerar v¨¢lidas las reformas estatutarias. De tal modo que todo aquello que sea rechazado por el PP en origen, tambi¨¦n ser¨¢ rehusado por Rajoy y los suyos en el Congreso de los Diputados. ?Alguien se imagina que el Estatut pueda tener competencias vetadas por el PP en Madrid, por mucho que las detenten Catalu?a o Andaluc¨ªa?

La reciente historia de la reforma valenciana registra en un mes varias renuncias de los populares en relaci¨®n con cuestiones aprobadas por consenso. Por ejemplo: la supresi¨®n de la referencia a las provincias en el pre¨¢mbulo del Estatut, el acuerdo en que el TSJ fuera la ¨²ltima instancia judicial o la supresi¨®n de la barrera electoral del 5% que se trasladar¨ªa a la ley electoral valenciana. No son los ¨²nicos cambios que el PP ha efectuado sobre cuestiones pactadas. La ¨²ltima redacci¨®n modifica acuerdos alcanzados e implica una involuci¨®n respecto de temas ya tratados.

El PP parece dispuesto a poner el contador a cero en la reforma del Estatut en un intento, cada vez m¨¢s claro, de endosarle el fracaso a la oposici¨®n, cuando suya es una buena parte de la responsabilidad. Resultaba muy extra?o que quien no quiere cambios en el Pa¨ªs Vasco ni en Andaluc¨ªa, los impulsara en la Comunidad Valenciana.