"Nuestro trabajo es investigaci¨®n"
El estudio Miralles/Tagliabue, junto a las Ramblas de Barcelona, sigue siendo el taller cosmopolita de anta?o. El antiguo despacho de Miralles funciona ahora como sala de reuniones, pero la decoraci¨®n es la misma: la librer¨ªa de tubo met¨¢lico blanco, los libros sembrados de marcas de papel, un plano en la pared: Information Design in Outer Space, algunas piedras de colores, una peonza, y el retrato de un equipo de baloncesto en el que un Miralles adolescente, oculto tras un bigote, es el que lleva el pantal¨®n m¨¢s corto. M¨¢s all¨¢, el despacho de su socia y viuda, Benedetta Tagliabue, est¨¢ invadido por nuevas maquetas: el puerto de Hamburgo, la reurbanizaci¨®n de la avenida principal de Andorra... Ha pasado el tiempo. En julio se cumplir¨¢n cinco a?os de la desaparici¨®n del arquitecto. En Barcelona est¨¢ a punto de inaugurarse el mercado de Santa Caterina y, frente al puerto, se levanta el que ser¨¢ el rascacielos de Gas Natural. Cuando hace seis meses que se inaugur¨® el buque insignia del estudio, el Parlamento de Edimburgo, el jurado de la Bienal de Arquitectura lo ha reconocido como el mejor edificio del periodo y una exposici¨®n en Madrid (Arquer¨ªas de Nuevos Ministerios) rastrea los proyectos de los ¨²ltimos tiempos.
PREGUNTA. ?En cinco a?os c¨®mo ha cambiado su estudio?
RESPUESTA. Ya no nos preguntamos tanto "ahora qu¨¦ hacemos sin Enric". Nos hemos acostumbrado a su ausencia. Hemos hecho muchos concursos solos. Hemos terminado proyectos grandes y hemos ganado seguridad. Por lo dem¨¢s, el estudio sigue igual. Seguimos teniendo la misma voluntad de experimentar. No queremos perder la costumbre de preguntarnos por las cosas. Nos interesa evitar estereotipos, incluso los nuestros propios.
P. ?Sienten que deben demostrar algo?
R. Hemos sentido esa presi¨®n, pero tratamos de ignorarla porque creo que no conduce a nada. Lo que conduce a algo debe partir de sentimientos positivos. Uno debe hacer las cosas para tratar de ser feliz no para evitar ser infeliz. Y la mejor receta que conozco para la felicidad es el entusiasmo.
P. En octubre entregaron su mayor y m¨¢s pol¨¦mico proyecto: el Parlamento escoc¨¦s. ?Qu¨¦ forz¨® tantos cambios en el presupuesto y el calendario de ese proyecto?
R. Hubo un juicio durante el cual se demostr¨® que los metros cuadrados iniciales se hab¨ªan doblado. Eso retrasa un proyecto y aumenta su coste. Adem¨¢s, al principio los precios de los materiales, que manejaba el cliente y a nosotros no nos comentaba, eran pol¨ªticos, no reales. En el trabajo de los arquitectos con frecuencia est¨¢ implicada la pol¨ªtica, y mucho m¨¢s en los proyectos representativos. El Parlamento escoc¨¦s es el edificio emblem¨¢tico de una naci¨®n que ha esperado siglos para tenerlo. Ese anhelo dio entrada a otro poder: el medi¨¢tico, que rara vez funciona sin pol¨¦micas. Y en ese marco hemos trabajado. La parte positiva de esa presi¨®n ha sido la de la calidad de los acabados que nos han obligado a mantener. La negativa tiene mil caras. Los socios que contratamos en Escocia se presentan ahora en la prensa como los autores del proyecto. Me reclaman la autor¨ªa del proyecto con abogados e, incluso, ya tienen su libro listo: RMJM y el Parlamento escoc¨¦s.
P. La historia de la arquitectura est¨¢ plagada tanto de proyectistas descuidados como de proyectos incomprendidos. Jorn Utzon se dej¨® la salud, y entonces la fama, en la ?pera de Sidney. S¨®lo mucho m¨¢s tarde el proyecto y el arquitecto han sido reconocidos. ?Merece la pena construir un edificio tan emblem¨¢tico?
R. Utzon lo envi¨® todo a paseo y se fue a Mallorca. Tal vez hizo bien. Un edificio as¨ª es la coronaci¨®n de un estudio, pero tambi¨¦n es dejarse la vida. Con todo, creo que vale la pena intentarlo. No s¨®lo por haber realizado el edificio sino tambi¨¦n porque le puedes ofrecer a la gente el mundo que quieres para ellos. No se trata ya de explicar tus ideas, se trata de que ¨¦stas pasan a formar parte de la vida de los dem¨¢s. Trabajando en proyectos as¨ª te das cuenta de la debilidad de la posici¨®n de los arquitectos. En algunos pa¨ªses no estamos autorizados a dise?ar los espacios p¨²blicos. En los interiores trabajan interioristas, las estructuras las calculan ingenieros, del presupuesto se encargan los project managers. Este reparto arrincona al arquitecto.
P. ?Y qu¨¦ le queda?
R. Trabajar. Decir hoy algo en arquitectura es cuesti¨®n de resistencia y de trabajo. En Edimburgo pudimos levantar nuestro proyecto gracias a que la gente estaba volcada en el dise?o. Las buenas ideas motivan. Son un bien escaso y por eso dan energ¨ªa y fuerza a los colaboradores.
P. ?Cu¨¢l fue la herencia de Enric Miralles?
R. Una manera de pensar. Una forma de afrontar el proyecto pregunt¨¢ndole cosas en lugar de buscando respuestas.
P. ?C¨®mo se plantean hoy los proyectos?
R. Consideramos siempre todo el entorno: el f¨ªsico, el econ¨®mico y el program¨¢tico. Por eso me hiere la subdivisi¨®n de tareas que se da en la arquitectura de hoy porque nuestra manera de pensar las cosas no contempla l¨ªmites ni divisiones. S¨®lo abarcando las cosas en su totalidad puede uno tratar de acercarse a ellas y, una vez entendidas, puede tratar de rehacerlas. Entendemos el trabajo como una investigaci¨®n. Por eso no sabemos de entrada lo que aportaremos, porque desconocemos d¨®nde seremos capaces de llegar.
P. Los ¨²ltimos proyectos, el aulario de la Universidad de Vigo, terminado el a?o pasado, el mercado de Santa Caterina, que ahora concluyen, o el rascacielos de Gas Natural junto al puerto de Barcelona, que se finalizar¨¢ en este a?o, son muy emblem¨¢ticos. ?Cu¨¢l es su idea de la construcci¨®n de un icono arquitect¨®nico?
R. Santa Caterina es un proyecto fundamentalmente visual, pero nunca pensamos en ¨¦l como en un icono. El mercado deb¨ªa ser visible porque estaba olvidado, casi enterrado, en el coraz¨®n de la ciudad y quer¨ªamos recuperar para ¨¦l la vida y la energ¨ªa. Pero nunca hemos afrontado un proyecto con la idea de levantar un icono.
P. Pero sus proyectos se convierten en iconos.
R. Lo que puede ocurrir es que el pensamiento que est¨¢ detr¨¢s se revela como algo original, que no trata de copiar nada. Cuando afrontamos un proyecto indagamos en su esencia tipol¨®gica, en la del lugar, en la de la cultura y luego le hablamos desde nuestra ¨¦poca. Por eso el aulario de Vigo es extra?o y a la vez familiar, se alza como los h¨®rreos, pero se abre como las bibliotecas. Cuantas m¨¢s referencias para barajar mejor, pero copiarlas no tiene sentido.
P. ?Qu¨¦ sucede cuando el proyecto est¨¢ menos pegado a la tierra, cuando las referencias no son tan evidentes, como ocurre con el rascacielos de Gas Natural?
R. Todo es paisaje. Un rascacielos es como una monta?a y, precisamente, nuestra principal preocupaci¨®n era que no despegara, apegarlo a la tierra. Los edificios altos se te escapan siempre hacia arriba y nuestra meta consisti¨® en enraizarlo.
P. Han atravesado una situaci¨®n parad¨®jica. Les ha costado mantenerse a flote pero han crecido como nunca.
R. Me di cuenta de que para acabar proyectos de la envergadura de los que ten¨ªamos en la mesa hab¨ªa que mantener una din¨¢mica internacional. En arquitectura si uno se para deja de existir y si se quieren hacer proyectos grandes tienes que ser un estudio grande.
EMBT Work in Progress. Arquer¨ªas de Nuevos Ministerios. Hasta 12 de junio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.