La ense?anza de la ficci¨®n
El recurso de los m¨²ltiples puntos de vista pone en la narrativa de Jos¨¦ Ovejero (Madrid, 1958) una complejidad en la estructuraci¨®n de sus historias, que hace dif¨ªcil que ¨¦stas naufraguen en el aparente costumbrismo que las alientan. El autor de A?oranza del h¨¦roe ya explicit¨® alguna vez su concepto de la novela: un embudo que conduce irremediablemente a un final y un proyecto s¨®lido. Aunque el autor madrile?o no aclare de qu¨¦ naturaleza narrativa debe ser ese final, a nosotros nos puede bastar que el suyo en la novela que ahora comentamos nos parezca el m¨¢s parecido al convencional. No el final abierto ni el que nos devuelve al principio, sino el que cierra toda posibilidad de imaginar otro. En una oportunidad, Luis Magri?¨¤ lo expres¨® con envidiable claridad, el lugar donde el autor descubre que ten¨ªa una historia. Me parece que a Jos¨¦ Ovejero le ha gustado escribir esta historia, entre otras razones porque contarla, aunque parezca una perogrullada, es haber sentido antes la felicidad de tenerla. Eso en cuanto a la met¨¢fora del embudo. En cuanto a la exigencia de un proyecto s¨®lido se cumple en la novela a rajatabla. No entro en la posible y siempre necesaria discusi¨®n de qu¨¦ puede hacerse en novela con un proyecto fr¨¢gil o vacilante o fragmentario, argumento que ha usado con altos dividendos est¨¦ticos buena parte de la narrativa en el siglo veinte. En Las vidas ajenas se impone el proyecto bien dibujado, s¨®lido en su narratividad, claro en su comunicabilidad ¨¦tica.
LAS VIDAS AJENAS
Jos¨¦ Ovejero
Espasa. Madrid, 2005
284 p¨¢ginas. 20,90 euros
Las vidas ajenas est¨¢ dividida en siete partes. Cada una de ellas es la perspectiva que la voz omnisciente tiene de los actores que participan en esta historia. Un empresario, un abogado del empresario, dos individuos que se ganan la vida como traperos y uno de los cuales ha ideado un chantaje al empresario para salir del agujero social y econ¨®mico en el que se encuentran, la hermana de uno de los chantajistas en busca de una salvaci¨®n tan digna como manejable, un inmigrante africano con un pasado turbio pero con el mismo derecho que los dem¨¢s a salvarse del estigma social que lo condena, todos ellos perfectamente conducidos en una trama que siempre resulta convincente, entre otras razones porque el lector ya tiene noticias de la materia socioecon¨®mica y moral de que se les habla.
Jos¨¦ Ovejero vive actualmen-
te en Bruselas. Ello le permiti¨® escribir hace unos a?os un interesante libro sobre la ciudad belga. Su conocimiento del terreno, donde se desempe?a como traductor, le ha ayudado a insuflar a su novela de esa sensaci¨®n de naturalidad y de conocimiento veraz del paisaje f¨ªsico y humano que describe. Nunca la Bruselas de Ovejero parece una entidad ex¨®tica en manos de un escritor espa?ol, sus calles y su gente no tienen ese tufillo de gu¨ªa de viajes y enciclopedia que suelen tener ciertas novelas cuando se trata de ambientarlas en suelos extranjeros. Este elemento no es de menor importancia si se trataba de hacer cre¨ªble los personajes que dan vida a la historia. Una vez resuelto este escollo, Jos¨¦ Ovejero ha gestionado con pericia el dibujo de sus criaturas. Ninguna de ellas nos dejan indiferentes, sus vidas representan la desigualdad, el af¨¢n de lucro desmedido, la b¨²squeda de una felicidad sencilla, la picaresca del perdedor irremediable, la resignaci¨®n, todos ¨¦stos, s¨ªntomas familiares en una Europa que maltrata a sus habitantes, nativos o extranjeros, m¨¢s de lo que deja que se vea. Jos¨¦ Ovejero ha escrito una buena novela. Equilibrada en su composici¨®n. Y lo ha hecho porque su materia humana, incluido su sentido del ritmo y la organizaci¨®n de la trama, est¨¢ dotada de esa sabidur¨ªa vital que concita, moral y est¨¦ticamente, una r¨¢pida adhesi¨®n. Est¨¢ muy bien logrado el perfil de los traperos, no s¨®lo en sus desoladores sue?os de enriquecimiento, sino, y sobre todo, en sus viajes imaginarios a partir de los vestigios mobiliarios de las casas que tienen que vaciar; no est¨¢ nada mal como met¨¢fora entre lo que la realidad ense?a y la ficci¨®n revela. Ovejero ha escrito su novela seg¨²n un trazo perfectamente preconcebido. Y es, insisto, una buena novela porque su proyecto, m¨¢s o menos ambicioso, en ning¨²n momento muestra fisuras ni es traicionado.
![Los escritores Jos¨¦ Ovejero (izquierda) y Eliseo Alberto.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/T2KVVXLINKQR7QYJLGRMEFTREQ.jpg?auth=efb2182a6139501b019944d4f0ad537a51ed865409f18d3e8b237a6493f8878b&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.