Defensa se inclina por dotar de un sistema de combate americano a sus nuevos submarinos
El contrato, de 180 millones de euros, enfrenta a empresas de EE UU, Francia y Alemania
El Ministerio de Defensa resolver¨¢ antes del verano el concurso sobre el sistema de combate de los cuatro submarinos S-80 de la Armada espa?ola. Se trata de una decisi¨®n estrat¨¦gica, no por el importe del contrato, 180 millones de euros, sino porque capacitar¨¢ a los astilleros Navantia (antes Izar) para competir en el mercado mundial de submarinos convencionales, en el que se juegan unos 10.000 millones de d¨®lares la pr¨®xima d¨¦cada. El departamento de Jos¨¦ Bono prefiere la opci¨®n estadounidense, encabezada por Lockheed Martin, frente a las europeas, de UDSI (Francia) o de Atlas (Alemania).
La elecci¨®n del sistema de combate del submarino S-80 tiene implicaciones pol¨ªticas, econ¨®micas, operativas e industriales. El propio jefe del Estado franc¨¦s, Jacques Chirac, se ha interesado personalmente por el contrato. Su argumento es que los astilleros militares europeos deben avanzar hacia una "EADS naval", a semejanza del exitoso consorcio aeron¨¢utico, y que Espa?a no puede darle la espalda. Pero Defensa cree que s¨®lo si Navantia adquiere antes, con el programa S-80, la capacidad de construir submarinos estar¨¢ en condiciones de negociar una participaci¨®n relevante en la "EADS naval".
Los presidentes de los astilleros militares de Espa?a (Navantia), Alemania (HDW) y Francia (DCN) se reunieron el mes pasado en Par¨ªs, para sentar las bases de una futura cooperaci¨®n. Pero el presidente de DCN, como anfitri¨®n, invit¨® tambi¨¦n al responsable de Thales, como si la suerte de los astilleros europeos estuviera ligada a la del grupo franc¨¦s de electr¨®nica.
Thales participa en dos de las ofertas que Defensa tiene sobre la mesa para el sistema de combate del S-80. En total son seis: la de UDS International, que es una filial de Armaris, participada por Thales y DCN; la de la firma estadounidense Raytheon con sonar de Thales; la de Raytheon con sonar de la alemana Atlas; la de Atlas en solitario; la de la noruega Kongsberg; y la de la estadounidense Lockheed Martin, con sonar de la tambi¨¦n norteamericana EDO.
El precio de las ofertas oscila de los 150 a los 250 millones de euros. Pero la diferencia econ¨®mica es demasiado importante si se considera que los cuatro submarinos cuestan 1.755 millones.
10.000 millones en juego
"La oferta ganadora", afirman responsables de Defensa, "ser¨¢ la que capacite a Navantia para construir submarinos". Actualmente, s¨®lo Alemania y Francia fabrican submarinos convencionales. HDW construye el 214, una versi¨®n mejorada del 212, y DCN el Scorp¨¨ne, en cooperaci¨®n con Navantia. La asociaci¨®n de DCN y Navantia en este submarino, vendido a Chile y Malaisia, llev¨® a Francia a dar por hecho que se repetir¨ªa con el S-80.
Pero el S-80 es m¨¢s ambicioso que el Scorp¨¨ne, pues se trata de un nav¨ªo oce¨¢nico, de 2.300 toneladas de desplazamiento, frente a las 1.500 del anterior. Adem¨¢s, Navantia ha debido conformarse con un papel secundario en el reparto de trabajo del Scorp¨¨ne, dotado con el sistema de combate franc¨¦s de UDS Internacional.
Defensa sospecha que ni Alemania ni Francia est¨¢n interesadas en que Espa?a adquiera la capacidad de construir submarinos, ya que supondr¨ªa la aparici¨®n de un competidor directo en el mercado de los submarinos convencionales, en el que est¨¢ en juego la adjudicaci¨®n de m¨¢s de 25 nav¨ªos, por unos 10.000 millones de euros, en la pr¨®xima d¨¦cada, seg¨²n los expertos.
La ventaja de EE UU es que s¨®lo construye submarinos nucleares, no convencionales, por lo que el trasvase de tecnolog¨ªa a Navantia no supondr¨ªa alimentar a un futuro competidor.
Lockheed Martin cuenta en su haber con la venta a Noruega de las cinco fragatas F-310, construidas por Navantia con su sistema de combate Aegis. Se tratar¨ªa de trasladar esta experiencia al campo de los submarinos.
De su lado, la Armada espa?ola no s¨®lo es tradicionalmente proamericana, sino que est¨¢ embarcada en el programa Scomba, para desarrollar elementos comunes a los sistemas de combate de sus distintos buques, a partir del Aegis.
Uno de los obst¨¢culos con que tropieza la opci¨®n estadounidense es el suministro de los misiles de crucero con que se pretende dotar al S-80 para la misi¨®n de ataque a tierra. El Gobierno del PP inici¨® las gestiones para adquirir 60 misiles Tomahawk, lanzados desde buques en el Mar Rojo contra Bagdad en la ¨²ltima guerra del Golfo, pero las fuentes consultadas admiten que, tras la retirada espa?ola de Irak, es muy dif¨ªcil que el Congreso de EE UU autorizara la operaci¨®n.
Como alternativa al Tomahawk, que produce Raytheon, se podr¨ªa recurrir a un desarrollo naval del misil europeo Scalp-EG o Storm Shadow. Defensa alega que no hay prisa en tomar la decisi¨®n, ya que la entrega del primero de los cuatro submarinos no est¨¢ prevista hasta 2011.
Es probable que el sistema de combate del S-80 sea objeto de las conversaciones que Bono mantendr¨¢ esta semana en EE UU. El ministro ya lo suscit¨® en su reuni¨®n con el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, el pasado 9 de febrero en Niza (Francia), con motivo de una cita de la OTAN. Pero Rumsfeld, al contrario que Chirac, mostr¨® escaso conocimiento del tema.
La preferencia por EE UU no es irreversible. Lo que se har¨¢ antes del verano ser¨¢ proclamar la oferta ganadora. A partir de entonces, se iniciar¨¢n unas negociaciones que deber¨ªan concluir, este mismo a?o, con la firma del contrato. Pero, si no se llegara a un acuerdo, se negociar¨ªa con la oferta clasificada en segunda posici¨®n. Defensa no se quiere casar con nadie. Ni con EE UU.
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