?Respeten la diversidad!
La pr¨®xima incorporaci¨®n de las universidades espa?olas al Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior ha abierto un interesante debate, en estas mismas p¨¢ginas, acerca de la metodolog¨ªa educativa presente y futura. El denominador com¨²n de todos los art¨ªculos de opini¨®n que he le¨ªdo es la aceptaci¨®n de la hip¨®tesis de la existencia de una metodolog¨ªa ¨²nica en el presente y la propuesta de otra mejor -igualmente ¨²nica- para el futuro. La tesis de este art¨ªculo es que este enfoque unificador es un error que puede acarrear funestas consecuencias.
Parece oportuno comenzar haciendo una selecci¨®n de lo escrito hasta ahora sobre el tema, empezando por el provocador art¨ªculo del soci¨®logo Ignacio Sotelo De continente a islote (EL PA?S, 2-2-2005), para quien "la finalidad primaria de la Universidad no es transmitir conocimientos; lo espec¨ªfico de una instituci¨®n docente que merezca este nombre es desarrollar en el alumno la capacidad de preguntar; lo que, claro est¨¢, exige adquirir no pocos conocimientos. Nadie duda que la Universidad tenga que ver con la transmisi¨®n de conocimientos, pero no cabe fijarlos de antemano en ning¨²n plan de estudios ni programa de la asignatura (...). La Universidad espa?ola (...) pretende vincular la investigaci¨®n a la ense?anza (...) pero este modelo de organizaci¨®n y sobre todo una did¨¢ctica, centrada en la lecci¨®n magistral, la horita de clase, impide alcanzar el objetivo principal de la Universidad moderna: ense?ar a dudar". El historiador econ¨®mico y ex rector Francisco Bustelo recogi¨® el guante lanzado por Sotelo a la dirigencia universitaria espa?ola en La Universidad de Nuestros Pecados (EL PA?S, 23-2-2005), afirmando que "la ense?anza deber¨ªa ser abierta y dialogante, pero eso s¨®lo es posible hacerlo ya bien avanzada la carrera. Hacia ello apunta la implantaci¨®n, tras los cuatro a?os de un primer ciclo de licenciatura o ingenier¨ªa, de un segundo conducente a un m¨¢ster o diploma de investigaci¨®n, seguido, para quienes quieran y puedan, del tercer ciclo de doctorado, donde, que yo sepa, siempre se ha ense?ado como quiere Sotelo". Entre tanto, EL PA?S (14-2-2005, p. 42) nos informaba de que "los especialistas advierten de que nadie ense?a a los alumnos a estudiar ni a enfrentarse a los ex¨¢menes, lo que constituye una de las principales razones del fracaso escolar (...).
[El profesor de Evaluaci¨®n Educativa y Promoci¨®n Escolar de la Uned Santiago] Castillo apunta cinco pasos a la hora de estudiar un tema. El primero consiste en hacer una lectura general de la lecci¨®n para tener una visi¨®n global; el segundo, realizar otra lectura intentando hacer un esfuerzo de an¨¢lisis y s¨ªntesis (subrayando y haciendo esquemas), el tercero, comprender y memorizar lo subrayado; el cuarto, repasar lo aprendido, y el quinto y ¨²ltimo, realizar un esquema definitivo de la lecci¨®n". Salta a la vista que Sotelo, Bustelo (m¨¢s prudente), Castillo y ese magma an¨®nimo de expertos en educaci¨®n hablan de toda la Universidad espa?ola desde su experiencia personal, sin reparar en la existencia de otros ¨¢mbitos para ellos desconocidos en los que, posiblemente, no valen sus diagn¨®sticos ni los b¨¢lsamos de Fierabr¨¢s que proponen: las matem¨¢ticas, las ciencias experimentales, las ingenier¨ªas, las ense?anzas de idiomas (filolog¨ªa, traducci¨®n e interpretaci¨®n), etc. Tratar¨¦ de justificar esta afirmaci¨®n desde el campo que mejor conozco: las matem¨¢ticas.
En relaci¨®n con la finalidad de la Universidad moderna, seg¨²n Sotelo, por supuesto que los profesores de matem¨¢ticas instamos a los alumnos a que duden y (se) pregunten, pero existe un peque?o inconveniente: las respuestas pueden demorarse varios a?os. As¨ª, a un alumno que nos pregunte, por ejemplo, si es posible construir con regla y comp¨¢s un cuadrado cuya ¨¢rea sea la misma que la de un c¨ªrculo de radio unidad, lo frustraremos dici¨¦ndole que sabemos, desde 1877, que es imposible, pero que la prueba completa de esa imposibilidad no podr¨¢ entenderla, en el mejor de los casos, hasta el ¨²ltimo a?o de carrera. En cuanto a los planes de estudios y programas denostados por Sotelo, no conozco a ning¨²n matem¨¢tico en activo que considere prescindible, en la formaci¨®n de nuestros futuros colegas, materias tan b¨¢sicas como la teor¨ªa intuitiva de conjuntos, las estructuras algebraicas y de orden en los conjuntos num¨¦ricos, el an¨¢lisis real y complejo, los espacios vectoriales y euclideos o los fundamentos de la teor¨ªa de la probabilidad. Y, por supuesto, todos pensamos que estas materias deben ser estudiadas en un orden determinado, combinando los ejemplos motivadores y los experimentos simulados (que permiten formular conjeturas) con las pruebas formales. Ahora bien, una vez probado un teorema, su verdad ya es innegociable, lo que deja escaso margen al di¨¢logo que desea Bustelo. Por lo que respecta a la did¨¢ctica actual, extrapola gratuitamente Sotelo su experiencia al afirmar que est¨¢ basada en la lecci¨®n magistral, puesto que entre un cuarto y un tercio de nuestras clases tienen lugar en los laboratorios inform¨¢ticos y en las restantes exponen tanto los alumnos como el profesor (¨¦ste cada vez menos en cursos avanzados) y se discuten casos reales. Tambi¨¦n extrapolan sin fundamento los expertos en educaci¨®n al asegurar que nadie ense?a a estudiar ni a afrontar los ex¨¢menes (aunque, desde luego, ning¨²n matem¨¢tico sensato aconseje la pueril metodolog¨ªa de Castillo).
Durante el coloquio organizado el pasado 25-2-2005 por el Club de Debates de la Universidad de Alicante con el secretario de Estado de Universidades, asegur¨® mi amigo Salvador Ord¨®?ez que el futuro del pa¨ªs depende en buena medida de la Universidad, y que conf¨ªa en que las recomendaciones de la anunciada Comisi¨®n para la Renovaci¨®n de las Metodolog¨ªas Educativas servir¨¢n para mejorar su calidad. Para ello es condici¨®n necesaria que su composici¨®n responda a la diversidad que he tratado de subrayar en este art¨ªculo, y no se convierta -como me temo- en coto cerrado de (presuntos) expertos en educaci¨®n que querr¨¢n imponer una metodolog¨ªa ¨²nica, basada en dos principios: 1?, m¨¢s aprendizaje y menos ense?anza y, 2?, m¨¢s TIC y menos pizarra. Pues bien, lamento informarles de que los estudiantes de matem¨¢ticas necesitan al menos un par de a?os antes de poder leer documentos (alguno m¨¢s para acudir a las fuentes) y que, a diferencia de la inform¨¢tica (creaci¨®n de matem¨¢ticos como Von Neumann, Turing o Wiener, no se olvide), los medios audiovisuales desempe?an un papel bastante secundario en la ense?anza de las matem¨¢ticas, excepto en geometr¨ªa, modelaci¨®n y an¨¢lisis num¨¦rico. Es m¨¢s, no hay clases m¨¢s odiosas -por pasivas y aburridas- para la mayor¨ªa de nuestros estudiantes que las impartidas exclusivamente con ca?¨®n de proyecci¨®n o proyector de transparencias (que son, para el profesor, lo que la red para el fun¨¢mbulo).
Miguel ?. Goberna es profesor de Estad¨ªstica e Investigaci¨®n Operativa de la Universidad de Alicante.
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