"S¨®lo quieren que paguemos"
- Residentes hartos de pagar. Encendido estaba Juan Carlos, vecino del paseo de Sant Joan, por el nuevo sistema de aparcamiento. Por ello, a media ma?ana se enzarz¨® en un debate con un agente de la Guardia Urbana que intentaba trasladarle los argumentos del Ayuntamiento. "Se trata de fomentar la movilidad sostenible, y un euro a la semana es un precio simb¨®lico", se?alaba el agente. "?S¨ª hombre! Y ahora me dir¨¢ que el sueldo del concejal tambi¨¦n es simb¨®lico", respond¨ªa Juan Carlos, y criticaba: "S¨®lo nos quieren para pagar y pagar".
- Los agentes comerciales solicitan un trato especial. "Esto es un desastre, una aberraci¨®n, por no decir una palabra m¨¢s gorda", exclamaba Andreu, comercial de profesi¨®n, antes de retirar el veh¨ªculo que pisaba cinco plazas destinadas al estacionamiento de motos. "Los comerciales lo tenemos fatal. Pagamos los impuestos, pagamos las licencias... y ya est¨¢ bien de pagar. Llevamos a?os pidiendo un trato parecido al de los veh¨ªculos de carga y descarga".
- Visitantes eventuales. Justo en la frontera del ¨¢rea verde por la parte de la izquierda del Eixample, Gemma y Lourdes remugaban ante el coche de la primera, residente de Vilassar de Mar. Sal¨ªan de visitar a un familiar en el hospital de la Cruz Roja y, pese a que hab¨ªa plazas libres y a la buena intenci¨®n, ni la una ni la otra hab¨ªan conseguido sacar el ticket del parqu¨ªmetro. "No funciona ninguno de los cuatro aparatos m¨¢s cercanos", explicaba Gemma. Uno estaba averiado, otro no aceptaba monedas de dos euros y los dos restantes hab¨ªan sido saboteados.
- Turistas despistados. Para la familia Contreras, de Tordera, la puesta en marcha del ¨¢rea verde fue toda una sorpresa. "No tengo ni pu?etera idea de lo que es el ¨¢rea verde, pero me parece car¨ªsimo, un robo", explicaba el cabeza de familia a pocas calles de la Sagrada Familia, poco antes de visitarla. "Eso s¨ª", reconoc¨ªa, "hemos encontrado sitio en un momento".
- Comerciantes. La familia de Cr¨ªstel Iglesias regenta una tienda en el barrio de la Sagrada Fam¨ªlia desde hace 35 a?os. "Somos igual de vecinos que los que viven aqu¨ª", afirmaba. Pero no tiene distintivo de residente, porque vive en el distrito de Sarri¨¤-Sant Gervasi. Lo mismo le ocurre a Agust¨ª Ramos, que trabaja en el Eixample pero vive en el Poblenou. "?Es que ya se ha de pagar para salir de casa!", lamentaba.
- Solidaridad entre vecinos. Hay h¨¢bitos que cuesta cambiar, como el de muchos clientes de talleres de coches que dejan las llaves al mec¨¢nico al grito de "Ya me avisar¨¢s", o de otros que, simplemente, no van a buscar sus veh¨ªculos. "Las costumbres se modifican pero el peor parado soy yo, que tengo que venir en coche, y como no soy residente no puedo aparcar. As¨ª que un vecino me deja su plaza de aparcamiento porque la tiene vac¨ªa mientras yo estoy en el taller. Pero eso no puede ser". El lamento es de Joan Canton, propietario de un taller de la calle de Rocafort.
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